63-0115 - ACEPTANDO LA MANERA PROVISTA DE DIOS EN EL TIEMPO DEL FIN

 

     
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15 de Enero de 1963, Phoenix, Arizona, E.U.A.

 

1 [El Hermano Carl Williams dice: “¿Cómo está, Hermano Branham?”.—Ed.] ¿Cómo está Ud., Hermano Carl? Bien. Gracias. [El Hermano Williams habla a la congregación: “Tomen su asiento, por favor”.] Saque otra silla. Muy bien. ¿Es mía? [“Sí”.] ¡Hmm! Aquí está.
2 Bueno, ciertamente es bueno estar de nuevo en la casa del Señor esta noche, y especialmente en esta, pues tuve el privilegio de dedicar esta casa del Señor hace un tiempo, cuando nuestro precioso Hermano Sharritt construyó este lugar. Y lo dedicamos al Señor para Su servicio. Y es bueno estar en la casa de Dios en cualquier momento. ¿Verdad? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Es un lugar muy agradable en donde estar.
3 Y por acá, en esta región helada, donde… Vine aquí para alejarme del clima frío y llegué directamente a eso mismo. Anoche dije: “Espero no haberles traído todo este inconveniente”. Pues, ya saben, dicen que el verano se toma su descanso invernal aquí. Y tal vez vino el invierno para ver cómo está la cosa, para ver cómo le iba. Pero es bueno estar—estar aquí en cualquier momento.
4 Siempre he sentido un—un aprecio por Phoenix, desde que era un muchachito. Me encanta Phoenix. Y Phoenix fue el primer lugar donde le prediqué a gente que no era de la raza blanca. A los indios. Fui a la reserva. Supongo que habrá gente aquí esta noche que recuerda cuando le hice a Dios una promesa en una plataforma: si Él curaba a un alcohólico y a una mujer con tuberculosis, yo iría a las reservas para—para ministrarles a los indios. Y ellos me lo recordaron. Y los dos fueron sanados. Y fui a la Reserva Apache, y allí el Señor nos dio una gran victoria.
5 No recuerdo el nombre de esa señora que fue curada de cáncer allí. Fue un caso sobresaliente. Creo que ella era misionera allá, las Asambleas de Dios, si mal no recuerdo. Fuimos con ella, Mitchell. Así es. ¿Hay alguien aquí que estuvo en esa reunión allá en la reserva, esa noche? Pensé… Sí. Así es.
6 Yo—yo pensé que me enfrentarían. Que yo—yo no podría hacerles entender lo que quería decir. Nunca olvido esa noche. Hubo un… mucho después de haber predicado un buen rato, y les había hablado acerca de Cristo. Yo estaba parado en los escalones del salón de la misión. Y tenían el lugar lleno, luego todos estaban afuera. Así que les hablaba. Y una cosa sobresaliente, esa noche, fue el—el anciano hermano indio a quien habían traído en una tabla, y ya era cerca de la mañana. Y ellos—ellos estaban mojados, donde habían cruzado el—el río. Cruzaron por un vado allí, en alguna parte, lo trajeron.
7 Le pregunté al joven. Le dije: “¿No tienes miedo de que te dé pulmonía?”.
Él dijo: “Jesucristo cuida a mí. Yo traer a mi papá”.
“Bien”. Le dije: “¿Crees que él sanará?”.
“Sí”.
8 Él temblaba de parálisis. Los dos muchachos lo cargaban. Yo oré por el anciano.
9 Después de un rato oí a alguien que gritaba. Miré allí; el anciano tenía la tabla en su propia espalda, dando vueltas, saludaba a todos. Solo una fe sencilla para creer, es todo lo que se necesita.
10 Recuerdo esa noche, una dulce anciana india, tenía largas trenzas de cabello que colgaban. Y ella usaba muletas, fabricadas de manera muy casera, eran como palos de escoba con una tabla encima, como de dos-por-cuatro, y luego envueltos en trapo. Y, de verdad, la siguiente que venía era… Ella estaba en la línea, viniendo desde el interior del edificio. Pero hubo un pequeño indio, joven, se veía muy fuerte. Él les había ganado a todos los demás para entrar en la línea. Y la pobre ancianita trataba de sacar sus palos. Y ella había visto dos o tres sanidades antes de entrar en la línea.
11 Y pensé, cuando ella me miró, y esas arrugas bien grandes y profundas, y las lágrimas corrían por esas arrugas en sus mejillas, pensé: “Es la madre de alguien”. Yo no le dije una palabra, no oré por ella, nada. Ella solo me miró. Y al hacerlo, solo me entregó las muletas y se fue caminando, así de sencillo.
12 Mi hijo está tratando de arreglarme este aparato. ¿Pueden oír mejor? Hoy leí un cuento sobre un—un—un cerdo que fue llevado al santuario, y supongo que Uds. se han dado cuenta. [Alguien ajusta el micrófono del Hermano Branham.—Ed.] Bueno, así por lo menos se siente mejor. Así es la vida. Tiene muchos nudos de todas maneras, ¿verdad?
13 Ahora, la gente está parada y—y no—no queremos tomar más tiempo del que posiblemente necesitemos. Y Uds. son personas tan amables, que me—me gustaría hablarles extendidamente.
14 Y ahora estamos aquí de visita con el Compañerismo de los Hombres de Negocios del Evangelio Completo. Y la convención original se celebra en el Ramada, comenzando la última parte de… A ver, ¿cuál es la fecha? [Alguien dice: “Veinticuatro”.—Ed.] Veinticuatro. Del veinticuatro al veintiocho, en el Ramada Inn. Y habrá oradores maravillosos allí, el Hermano Oral Roberts y muchos otros. Y yo… Siempre lo pasamos bien. Que, cuando la gente se reúne así, la pasamos muy bien en este Ramada Inn.
15 Puede ser que el Hermano Oral y yo tengamos un culto de sanidad allí. No se sabe. Eso estaría bien. Sí. Pues—pues no—no hemos tenido uno juntos. No sé qué pensaría él sobre tener uno, él y yo juntos, pero estoy dispuesto. Si él puede soportarme, pues, lo intentaremos, y luego oraremos por los enfermos.
16 Y no hemos celebrado cultos de sanidad, si lo han notado. No hemos repartido tarjetas de oración ni nada, por la congestión de las iglesias pequeñas, Uds. saben. Y la gente, a duras penas puede entrar y salir. Y luego, cuando uno lo hace, causa una aglomeración y desorden, y eso no le gustaría al jefe de los bomberos. Así que hemos omitido los servicios de sanidad hasta ahora en las reuniones, y solo hemos estado tratando de traer un pequeño y sencillo Mensaje del Evangelio. Para… Y su presencia y cooperación conmigo, y sus oraciones por mí, me animan a estar aquí. Y espero que los pequeños mensajes los animen a continuar, a seguir viviendo para Cristo.
17 Y he notado, muchas veces, que la gente viene de una iglesia a la otra. Y eso nos familiariza a todos, y—y entramos en… somos muy amigables el uno con el otro. Eso me gusta. Vale más sentarnos juntos aquí, en lugares Celestiales, porque vamos a ese tipo de lugar donde estaremos juntos en un lugar Celestial, en el Cielo.
18 Hubo un pequeño renglón de crítica que recibí el otro día en el correo. Quizás la mencione mientras ajustamos un poco sus pensamientos. Cualquier ministro lo sabe, uno tiene que decir una u otra cosa, ajustarse uno a la congregación y la congregación a uno. Hubo un…
19 Un hombre de negocios imprimió el artículo en su… La Voz de los Hombres de Negocios, de—de un pequeño… Creo que solo lo llamaremos una visión. Y fue un poco diferente, por lo general, a las visiones que tengo. Yo estaba… había sido tomado de donde estaba, hacia arriba. Parecía, no me parecía ser mucho más alto que el techo de ese edificio. Y allí yo estaba en otro lugar donde vi a todos los que habían fallecido. Muchos de Uds. leyeron el artículo, por supuesto. Y allí, después de que Él me dijo que ellos eran… quiénes eran, y todos eran jóvenes otra vez. Y eran realmente…
20 Siempre había tenido miedo de morir. No temor de perderme, sino que no quería ser un espíritu. Solo que… quiero ser humano, hombre. Porque siempre consideraba que como hombre, estrecho la mano de la gente. Yo pensaba: “¿Y si yo llegara allí y me encontrara con el Hermano Rose, y él fuera una nubecita blanca o algo así? Sé que sería el Hermano Rose, por algún otro sentido, pero no podría estrecharle la mano. No podría hablar con él. O…” Yo—yo pensaba: “¿No sería horrible?”. Y, pensé: “Pero, cuando yo vuelva, claro, tendré una resurrección”.
21 Esa Escritura nunca se me había ocurrido antes, que: “Si este tabernáculo terrestre se deshiciere, ya tenemos uno esperando”.
22 Y esa mañana me había levantado. Estaba pensando: “Muchacho, tienes cincuenta años. Si vas a hacer algo por el Señor, vale más que te apures. Vas a estar demasiado viejo, dentro de poco”.
23 Y de repente fui arrebatado a este lugar, y podía mirar atrás y verme a mí mismo aquí abajo. Nunca había tenido esa experiencia. Muchas veces he tenido visiones de verme a mí mismo de pie en algún lugar, y luego… ¡Oh, si uno no lo entiende, pensaría que ha perdido la razón! Uno, uno está aquí, mirándose a sí mismo allí. Y luego uno se va de aquí, y está en sí mismo allí. Ajá. Puede ser de un tiempo atrás, años por delante, y demás. Es difícil explicar. No se puede. Uno no puede explicarlo.
24 No se puede explicar a Dios. Ud. tiene que creerle a Él. ¿Ven? Si Ud. puede explicarlo, entonces ya no es fe. Ud. solo tiene que creerlo.
25 Y después de que Él me lo dijo, viendo a toda esa gente, y eran… Ellos tenían cuerpos. Ellos… No podría haber pecado. Los hombres y las mujeres… Esas mujeres me abrazaban y eran mujeres. Pero no había posibilidad de volver a haber pecado, porque verán, las glándulas de nuestros cuerpos cambiarán allí. Tenemos… Somos de sexo diferente ahora, porque es para reproducir el mundo, y nuestro—y en nuestro matrimonio para traer hijos. Pero allá ya no habrá necesidad de eso. No nacerán más hijos. No tendremos glándulas sexuales en el nuevo mundo, ¿ven?, en lo absoluto. Pero, sin embargo, la mujer será mujer, en su figura. Y así mismo los hombres serán hombres. Pero no habrá más macho ni hembra entre ellos, de esa manera. Y no se tendrán esas glándulas, así que no habrá manera de que Satanás los vuelva a engañar a ellos. Así que, en eso, yo me fijé.
26 Estas mujeres venían corriendo y me abrazaban y decían: “Nuestro precioso hermano, estoy muy contenta de que Ud. esté aquí”. Pues, fue maravilloso. Todas ellas, jóvenes, todas eran las mujeres más bonitas, cabello largo, vestidos largos, ya saben, como túnicas, túnicas blancas de seda. ¡Y qué bonitas se veían!
27 Luego vinieron hermanos, solo… Y los hombres más apuestos que he visto, parecía que todos tenían unos veinte años. Y sus ojos, brillantes. Ellos, ¡oh!, en todo sentido muy varoniles. Y yo me preguntaba. Y ellos me levantaban, me abrazaban y decían: “Nuestro precioso hermano”.
28 Me preguntaba, ¿cómo? Volví a mirar hacia abajo y podía verme aquí abajo, aun acostado. Bueno, pues, pensé: “Qué extraño”. Y luego pregunté.
29 Y hubo una dama realmente encantadora que se acercó, me abrazó, dijo: “¡Oh, Hermano Branham!, estamos muy contentos de que Ud. esté aquí, nuestro precioso hermano”.
30 La miré, mientras ella se iba. Y esa Voz que me hablaba, dijo: “¿No la reconoces?”.
Dije: “Yo—yo no la reconozco”.
Dijo: “Tenía más de noventa años cuando tú la guiaste a Cristo”.
31 Y allí estaba ella, lo más hermoso que yo había visto, en cuanto a mujeres. Y dije: “Con razón ella dijo ‘Hermano precioso’”. ¿Ven? Ahora ella no podrá cambiar jamás. Está así por la Eternidad.
Yo dije: “Quiero ver a Jesús”.
32 Dijo: “Él está más alto que esto. Algún día Él vendrá, y tú serás juzgado por el Evangelio que predicaste, porque fuiste el líder”.
Yo dije: “Y, ¿tendrá que ser juzgado Pablo por su grupo?”.
Él dijo: “Sí”.
Dije: “Yo prediqué el mismo Evangelio que él predicó. Exactamente de la forma en que él Lo dijo, así Lo dije yo”.
33 Y esas millones de voces gritaron: “En Eso estamos descansando”.
34 Luego sucedió algo extraño. Yo tenía un pequeño caballo de montar, y lo—lo llamé Príncipe. Y cómo amaba yo a ese caballito. Yo lo montaba todas las mañanas, antes de la escuela, preparaba mis trampas. Y vi a este caballito acercárseme, y recostar su cabeza sobre mi hombro y relinchar. Y lo acaricié. Le dije: “Príncipe, yo sabía que estarías aquí”. Y sentí algo lamerme la mano. Era mi perro cazador de mapaches. Me ayudó a ir a la escuela, me proveía la ropa, cazando. Le dije: “Príncipe, o Fritz, yo sabía que tú también estarías aquí”.
Luego sentí que algo sucedía. Yo estaba regresando.
35 Lo publicaron en La Voz de los Hombres de Negocios Cristianos. Y un ministro me escribió el otro día. Dijo: “Me gustó esa visión, Hermano Branham. Todo sonaba muy bien hasta que Ud. mencionó caballos. El Cielo fue hecho para los seres humanos. No hay tal cosa como caballos en el Cielo”.
36 Bueno, dije, le contesté. Dije: “Hermano, yo no dije que estaba en el Cielo. Pregunté dónde estaba Jesús, y aun estaba más allá”. Dije: “Pero si le ayuda un poco, el libro de Apocalipsis dice: ‘Cuando Jesús salió de los Cielos de los cielos, montaba un caballo blanco’. Y todo el ejército del Cielo Lo seguía, sobre caballos blancos. ¿Ven? Así que eso venía del Cielo de los cielos”.
37 Y lo que me hizo sentir muy bien, cuando empecé a regresar, Él dijo: “Todo lo que has amado, y todo lo que te ha amado, Dios te lo ha dado”.
38 Un día brillante, del otro lado, será diferente. Simplemente no puedo… Uds. no pueden darse el lujo, pueblo, de no estar en ese lugar. No lo hagan. Hagan lo que hagan, hagan… No tengan miedo. No hay por qué estar asustados. No hay por qué temer.
39 ¡Oh, cuando pensé en regresar, me entristecí! “¿Tendré que regresar otra vez? ¿Tendré que regresar, a lo que tenía miedo de ser”? ¿Ven? Y luego, cuando lleguemos al cuerpo resucitado, entonces comeremos y beberemos. Ellos no comían ni bebían. No tenían necesidad de comer y beber. No iban a ninguna parte, y no estaban cansados. Era solo… No hay palabra que yo pudiera usar. Era perfecto; no le hace justicia. Está más allá de lo que yo llamo perfecto. Ellos—ellos simplemente habían llegado, eso era todo, a—a ese lugar, y era maravilloso.
40 Así que, ¡oh, escuchen, amigos! Yo—yo creo que estoy en mi sano juicio, y yo—yo—yo sé que suena extraño. Pero nunca he podido ni nunca he tratado de explicarle a la gente estas cosas. Muchas cosas que son… están más allá de la explicación. Y uno solo confundiría la mente de la gente. Pero si yo pudiera, y tuviera el sentir de hacerlo, sería inquietante.
41 Pero observen esto. Yo digo esto: no tengan miedo. La muerte solo es un espantapájaros, tratando de ahuyentarlos de algo. ¡Vaya, es muy glorioso! Está más allá de lo que Uds. pudieran imaginarse. Con razón la Biblia dice: “Ojo no ha visto, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre las cosas que Dios ha preparado para los que Le aman”. ¡Oh, tan solo mirar más allá de la cortina del tiempo! Así que, me he esforzado más que nunca en mi vida, tratando de ganar personas para Cristo, desde entonces. Uds. no pueden permitirse perdérselo. No lo hagan. Asegúrense de estar a cuentas con Dios, y lo demás estará bien.
42 Bueno, solo tengo unas pocas notas escritas aquí, de las cuales pensé que hablaría un poco. Y creo que mañana por la noche estamos allá, a unos treinta kilómetros de aquí, o más. Mesa, creo que es. Mesa. ¿Es Mesa? Mesa. Y luego la noche siguiente en Tempe, Tempe. Y tengo el horario en mi bolsillo aquí, del papel que me dio el Hermano Williams. Pero, he estado muy ocupado, no he podido revisarlo todavía. Billy simplemente viene por mí, y me dice: “Vamos a tal y tal y a tal y tal, y allí vamos”. Luego vengo aquí, y él trata de ahogarme. [La congregación ríe.—Ed.]
43 Ahora, ¿todos se sienten bien religiosos? Digan: “Amén”, si así es. [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Muy bien. Está bien. Bueno, inclinemos nuestros rostros ahora.
44 Mientras tenemos nuestro pequeño sentido del humor y de expresión. Somos niños, y nos reunimos y hablamos como niños. Y nosotros… Aun Dios tiene sentido del humor, Uds. saben.
45 Entonces inclinemos nuestro rostro ahora y hablémosle a Él antes de leer Su Palabra. Mientras tenemos el rostro inclinado, ¿habrá algunos aquí que tienen una petición de oración? Hágalo notorio con su mano levantada. Dios les bendiga. Inclinemos nuestro rostro ahora.
46 Nuestro Padre Celestial, entramos en Tu Presencia ahora mientras inclinamos nuestro rostro y nuestro corazón con humildad. Nos acercamos por fe, más allá de la luna y las estrellas, al Trono de Dios, en el Nombre del Señor Jesús, porque estamos seguros de que si venimos en Su Nombre, Tú nos oirás. Seremos aceptados en Tu Presencia en Su Nombre. ¡Qué privilegio es saber que somos aceptados en la Presencia de Dios en el Nombre de Jesucristo!
47 Y Él nos dijo, Padre, que todo lo que pidiéramos en Su Nombre, que Tú, en Tu abundancia de misericordia y gracia, perdonarías nuestros pecados y nos darías nuestro deseo. Padre, estamos muy contentos por eso. No hay nada que nos pudiéramos imaginar, que fuera un privilegio más alto, que tener este privilegio.
48 Sería un privilegio para nosotros los ciudadanos americanos el acercarnos a nuestro presidente. Y todo lo que tendríamos que hacer, pasar, para acercarnos al presidente por un momento, para tener un momento de su ocupada agenda. Tendríamos que pasar por las oficinas y—y por todo, para poder llegar, y presentar nuestros deseos, y—y tendríamos que ser examinados antes de poder tener ese privilegio.
49 Y, solo pensar en eso: el Dios, Creador de los cielos y la tierra, está esperando que nos acerquemos. Nosotros, pecadores indignos, Él está esperando que nos acerquemos en el Nombre del Señor Jesús, con la seguridad de que se nos concederá lo que pidamos, si solo podemos creer que lo obtendremos. Entonces, revisaríamos con cuidado nuestras peticiones para asegurarnos de no hablar ni pedir nada de manera insensata. Y si lo hiciéramos, oramos que nos perdones, Señor.
50 Y pedimos misericordia esta noche para cada una de estas manos que fueron levantadas. Que sus peticiones les sean concedidas, Señor. Que se sientan seguros en su corazón ahora mismo, que mientras estemos en Tu Presencia, que cuando abramos los ojos y levantemos nuestro rostro del polvo, del cual nos moldeaste, podamos sentir esa seguridad anclada de que se nos ha concedido lo que pedimos.
51 Queremos pedir por aquellos, Señor, tal vez en el edificio esta noche, que nunca han entrado en Tu Presencia, a través de la oración, para pedir perdón por el pecado. Que esta sea la noche en que se diga algo, o se haga algo, o alguna acción del Espíritu Santo que haga que sus corazones tiemblen y pidan esa gracia perdonadora.
52 Sana a los enfermos. Señor, oramos que Tú les concedas, esta noche, la seguridad de que ahora se está realizando la oración de fe. “Y salvará a los enfermos”. Porque podríamos decir, y añadir esto, que es ASÍ DICE EL SEÑOR, porque está escrito en la Palabra del Señor.
53 Ahora, Padre, oramos para que bendigas estos pequeños comentarios que han sido proporcionados hoy aquí para Tu Palabra. Saca de esta lectura un contexto para cada corazón. Y si yo fallara de alguna manera, Señor, y perdiera la unción del Espíritu Santo, que Él, en gracia Divina, vaya con la Palabra y La coloque en el corazón donde debería estar. Y que esta noche nosotros podamos ver la mano del Todopoderoso extenderse a través de este edificio, y hacer cosas que sean sumamente abundantes por encima de todo lo que podríamos hacer o pensar. Cuando salgamos esta noche y vayamos a nuestros diferentes hogares, que podamos decir como los que venían de Emaús: “¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras Él nos hablaba en el camino?”. Porque lo pedimos en Su Nombre. Amén.
54 Ahora, mucha gente como que anota, y el texto que usa el ministro. Y yo, si así desean, me gustaría leer de dos lugares en la Sagrada Escritura. Es decir, en Génesis el capítulo 22, donde iremos primero y leeremos. Y luego en San Juan 12:32, leeremos la segunda parte de las Escrituras. Ahora, en Juan… En Génesis 22, comenzamos con el versículo 7 del capítulo 22.
Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?
Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos.
55 Y ahora, en San Juan 12:32, leemos estas Palabras de los labios de nuestro Señor.
Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.
56 Y ahora, como texto del que me gustaría hablar, sobre esto, es: “Aceptando el camino provisto por Dios para el tiempo del fin”. Permítanme citarlo otra vez, pues, en las cintas, creo que están grabando estos Mensajes, y en las cintas que tenemos, unos quinientos textos que supongo de los que he predicado, tienen algo parecido a eso, pero no exactamente esto. Aceptando el camino provisto por Dios en el tiempo del fin.
57 Saben, hay muchos caminos que—que la gente toma, pero en realidad solo hay dos caminos en que un hombre puede ir, es: el camino correcto y el camino incorrecto. Y todos los que estamos aquí esta noche, estamos en uno de esos caminos, el correcto o el incorrecto. No hay terreno neutral. Jesús dijo: “No podéis servir a Dios y a las riquezas” es decir, “el mundo”. O estamos bien o equivocados.
58 Y ahora si nosotros simplemente nos alejamos de nuestro propio camino, es de la única manera en que podemos entrar en el camino de Dios. Y Dios ha hecho un camino provisto para todo. Él ha provisto el camino. Y donde nos metemos en problemas, es al no seguir ese camino, e—e inyectar nuestras propias maneras en Él. Y eso produce una perversión. Y todo lo que es pervertido es—no es confiable. Así que, Dios tiene un camino. Y veamos ahora algunos de Sus caminos.
59 Tomemos algo de la naturaleza. Pues, la naturaleza fue mi primera Biblia. Sé que Dios es Creador, y Él creó la naturaleza. Y Él vive en Su creación, en la naturaleza.
60 Tomemos, por ejemplo, el árbol. Acabo de parar debajo de uno, hace unos momentos, o fue Billy, y esas ramas. Y noté que las hojas caían. Bueno, nosotros nunca hemos podido, y nunca podremos, encontrar una mejor manera para que un árbol esconda su vida durante el invierno, que la manera provista por Dios de esconder su vida.
61 Pues, ¿qué pasaría si tratáramos de fabricar otra forma que no fuera la forma normal provista para el árbol? ¿Qué pasaría si cada agosto o septiembre, en la tierra especialmente de donde vengo, del norte, si tuviéramos que salir al huerto de manzanas y tomáramos algún tipo de—de instrumento y lo colocáramos en el árbol, como en agosto después de que las manzanas maduran, y sacáramos la vida del árbol y la lleváramos a un lugar cálido y bueno, y la guardáramos durante el invierno, la vida de la savia del árbol, y la colocáramos en un recipiente cálido y la guardáramos hasta la primavera, y luego la inyectáramos de nuevo en el árbol? Uds. ya saben, eso nunca funcionaría. Nunca sería así. E intentarlo solo mataría al árbol.
62 Pero Dios tiene una manera de cuidar esa vida durante el invierno. Dios hizo una manera. Sabiendo que el invierno vendría al árbol, Él hizo una manera para eso. Tuve el privilegio de guiar a un incrédulo de setenta y cinco años a Cristo, con eso, no hace mucho.
63 El Sr. Wood, un vecino mío, y era un Testigo de Jehová en creencia. Y tenía un niño que estaba lisiado, tenía una pierna encogida. Y su esposa, creo, pertenecía al—al movimiento Anderson de la Iglesia de Dios. Y vinieron a Louisville, Kentucky, donde vivían en un pequeño lugar llamado Crestwood, a unas treinta millas de Louisville.
64 Y en la reunión allí en el auditorio, vieron a una niña que tenía esta enfermedad, que se estaba convirtiendo en tiza o piedra. Y ella había, eso ya la había paralizado, muy encima de sus caderas, no se había movido por, ¡oh!, varios meses. Y empezó de sus pies. Se oró por ella una noche, y al día siguiente corría subiendo y bajando por los escalones, tan rápido como podía.
65 Y el Sr. Wood trajo a su hijo. Por supuesto, él no llegó a la reunión. E inmediatamente después de eso, fui llevado al extranjero, fui por nuestro Señor. Y al regresar yo tenía una reunión en… en Ohio, y él trajo al niño, llamado David. Y él estaba sentado lejos allá atrás, ¡oh!, casi como a media cuadra.
66 Y el Espíritu Santo entró y dijo: “Hay un hombre aquí esta noche. Y él y su esposa están sentados allá atrás en la parte trasera”. Nunca lo había visto en la vida. Y dijo: “El hombre, el nombre es Wood. Él es contratista. Él tiene a un niño lisiado que tuvo polio, que le encogió un miembro. Pero, ASÍ DICE EL SEÑOR, el niño está sano”.
67 Como él no estaba acostumbrado a eso, el muchacho se quedó allí sentado un rato. Y después de un rato, su madre dijo: “David, ¿por qué no intentas pararte?”. Y cuando se levantó, la pierna estaba tan normal como la otra.
68 El hombre vendió su negocio y se mudó, es un vecino de al lado. ¡Oh, él es un hermano tan encantador! La otra mañana, cuando él supo que yo vendría aquí por un tiempo prolongado, él estaba… A la luz del día, cuando yo salí de casa, allí estaba él, parado en la calle, llorando así; haciendo autostop, como si fuera a ir conmigo. Y me abrazó y siguió por el camino. ¡Qué maravilloso hermano! Él ha sido un verdadero amigo para mí.
69 Estábamos en el estado de Kentucky, cazando ardillas, hace unos tres años. Y todo estaba muy seco. Y ahora, si algunos de Uds. del este saben lo que es una ardilla gris, él… Houdini, el artista del escape, es un novato, para ella, cuando se asusta. Así que, me encanta cazarlas, entonces las cazamos con un rifle .22. Y habíamos cazado. Llevaba de vacaciones unas dos semanas, y estábamos acampando. Y estaba muy seco. Y uno podía solo caminar por el bosque y romper una—una hoja, y esa pequeña, ¡oh, vaya!, fiuuu, simplemente ya no se puede ver. Desaparece.
70 Entonces el Hermano Wood dijo: “Hermano Branham, yo conozco un—un lugar por aquí que tiene profundas hondonadas”.
71 ¿Cuántos saben lo que es una hondonada? Pues, ¿de qué parte de Kentucky es Ud.? Y así es como le dicen en Kentucky. Por acá, creo que Uds. le dicen cañón o algo así, donde el agua corre por el brazo. Y uno se mete en esos lugares profundos, y todavía está húmedo, y uno puede caminar sin hacer ruido.
72 Él dijo: “Pero el anciano es incrédulo, y, ¡oh!, él odia a los predicadores”. Y yo solo había estado en la región una vez antes, y fue en una reunión.
Y yo dije: “Muy bien. ¿Tú, tú lo conoces?”.
Él dijo: “Él conoce muy bien a mi papá”.
73 Le dije: “Vamos a preguntarle, porque aquí no nos va bien”.
74 Y fuimos allí en su camioneta, y por todo el bosque, y bajamos las colinas. ¡Oh, vaya! Finalmente llegamos a un pequeño lugar. Y había dos ancianos sentados debajo de un manzano. Era como el 20 de agosto.
75 Entonces él salió de la camioneta, se acercó, y dijo: “Me llamo Wood”. Dijo: “Soy Banks Wood”. Dijo: “Me pregunto si nos permitiría cazar en su propiedad”.
Él dijo: “¿Eres hijo de Jim Wood?”.
76 Bueno, su papá es un lector de los Testigos de Jehová, o lo era. Y toda la familia vino a Cristo, todos, por visiones. Todos, diciéndoles lo que sucedería, y así sucedía. ¡Oh, cuánto desearía poder detenerme y contarles esa historia familiar, de cómo llegaron! Cada uno de los hijos en el Reino de Dios ahora, bautizados con el Espíritu Santo.
77 Y así que cuando Banks lo aceptó, su… toda su familia lo excomulgó. Así de sencillo. Él estaba afuera.
78 Pero, uno por uno, cada uno de ellos al venir para decirle “hola”, el Espíritu Santo los pescaba y les decía cosas, y luego ellos llegaban. Y luego ellos le hablaban a otro. Luego él venía, Él le decía algo, y él llegaba. Y así es como toda la familia vino a Cristo. Y así que, cuando llegamos al… nos bajamos…
79 Él salió de la camioneta, y le dijo al hombre. Él dijo: “¿Eres hijo de Jim Wood?”.
Él dijo: “Sí”.
80 Dijo: “Jim Wood es un hombre honrado. Sí, señor. Adelante. Cace donde quiera”.
81 Él dijo: “Gracias”. Dijo: “Traje a mi pastor conmigo”.
82 Él dijo: “Wood, ¿no me digas que te has rebajado tanto como para tener que llevar contigo a un predicador a dondequiera que vayas?”.
83 Ahí pensé que era hora de que yo saliera. Así que salí de la camioneta, y caminé alrededor. ¡Oh, qué cosa! (Uds. hermanos cazan. Mis compañeros de caza, sé que están aquí.) Y todo sangriento y sucio, con los bigotes así de largos, Uds. saben; no había tomado un baño en dos semanas, y, ¡oh! Así que salí de la camioneta y me acerqué. Y me miró de arriba a abajo, dos o tres veces. Supongo que pensó: “¡Vaya predicador!”.
Le dije: “¿Cómo está Ud.?”.
Y él dijo: “¿Cómo está Ud.?”.
84 Y entonces, el Sr. Wood comenzó a presentarme como, mi… su pastor. Y él dijo…
85 Y antes de que tuviera la oportunidad de hacerlo, el anciano dijo: “Bueno” dijo, “Déjeme decirle ahora mismo”. Él dijo: “Se supone que soy—que soy un incrédulo. No quiero saber nada de Uds., que se llaman predicadores”.
Le dije: “Sí, señor. Muy bien”. Le dije: “Es un punto de vista”.
Y él dijo: “Bueno, Ud. ya sabe, soy un incrédulo”.
86 Dije: “No creo que valdría la pena jactarse de eso. ¿No cree Ud.?”.
Él dijo: “Bueno, creo que no”.
87 Entonces dije: Pensé en mi corazón: “Señor, si alguna vez me has ayudado, ayúdame ahora”.
88 Así que el otro anciano sentado allí, no dijo nada. Los viejos sombreros de ala grande, no sé qué… Uds. saben lo que es, cosido con un cordón de cordel, ya saben. Y se quedaron sentados ahí un rato.
89 Y entonces él dijo: “¿Saben lo que tengo contra Uds. personas? Es que le ladran al árbol equivocado”.
90 ¿Cuántos saben lo que significa eso: “ladrarle al árbol equivocado”? Es un perro mentiroso, Uds. saben, que ladra frente al árbol equivocado. La presa ya se fue de allí. No hay nada allí arriba. ¿Ven?
91 Entonces él dijo: “Uds. le están ladrando al árbol equivocado. No hay nada allí arriba”, en otras palabras. “Uds. están hablando de Dios, y no existe tal cosa como Dios”.
“Bueno” dije, “por supuesto, nosotros lo creemos”.
Él dijo: “Pues, puede ser que Uds. sí, pero yo no”.
Yo dije: “Bueno, está bien”.
92 Y él dijo: “¿Ve Ud. esa vieja chimenea allá arriba en la colina?”.
Dije: “Sí, señor”.
93 Dijo: “Yo nací allá arriba”. Y dijo: “Mi papá construyó este lugar aquí abajo. Nos mudamos aquí cuando yo tenía como dieciséis años. Después de la muerte de mi padre, me hice cargo del lugar. He criado a mi familia. He estado aquí setenta y seis o setenta y ocho años, o algo así”. Él dijo: “Constantemente he buscado, todos los días, en los cielos. He buscado por todo el bosque. He buscado por todo el suelo. Y nunca he visto nada que se parezca a un Dios”.
Yo dije: “Pues, qué lástima”.
94 Y él dijo: “Es por eso que yo creo que Uds. le están ladrando al árbol equivocado”.
95 Le dije: “Sí, señor”. Y luego algo sucedió. Miré hacia el árbol. Miré hacia abajo, y había manzanas caídas del árbol. Le dije: “¿Me permite Ud. tomar una de esas manzanas?”.
96 Él dijo: “Sírvase. Las chaquetas amarillas se las están comiendo”. Uds. saben lo que son las chaquetas amarillas, estoy seguro.
97 Así que yo—yo me incliné, agarré una de las manzanas, y la froté en la pierna del pantalón, Uds. ya saben. Y le di una mordida. Le dije: “Es una manzana de primera”.
Él dijo: “Sí, es buena”.
Le dije: “¿Cuántos años tiene ese árbol?”
98 Él dijo: “Yo lo planté allí. A ver, tiene cuarenta y siete, cuarenta y ocho años, o algo así”. Dijo: “Planté un brote pequeñito”. Dijo: “Lo tomé de algún lugar, en un lugar lejano en otro lugar, y lo traje aquí”.
Dije: “Sí, señor”. Y le dije: “¿Produce cada año?”.
99 “Cada año produce manzanas buenas”. Dijo: “Nosotros enlatamos muchas manzanas de allí”.
100 Y dije: “Bueno, es maravilloso. Me alegra oírlo”. Y dije: “Sabe, hoy es solo el quince de agosto”. Dije: “Treinta y dos grados a la sombra casi todo el tiempo”. Le dije: “Qué extraño es que todas esas hojas se caigan del árbol y no hemos tenido escarcha”.
101 Y él dijo: “¡Oh!, eso—eso es que la savia ha regresado a la raíz”.
“¡Oh!” dije, “¿por eso es?”.
Él dijo: “Sí”.
Dije: “Entonces regresa a la raíz, ¿para qué?”.
102 Él dijo: “Pues, si se quedara allí, el invierno lo mataría”.
Yo dije: “¿Mataría qué?”.
103 Él dijo: “El árbol. El germen de la vida está en esa savia, baja y se esconde en las raíces”.
Dije: “¡Oh!”. Dije: “Bueno, ¿eso…? ¿Qué pasa con…?”.
Él dijo: “Bueno” dijo, “eso no es nada raro”.
Y yo dije: “No, no. Eso es solo un acto de la naturaleza”.
104 Él dijo: “sabe Ud., quiero decirle algo”. Él dijo: “Antes de que Ud. continúe, quiero decir esto. Que una vez sí oí hablar de un predicador, que me gustaría oír. Si alguna vez vuelve a esta región, quiero oírlo”.
Yo dije: “¿Oh? Qué bien”, dije yo.
105 Dijo: “Él estuvo allá en Acton hace unos dos años en una campaña allá en el—el recinto ferial metodista, en el campamento metodista”.
106 Y Banks miró. Yo miré a Banks, yo… Es, el Hermano Wood. Dije…
107 Y dijo: “No recuerdo ahora cómo se llamaba el señor”. Dijo: “Sabe, él nunca antes había estado en esta región”. Y dijo: “La anciana” alguien, “que vive aquí como a una milla, en la colina”. Dijo: “Ella estaba muriendo de cáncer. Y la llevaron a Louisville, ciento noventay tres kilometros, y los médicos la abrieron. Y todo su estómago estaba envuelto, intestinos y todo, con cáncer. Y no pudieron hacer nada por ella”. Y dijo: “Entonces la trajeron… la cosieron y la trajeron de nuevo. Y mi esposa y yo íbamos allí todos los días. Y ya no la podían levantar; solo teníamos que jalar la sábana y cambiar su cama”. Y dijo: “Habíamos ido allí por varias semanas”. Él había esperado que ella muriera en cualquier noche, o en cualquier momento. Y dijo: “Su hermana vive allá en otro arroyo”. Uds. saben, esa es la forma en que se llama, allá. No es un camino es un riachuelo “En otro riachuelo”.
108 Oí a alguien reír. Parece que está lleno aquí de Kentuckianos. Allá… Bueno, yo nací en lo que llaman Little Renox por allá. Mi abuelo vivía en Big Renox, que desemboca en Bombshell. El Riachuelo Bombshell baja hasta Little Renox, sale corriendo por Casey’s Fork y corre hacia el río Cumberland. Bueno, eso es justo al otro lado de Greenbrier Ridge. Allí es donde nació mi madre, en Greenbrier Ridge.
109 Y él dijo: “Esta mujer vivía en otro lugar”. Y dijo: “Está como a unos treinta kilómetros de aquí. Y ella vino esa noche, y estaba sentada lejos en la parte trasera de ese campamento”. Y dijo: “Este predicador, cuando estaba allí arriba, él ora por los enfermos”. Y dijo: “Le estaba diciendo a la gente quiénes eran, y todo sobre eso”.
110 Dijo: “Esta mujer llegó tarde y no recibió ninguna de esas tarjetas que estaban repartiendo”.
111 Y dijo: “Este predicador se volvió hacia ella, y le dijo: ‘Sabe, Ud., la señora sentada allá atrás, Ud. es Fulana de tal. Y esta noche, cuando salió de casa, Ud. metió un pequeño pañuelo en su bolsillo, con una figura azul en la esquina’. Dijo: ‘Y Ud. tiene una hermana llamada Fulana de tal’. Y dijo: ‘Ella está muriendo de cáncer estomacal’. Acabo de verlo en una visión. Ahora, tome Ud. ese pañuelo, y póngalo sobre ella. Y: ‘ASÍ DICE EL SEÑOR, ella sanará’”.
112 Él dijo: “Y la señora… Esa noche, oímos el ruido más terrible, en la colina. Pensé que tenían al Ejército de Salvación allá” dijo, “como a medianoche. Y pensamos que la anciana había muerto”.
113 Y él dijo: “¿Sabe qué? Mi esposa y yo fuimos al día siguiente para ver si podríamos dar las condolencias, de madrugada. Y allí estaba sentada ella a la mesa, con la cafetera sirviendo café, y ella y su esposo comían pasteles de manzana fritos de media luna como desayuno”. Dije…
114 ¿Cuántos saben qué son los pasteles de manzana de media luna? Saben qué, estoy en casa ahora. Eso fue solo… me encantan, y me gustan con melaza de sorgo. Y he buscado la melaza de sorgo por todo este lugar. Y si regreso aquí, voy a traerme un cubo, porque simplemente no puedo funcionar sin ella. Y saben, yo—yo uso bastante, porque soy medio bautista, ya saben. Yo—yo—yo no creo en rociar los pasteles. Yo los bautizo completamente, muy bien. Y yo… Así que les vierto bastante melaza.
Y entonces él dijo: “Ella estaba comiendo eso”. Le dije…
Pensé: “Aquí está”.
Le dije: “Oiga, Ud. no habla en serio”.
115 “Bueno” dijo, “suba Ud. allá y véalo Ud. mismo”. Dijo: “Eso ya ha sido hace dos años”. Y dijo: “Ella no solo hace su propio trabajo; ella hace el trabajo del vecino”. Ahora, ¿ven?, él ya me estaba predicando a mí.
116 Saben, mi mamá decía: “Dale a la vaca suficiente soga, ella se ahorcará sola”. Y es muy cierto. Se metió su propio pie en la boca, esa vez, cuando él dijo—él dijo: “Suba Ud. allá y véalo”.
117 Yo le dije: “Pues, mire, señor. ¿Me quiere decir que los médicos abrieron a esa mujer y la encontraron con cáncer?”.
“Así es”.
118 Y yo dije: “¿Y la cosieron? ¿Y luego Ud. me quiere decir que ese hombre allí, a quince millas de aquí, vio a esa mujer y dijo exactamente qué pasaría cuando colocaran el pañuelo? ¿Y esa mujer fue curada de ese cáncer?”.
Dijo: “Vaya Ud. directo allá. Le diré cómo llegar”.
119 Yo dije: “No, no. Confío en su palabra”. Le dije: “Confío en su palabra”. Le dije: “Sí, señor. Sí”.
120 Y yo seguía comiéndome esta manzana, Uds. saben, todo ese tiempo, masticándola. Dije: “¡Qué buena manzana!”. Le dije: “Quiero hacerle una pregunta. ¿Qué causó que esa savia dejara el árbol y bajara a las raíces?”.
121 “Pues” dijo, “tenía que hacerlo, para preservar su vida durante el invierno”.
122 Dije: “Entonces la próxima primavera vuelve, ¿le produce otro montón de manzanas?”.
“Correcto”.
123 Y yo le dije: “Ahora quiero preguntarte algo. ¿Qué inteligencia le dice a esa savia, algo como: ‘Oye, es otoño. Regresa a las raíces y escóndete. Si no lo haces, el invierno te matará. Regresa a las raíces y quédate allí hasta la primavera. Y luego, cuando se entibie y esté bien, regresa entonces y produce más manzanas para este individuo’? Pues, Ud. ya sabe que es la vida botánica. No tiene inteligencia propia. Entonces, dígame ¿qué inteligencia envía esa vida hacia la raíz de ese árbol? No tiene inteligencia propia”.
Él dijo: “Es simplemente la naturaleza”.
124 Le dije: “Entonces tome un cubo de agua, colóquelo en ese poste, y vea si la naturaleza la enviará abajo en el otoño del año y lo vuelve a traer en la primavera. ¿Ven? No, señor. ¿Qué es?”.
125 Bueno, comentario aparte por un minuto. Es el camino provisto por Dios. Solo opera de la manera que Dios provee. Una vocecita dice: “Baja a las raíces”, y ella baja. Pues lo hace sin ninguna inteligencia. ¿Qué debemos hacer nosotros por el mismo Dios que nos habla? Nosotros, pero tenemos el derecho de rechazar o aceptar, y en su mayoría, rechazamos. El árbol no puede rechazar. Solo conoce una rutina, es obedecer a su Amo.
“Bueno” dijo, “yo nunca había pensado en eso antes”.
126 Yo dije: “Déjeme decirle. Medítelo por un buen rato, mientras cazamos. Y cuando regrese, dígame qué es… qué le dice a esa savia del árbol que baje a las raíces, y que se quede durante el invierno, y que vuelva la próxima primavera. Cuando Ud. descubra qué inteligencia controla esa—esa vida del árbol, y le dice: ‘Baja a la raíz, y regresa’, yo le diré a Ud. que es la misma Inteligencia que me dijo a mí ‘que fuera y colocara ese pañuelo sobre la mujer, y ella sanará’”.
Él dijo: “¿Le dijo a Ud.?”
127 Yo dije: “Sí, señor”. Le dije: “¿Cómo se llamaba ese hombre? ¿Se acuerda?”.
Él dijo: “No puedo recordarlo”.
Le dije: “¿No sería Branham?”.
Él dijo: “Así es”.
Yo dije: “Soy el Hermano Branham”.
128 Allí en ese mismo lugar, se levantó y tomó mis manos. Él dijo: “Por primera vez en mi vida veo lo que Ud. quiere decir”. Lo guié a Cristo.
129 El año pasado estuve allí. Él ha fallecido, murió. ¡Las misericordias de Dios! Allí estaba su esposa, debajo de un árbol, pelando manzanas, del mismo árbol. Me acerqué y dije: “¿Podría cazar?”.
Ella dijo: “No permitimos ninguna caza”.
130 Yo dije: “Lo siento”. Yo—yo—yo dije: “Pensé que tenía permiso”.
Ella dijo: “¿Quién le dio permiso?”.
Yo dije: “Su marido”.
Y ella dijo: “Mi marido falleció”.
Le dije: “Falleció recientemente, ¿verdad?”.
Dijo: “Sí. Él nunca le daba permiso a la gente”.
131 Dije: “Aquí debajo de este manzano… El año pasado, yo estaba aquí, y hablábamos de este árbol”.
Ella dijo: “¿Es Ud. el Hermano Branham?”.
Dije: “Sí”.
132 Ella dejó caer la cacerola de manzanas. Dijo: “Hermano Branham, él murió en la victoria de Jesucristo, fue su último testimonio”.
133 ¿Qué es? Solo con ver, no tratar de revisar toda la matemática de cómo sucede, sino simplemente una cosita pequeña, ver cómo Dios proporciona un camino y cómo algo se mantiene en ese camino. ¿Ven?, la misma Inteligencia que le diría a un árbol mudo: “Baja y escóndete por tu vida”, esa misma inteligencia fue Aquella Quien mostró una visión de la mujer. Y él lo captó. Y él no pudo negarlo, ninguna de las dos. Allí estaba el árbol, y allí estaba la mujer. Amén. ¿Ven? ¡El camino provisto por Dios!
134 Tampoco han encontrado una manera mejor para que un pollo salga de una cáscara de huevo, aparte de picotear y salir. No tienen una mejor manera. La ciencia nunca ha podido producir otra cosa. Si uno rompiera el cascarón, para sacarlo, lo mataría. Él morirá. Él tiene que seguir el camino provisto por Dios para vivir. Amén. Eso también funciona en los seres humanos.
135 Él está equipado. ¿Alguna vez han notado Uds. a un pollito cuando sale de la cáscara? Tiene un pequeño pico adicional para su cascarón, un pequeño rascador blanco. Y el pequeñito allí dentro, justo cuando la vida comienza a llegar, él comienza a mover su cabecita. ¿Qué hace eso? Ese pequeño rascador raspa el cascarón, y lo desgasta. A medida que obtiene un poco más de vida, comienza a martillar con esa cosita. Y después de que ya está fuera de la cáscara, ya no lo necesita, así que simplemente se le cae.
136 Y lo que hace eso, es una protección para la punta de su pico. Si no fuera así, tendría un pico deformado, y no podría recoger su grano. ¡Oh, qué cosa! ¡El camino de Dios provisto para la supervivencia! Dios lo prepara, la manera precisa para salir de allí. No hay mejor manera. Cualquier otra cosa lo mataría. Él tiene que venir por el camino provisto por Dios. Pues, si uno intenta fabricar otra manera o pensar en otra manera, lo matará.
137 Eso es lo que pasa con la iglesia Cristiana hoy. Ha querido aceptar alguna manera manufacturada, en lugar de golpear abriéndose camino al Reino de Dios. Ha intentado de otra manera, y eso no funcionará. Uno mata a su paciente. Uno mata a su—su—su bebé, el bebé de Dios, al tratar de fabricar otra manera. “¡Oh, no hay necesidad de este buaaah y lloros! No hay necesidad de todo esto, todo esto”. ¡Oh, sí, la hay! “No hay necesidad de morir”.
138 A menos que haya muerte, no puede haber un nacimiento. El nacimiento solo viene por la sustancia de la muerte. “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo”. Tiene que pudrirse, y caer en la corrupción, y de esa corrupción brota la vida. Ninguna otra manera funcionará. Primero tiene que corromperse, y estar corrompida. Y así es como tiene que suceder con nosotros; morir a nosotros mismos y nacer de nuevo del Espíritu Santo.
139 No, no han encontrado una mejor manera de que un pollo salga de una cáscara, aparte de salir picoteando. Ese es el camino provisto por Dios para él, y él está equipado para hacerlo. Dios no proporcionaría un camino sin proporcionar un instrumento para ello. Así que Él proporcionó el camino, y proporcionó el instrumento para que el pollo se liberara. Amén.
140 Ahora, tampoco han encontrado una mejor idea para que los patos y los gansos vengan al sur, desde el norte, aparte de juntarse en manada y luego volar hacia allá. No hay otra manera. ¿Ven?, antes de volar hacia el sur, o volar desde el sur hacia el norte, primero se juntan en manada. Antes de abandonar su terreno o sus hogares, a un nuevo hogar, se unen en manada. Las abejas hacen lo mismo. Se juntan en un enjambre. Es la naturaleza. ¿Qué es? Tienen un avivamiento. Todos se unen en enjambre y se juntan. Uds. no han oído tal ruido en su vida.
141 Y antes de que nosotros podamos dejar esta habitación, a una nueva, nosotros tenemos que unirnos en el enjambre de un avivamiento.
142 ¡Oh, Ud. se mete entre un montón de patos y gansos, Ud. no ha oído tal alboroto, en toda su vida! ¿Qué están teniendo? Un avivamiento. Se están preparando para irse al aire. Amén.
143 Eso es lo que necesitamos hoy, es un avivamiento de enjambre. No hay otra manera; no es membrecía. Dios no cuenta mayorías. Él cuenta la sinceridad a Su manera provista.
144 Bueno, nunca han encontrado otra cosa que tome su lugar. No podría haber una manera mejor. Pues, por ejemplo, ¿qué pasaría si la ciencia dijera: “Pobres patitos? Ya no queremos que se enjambren más. Y vamos a lanzar una red sobre ellos, antes de que se preparen para enjambrarse. Y vamos a llevarlos a un gallinero, y los llevaremos al sur”.
145 Eso sería como enviarlos a alguna organización o algo, Uds. saben, enjaularlo a él en alguna parte. Así van de camino a la muerte. Él sabe que va al matadero cuando lo meten en un gallinero. Pero cuando va por el camino provisto por Dios, él está muy lejos de aquello. Pues, tal vez no debí haber dicho eso. No quise decirlo en—en el sentido de calumniar una organización. Pero Uds. saben a lo que me refiero. Tal vez eso sea todo…
146 Esa no es la manera de hacerlo. Ud. no puede correr a una organización y encerrarse y decir: “Soy metodista o bautista”, o alguna otra cosa. Así no es. No, no.
147 Ud. tiene que unirse en enjambre. Así es. Ud. tiene que llegar al lugar donde pueda picotear su salida.
148 Estos, ellos se juntan, y se meten en este gallinero. Y—y cuando ellos… Si lo hacen, saben que van de camino hacia el matadero.
149 Pero, entonces, qué tal si Ud. los pusiera a todos, los juntara y los encerrara en una jaula, y los llevara al sur y los soltara. Y, antes de que se juntaran en un enjambre, luego les arrojara una red encima. “Nosotros no creemos en los días de los milagros”. ¿Ven? “Uds. patitos, no pueden volar más. Eso fue para los patos de otra edad”. Mientras Dios haga un pato, Él los hace a todos iguales. Y si Dios abre un camino para que un pato viaje, así es como todos los patos viajarán.
150 ¿Y saben Uds. lo que haría? Eso finalmente mataría a ese pato. Se debilitaría mucho, sus alas no crecerían bien. No podría volar más. Al igual que su primo de corral, solo barriga y nada de pato. ¿Ven? No tiene alas para alzarse. Es cierto. ¿Ven? Él se convertiría en un blandengue como su primo de corral, sus hermanos denominacionales que no van a ninguna parte. ¿Ven? Así es. ¿Ven? Así es. Eso es todo lo que sería, un viejo blandengue. Él no sabría nada de volar libre. Amén.
151 Eso es lo que pasa hoy. Tratamos de enjaularlos y decirles: “Los días de los milagros han pasado. Y él no puede confiar en sí mismo, para elevar los pies del suelo. Eso lo mataría. Él no viviría mucho tiempo”.
152 Pero, saben, ese patito diría, si pudiera responder: “No, gracias”.
153 “¡Oh, es fácil! No tienes nada que hacer. Puedes actuar como quieras”.
154 Él diría: “Gracias. Yo sí actúo como quiero, porque hay algo en mí que se mueve. Amén. Y tengo que actuar como yo quiero”. Y cada hombre que nace del Espíritu de Dios, hay algo que se mueve en él. Él tiene que volar a lo celestial, hay una emoción, algo más que lo hace real.
155 El pequeño finalmente se convertiría como en una gallina, un ave domesticada. Simplemente ya no podría levantarse del suelo. Así que si el pollo continuara siempre volando en el aire, pues, él se podría ir. Podría ir al este, al oeste, al norte y al sur, y ver cosas.
156 Y otra cosa, ¿ven?, él simplemente no lo lograría. Porque, en el camino desde Canadá, recoge diferentes tipos de materiales, alimentos que no obtendría si uno lo tuviera en una jaula, solo alimentándolo con maíz todo el tiempo. ¿Pueden leer entre líneas? Lo pone Ud. allí, para que solo conozca el así llamado Credo de los Apóstoles, y cómo ir a la escuela dominical, y eso es todo lo que hay que hacer; pagarle al predicador y vivir como se le antoja.
157 Pero, ¡oh, cuando uno está en vuelo!, amén, cuando uno está en vuelo, uno recoge más que su credo denominacional. Uno recoge las vitaminas, la vitamina espiritual que forma un cuerpo que esté sólido, lleno de músculos, con plumas en las alas que puedan elevarlo del suelo y mostrarle lo que está por venir. El Espíritu Santo: “Cuando Él venga, el Espíritu Santo, Él os mostrará estas cosas, os revelará estas cosas que Yo os he dicho; y os mostrará las cosas que han de venir”. Sí. No, uno no podría enjaularlo y llevarlo. No funcionaría. No. Si Ud. lo enjaula, él va para la matanza.
158 El hombre tampoco podría elegir una ruta mejor que la que él puede. Uno podría ir y decir: “Mire, Sr. Pato, le diré algo. Ud. va por el rumbo equivocado. Debe irse por aquí, cambie su ruta. Vaya por la costa aquí, así se va. Es mejor que ir por el camino en que Ud. va”. Simplemente no funcionará. No. No. Piensan que conocen una ruta mejor que la ruta provista por Dios para ellos. Pero, ellos saben.
159 ¿O podría uno elegir un mejor líder para ellos que el líder provisto por Dios que Dios les ha dado? Y el hombre nunca podrá elegir un obispo, ni una organización, ni otra cosa que tome el lugar del liderazgo del Espíritu Santo para la Iglesia. No hay otra cosa que pueda hacerlo. ¡La manera provista por Dios! Dios proporcionó una manera para ellos, un Líder, un Líder inspirado.
160 Y ese líder está inspirado. Pues los he observado muchas veces, cuando me adelanto en el viaje de cacería, cazando ovejas o algo cuando uno tiene que subir con anticipación, a las montañas. Ni siquiera ha habido escarcha. Tal vez, allá arriba, un poco de nieve cubrirá la cima de la montaña. Ese viento frío bajará por la montaña. Hay un líder nacido por naturaleza entre ellos. Correrá justo en ese lago así, y graznará cuatro o cinco veces, y allí comienza el enjambre. Sí, señor. Todos lo conocen. Lo conocen por la manera en que él grazna. ¡Oh, qué cosa!
161 Uds. saben de lo que yo hablaba anoche: la trompeta del Evangelio, si da un sonido incierto. Su sonido no da un in-… Él no da un sonido incierto. Ellos son verdaderos patos. Ellos conocen el sonido de un pato. ¿Y si uno pusiera una vieja gallina de Guinea o un pavo? Su graznido no sonaría bien. Ellos conocen el sonido de un líder.
162 Y la iglesia debería conocerlo. “Teniendo apariencia de piedad, niegan la eficacia de ella”, a estos no les permitan que guíen. “Impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, implacables, calumniadores, intemperantes”, y aborrecedores de los patos que sí vuelan. ¿Ven? ¿Ven lo que quiero decir?
163 Ellos—ellos conocen ese sonido del Evangelio. “Mis ovejas conocen Mi Voz”. [Cinta en blanco.—Ed.] “Al extraño no seguirán”. Dios siempre prueba que es correcto.
164 Observen, ahora. Y ellos no pueden obtener un… Uno no podría escoger por ellos. ¿Qué pasaría si uno fuera allá, y dijera: “¡Oh, esperen un momento, patitos! Uds. ciertamente están equivocados. Aquí hay un buen pato grande. ¡Vaya, se ve como un rey entre Uds.! ¿Y ahora saben lo que voy a hacer? Voy a verter un poco de agua sobre su cabeza, y lo voy a inaugurar. Voy a hacerle el Rey Pato. Y lo voy a coronar y vestirlo un poco diferente, para que todos Uds. lo conozcan. Siempre sigan a este amiguito aquí, porque es culto?”. Suéltenlo en el estanque. Él podría graznar tanto como quisiera. Cada pato le daría la espalda, porque da un sonido incierto. Sí.
165 Pero dejen que ese patito que fue elegido por Dios sea el líder, dejen que grazne, y observen a todos enjambrarse en un avivamiento. “Donde estuviere el cuerpo muerto, se juntarán las águilas”. Él sabe todo respecto a eso. ¿Ven? Entonces Él—Él tiene una manera provista. Y los patos conocen la manera provista. ¡Qué lástima que el hombre no! Muy bien. Pero así es como sucede, ahora. Muy bien.
166 Si él es el pato líder inspirado, él los llevará al lugar provisto por Dios para ellos. Y si nosotros solo escucháramos lo que dice el Líder, el Espíritu Santo, Él nos regresaría directamente a la Palabra nuevamente. Esa es la manera provista por Dios. A lo largo del camino no necesitamos credos ni denominaciones, ni maleza silvestre. Hay cierta hierba de pato y cosas que tenemos que comer, los patos, en el camino. Y hay comida que… En realidad, las—las flores de Dios, las criaturas celestiales comen a lo largo del camino, y eso es: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”. ¿Ven?
167 Ese pato, pato líder, los guiará al lugar provisto por Dios, así directamente a Luisiana. Siendo que uno de estos otros no sabría adónde ir, subiría allá y daría vueltas.
168 Estaba leyendo la revista Life, hace unos tres o cuatro años, donde había un viejo ganso que salió con un montón allí arriba. Declarando que él era un líder. Y saben lo que pasó, ellos terminaron en Inglaterra, nunca regresaron. Así es. Así que ellos tienen que ver a qué tipo de pato o ganso están siguiendo. Así que dicen, allá en Inglaterra… Esos, de hecho, son gansos canadienses. Y ellos van allá a Inglaterra, y por todos lados, se unen en enjambre, pero no conocen el camino de regreso. ¡Oh, vaya!
169 Es una lástima que la iglesia también haya jugado mucho a eso, hayan seguido a un lugar del que no saben cómo regresar. Dicen: “Bueno, nosotros… creo que la abuelita dijo, en ocasiones la abuelita decía que su abuelita decía, que ellos antes tenían servicios de sanidad en la iglesia. Que los días de los milagros han pasado”, han permitido que alguien los guiara en la dirección equivocada. Vale más que sigan el camino inspirado de Dios, el único camino.
170 Fíjense en este patito, nadie ha sido capaz de encaminarlos de ninguna manera diferente. Ellos saben que ese pequeño líder los llevará exactamente al lugar provisto por Dios. ¿Y cómo lo hace él? Con sus instrumentos provistos por Dios. Él tiene sus antenas listas, siempre, así como nosotros deberíamos tenerlas, captando al Espíritu, nuestras antenas espirituales.
171 Bueno, vemos que él se alza al vuelo, muy alto en el aire. Él tiene sus antenas listas. Él sabe el tipo de comida que estos patitos necesitan para vivir, para realizar este vuelo. Así que cuando él detecta algo muy lejos en el suelo, uno lo ve surcando los aires, para luego descender rápidamente. Todo el grupo bajará, para tener un jubileo gastronómico. Y él graznará, regresando de nuevo al vuelo, directamente hacia el sur. Así es. El líder de Dios, el líder de Dios para los patos. Así es.
172 Quiero decir algo más. Saben, no han podido conseguir científicamente, encontrar una manera mejor para que un bebé consiga lo que quiere, aparte de llorar por ello. Uds. saben, no pueden enseñarle a gruñir. Y no pueden educarlo a que hable tan pronto. ¿Pero saben cómo él lo consigue? Él simplemente toma el camino provisto por Dios para eso. Llora pidiéndolo, grita, patea y grita hasta que lo consigue. ¿Ven? Así es. Es de la única manera, llorar por aquello. No pueden encontrar un camino mejor provisto que el camino provisto por Dios. Así es. Solo déjenlo así. Y esas cosas naturales…
173 Yo paré, no hace mucho, aquí en Alemania, y hablaba con un grupo grande de personas. Y dije: “¿Qué les pasa, alemanes? Uds. saben, yo venía por la calle, y un perro ladró, y él ladró en inglés”. Les dije: “Hace un rato, una madre intentaba calmar a su bebé en el auto, y él lloraba, y él lloraba en inglés”. Dije: “¿Por qué tanta confusión? ¿Ven? Ellos van por el camino provisto por Dios. Y nosotros venimos de una torre de Babel, ¿ven?, y nos confundimos todos”. ¡Así es!
174 Se sabe que el camino provisto por Dios es el mejor. No conocen una mejor manera que el bebé obtenga lo que quiere aparte de llorar por ello. Como decía el Dr. Bosworth: “El bebé que llora más fuerte recibe la mejor atención”. Así es la cosa.
175 Eso se aplica a los hijos de Dios. Yo se los podría comparar. Un hombre se levanta y dice, masticando su chicle: “Sabes, Padre, estoy aquí esta noche. Si Tú quieres darme el Espíritu Santo, muy bien. Aquí estoy. Pero si quieres sanarme, aquí estoy sentado. Pero si no, pues, está bien. Es Tu voluntad, Señor”. Él ya ha escrito la voluntad aquí en la Biblia. “Esta es Tu voluntad”. Muy bien. Esta es Su voluntad, aquí mismo. “Y si Tú quieres que lo tenga, lo tendré. Pero, sin embargo, si no quieres, pues, está bien”. Ud. nunca llegará a ninguna parte.
176 Pero dejen que ese mismo vaya allí y grite, como Buddy Robinson. Se detuvo en medio de un maizal. Ató su mula. Él dijo: “Señor, si no me das el Espíritu Santo, cuando vuelvas, encontrarás un montón de huesos en este lugar. Me voy a quedar aquí hasta que Lo reciba”. Eso es seriedad.
177 Dios siempre le recomienda a Su pueblo, a Sus hijos creyentes, que siempre sigan por Su camino provisto. Esa es la idea de Dios, recomendarle a Sus hijos Su manera provista. Clamen por lo que Uds. necesitan. Él quiere que Uds. clamen.
178 Cuando Pedro salió, caminando sobre el agua, pensó que él lo hacía bien. “¿Ven qué bien lo estoy haciendo”? Comenzó a hundirse. No dijo: “Bueno, supongo que eso falló” yéndose al fondo, salieron algunas burbujas y eso fue todo. ¿Ven? No, no.
179 Él clamó: “Señor, sálvame”. Amén. Y esa mano Eterna se extendió hacia abajo y lo levantó nuevamente. ¿Por qué? Él clamó.
180 Eso es lo que pasa con la iglesia. No nos quedamos allí el tiempo suficiente. No clamamos lo suficiente. No nos aferramos de eso. Si un bebé quiere algo, pateará y gritará, se pondrá rojo en la cara. Nosotros tememos perder la (¿qué es eso, como le llaman?) la máscara en la cara, o lo que sea, esa pintura. Reciba—reciba Ud. lo que quiere de Dios, Ud. de todos modos se la quitará. Así que, no tiene que preocuparse por eso. Ud. se despeinará, pero eso no importa. No. No, señor.
181 Ahora, Dios no espera que vengamos a Él con algún discurso intelectual. Recuerdo que yo lo intenté cuando quise ser salvo. Iba a escribirle a Él una carta y ponerla en el bosque, porque yo sabía que Él pasaría por el bosque y me hablaría. Le diría a Él que me avergonzaba de mí mismo, y que yo—yo no quería hacerlo. Y me arrodillé allí para orar. Dije: “Pues, veamos. Una vez vi una foto en que ellos ponían las manos así”. Dije: “Don Jesús, desearía que vinieras aquí por un minuto. Quiero hablar Contigo un minuto. Te escucho”. Nadie. Dije: “Lo hice mal. Muy bien. Don Jesús, tal vez debo hacerlo así”. Dije: “Don Jesús, ¿podrías venir a ayudarme? Soy un pecador. Quiero hablar Contigo por un minuto”. Nadie vino. Crucé los brazos. Dije: “Don Jesús, ¿podrías venir aquí? Quiero… oigo a la gente decir: ‘Dios me habló’”. Dije: “Don Jesús, ¿Podrías venir aquí? Quiero hablar Contigo”.
182 Por supuesto, luego el diablo vino a la escena. Así es como lo hace él. Puede que les diga: “Te duelen las rodillas. No hay necesidad de pedir. ¿ven? Espera, consíguelo mañana en la noche”. Él siempre está cerca cuando uno no está listo. Y luego me dijo… Pero siempre, lo que él diga, aprovechen lo que él diga. Aprovéchenlo.
183 Me dijo: “¿Sabes qué? Ya tienes diecinueve años, o veinte años”. Dijo: “Ya tienes veinte años. Has esperado demasiado tiempo”.
184 Dije: “¡Oh, Dios, he esperado demasiado tiempo! Señor, aunque no quieras oírme; Te lo voy a decir de todos modos. Siempre he querido hacer esto”. ¡Oh, hermano, eso lo trajo a Él a la escena! ¿Ven? ¿Qué fue? El clamar, así de sencillo. ¡Clamar! “Señor Jesús, Tú lo prometiste, Señor”. Él vino a la escena.
185 Así es como Lo traemos a Él a la escena. Ud. solo es un bebé. Clame, clame por eso.
186 No traten de decir, pues, una cosa u otra, y una gran oración escrita que Ud. practica por una hora o dos. Eso de nada servirá.
187 Como dicen: “¿Dijiste una oración?”. No. Es pecado decir una. Uno ora una. No se dice una. Ore una. “Diga una oración por mí”.
188 Dije: “No haga eso por mí. Ud. puede orar por mí, pero no solo diga una oración”. No, señor. No. Simplemente, ore por mí cuando Ud. ora. Muy bien.
189 Clame por sus necesidades. Esa es la manera provista por Dios. ¿No lo explicó Jesús cuando habló del juez injusto, con la mujer que clamaba día y noche? ¿Cuánto más les dará el Padre Celestial el Espíritu a aquellos que claman por Él, día y noche? Busquen, sigan buscando. Llamen, sigan llamando. Háganlo hasta que Él abra. Estén allí con persistencia. Lloren hasta que la Palabra prometida sea vindicada, entonces lo tienen. No tienen que preocuparse más. Uds. ven que la Biblia lo prometió, luego quédense allí y lloren hasta que lo reciban.
190 Si un bebé ve una galleta y la quiere, él simplemente llora, y llora, y llora, y pega, patea, y grita, y chilla, y se pone rojo en la cara. Su mamá le da una galleta, y todo ha terminado. ¿Ven? Consiguió lo que vio, lo que quería. Si él quiere lamer el cono de helado suyo, seguirá en un alboroto hasta que lo consiga. ¿Ven?
191 Pues, así es como debemos hacerlo. Si yo veo una promesa en la Biblia que es Palabra de Dios, entonces me quedo allí y clamo hasta que Dios me la dé. Y Él lo hará, para librarse de Ud.; ¿ven?, así sería en lo natural. Pero Él quiere que Ud. lo haga. A Él le gusta que Uds. pidan. “Pedid abundantemente para que vuestro gozo sea cumplido”. Sí. Sí.
192 Lloren hasta que Su Palabra sea vindicada. Pues, amigo, veamos ahora por un minuto. Lloren hasta que la Palabra sea vindicada.
193 El problema es que recibimos una galleta y pensamos que no hay más. Hay toda una mesa llena. Llegamos a donde podemos hablar en lenguas, decimos: “¡Oh, hermano, esa es la cosa!”. ¡Oh, no! No lo es. Es solo una parte. Así es. “¡Oh, me alegré lo suficiente como para gritar”! Eso es un poco más de aquello. Pero hay mucho más de eso. Solo siga clamando, hasta que…
194 Esa es la manera provista por Dios para Su pueblo. La manera provista por Dios, siempre, es tomar Su Palabra y aferrarse de Ella hasta que le sea vindicada a Ud. Ahora, ¿me está siguiendo? Dios, una manera provista: aférrese de la promesa hasta que le sea manifestada.
195 Y, recuerden, he sido grabado en esto. Que, cualquier promesa de Dios en la Biblia, si… Pues es condicional. Solo porque Ud. crea que está allí, no hace que suceda.
196 Aquellos fariseos y saduceos eran tan religiosos con esos sacramentos como podían serlo. Pero Dios dijo: “Hieden en Mi nariz”. ¿Ven? No había sinceridad. No tenía nada que fuera como debería ser.
197 Ud. tiene que venir sustentado en la promesa básica, y luego con su actitud mental con respecto a ella.
198 Miren a esos cuatrocientos sacerdotes de ese día, o profetas, que Acab tenía allá. Ellos dijeron: “Ramot de Galaad nos pertenece. Josué, por el Espíritu Santo, repartió esto. Y los sirios la tienen”. Y un profeta dijo: “Pues, miren, eso fundamentalmente es correcto”. Bueno, él era un verdadero bautista. Y dijo: “Así exactamente. Esa es la promesa fundamental, la promesa. Esa tierra nos pertenece”. Luego se hizo dos grandes cuernos, y dijo: “Sube, y toma estos cuernos y expulsa a Siria por completo. Eso le pertenece a Israel”. Así es. Fundamentalmente era correcto.
199 ¿Pero qué dijo el pequeño Micaías? Él dijo: “Yo vi a Israel esparcido como ovejas sin pastor”. ¿Ven?
200 Acab, ese hipócrita allí, que dejaba a Jezabel mandarlo por todas partes, haciendo todo. La verdadera Palabra de Dios que vino por el profeta, había maldecido esa cosa. ¿Y cómo podría Dios bendecir lo que el profeta había maldito en el Nombre del Señor? ¿Ven? No puede ser.
201 No importa qué nación tan religiosa seamos, la historia que tengamos, la cosa está corrompida y corrompida. Sin esperanza.
202 No importa lo buena que sea nuestra vida organizacional en la iglesia, creemos en ella, está bien, todo bien, pero la cosa está corrompida. Dios ya los ha puesto en el estante, y allí están. Y no hay registro histórico de que alguien se haya vuelto a levantar. Así que está errado. Se terminó, cancelado. No sirve.
203 Su Palabra es lo que siempre Él quiere ver vindicada. Y solo será vindicada bajo ciertas condiciones, y es cuando uno cumpla esas condiciones. Uds. han visto a personas que pueden tomar la Palabra de Dios y simplemente la hacen viva para ellos. Y otros vuelven con la misma Palabra y no pueden hacer nada con Ella. Está bajo condiciones. Así es.
204 Miren aquí. Les mostraré un ejemplo de eso en la Biblia. Israel iba de camino a la tierra prometida. Aquí venía Moab, que tenía la—tenía la misma religión, exactamente. Era el hijo de la hija de Lot. Y noten que cuando vino Balaam, fue Dios quien le habló. Él puso siete altares, así como Israel tenía siete altares. Él puso siete sacrificios limpios, bueyes en el altar. Exactamente lo que tenía Israel. Y algo más, él puso siete carneros, hablando de un Mesías venidero. Eso era exactamente lo que tenía Israel. Fundamentalmente, ambos tenían razón, fundamentalmente. Pero estaba bajo condiciones. Amén. Él no vio la verdadera promesa de Dios.
205 Eso mismo sucedió en la venida de Cristo. A eso mismo ha vuelto hoy. Está bajo condiciones. Correcto.
206 Job. Dios (¿qué hacía?) proveía un camino. Job, un profeta, necesitaba un consolador.
Bueno, escuchen atentamente ahora. Se me ha ido el tiempo.
207 Job necesitaba un consolador. Y los hombres trataron de dárselo, y ellos no pudieron hacerlo. Siempre descarriaron a Job. Pero Job volvió enseguida. Él necesitaba un consolador. Dios proveyó un consolador para él, cuando le dio una visión de Jesucristo. Y él clamó: “Yo sé que mi Redentor vive. Mi Redentor”, solo hay Uno, “y en los últimos días Él Se levantará sobre el polvo”. Pues recuerden la visión.
Ud. dijo: “‘Mi Redentor’”.
208 Él le mostró a Cristo. Cristo es la Palabra. “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. Y cuando Job, siendo profeta…
209 Ahora escuchen. Job, siendo un profeta, la Palabra del Señor viene al (¿qué?) profeta. Absolutamente. Allí es adonde viene la Palabra. Así es como uno sabe si son profetas o no. Ellos permanecen en la Palabra. La Palabra es revelada al profeta. Y Job era profeta. Él no pudo ver el final, pero cuando vio la Palabra, siendo profeta, dijo: “Yo sé que mi Redentor vive”, después de que la iglesia había fallado, después de que todo lo demás había fallado.
210 Hasta su amada esposa le había fallado, y quería que él dijera… “¿Por qué simplemente no maldices a Dios, y te mueres, Job”?
211 Él dijo: “Como una mujer fatua has hablado. Jehová dio; Jehová quitó; sea el Nombre de Jehová bendito”. Y los truenos comenzaron a rugir, y los relámpagos a destellar. El Espíritu vino sobre el profeta, y él vio la Palabra. Luego dijo: “Yo sé que mi Redentor vive. En los últimos días Él Se levantará sobre el polvo. Aunque los gusanos de la piel destruyan este cuerpo, sin embargo, en mi carne he de ver a Dios. Amén. Lo veré por mí mismo. Mis ojos lo verán, y no otro. Nada trajimos a este mundo, y de seguro nada nos llevaremos. Jehová dio; Jehová quitó; sea el Nombre de Jehová bendito”. ¡Qué Consolador! Él pidió un miembro de la iglesia; Dios le dio una visión. Pidió que el obispo viniera a darle consuelo, el presbítero; Dios le dio una visión al profeta. Eso era lo que necesitaba.
212 Israel necesitaba una manera para salir de Egipto. Ellos necesitaban alguna manera, alguna fuerza militar o algo, para liberarlos de las manos de los egipcios. Dios proveyó a un profeta con la Palabra original y vindicada. ¡Moisés! ¿Es así? Querían que un ejército se levantara y los sacara, y doblegara a los egipcios. Pero Dios les envió la Palabra, el profeta con la Palabra vindicada que Dios había hablado antes a Abraham, diciendo: “Tu simiente morará en una tierra extraña. Pero los visitaré con mano fuerte”, la Palabra que Dios había hablado. Ellos clamaban por un libertador, y Dios les envió un profeta con la Palabra. Dios tenía una manera provista para diferenciar entre el creyente y el incrédulo. Y Dios…
213 Ahora, algunos de ellos dijeron: “Bueno, pues, si la plaga cae, simplemente iremos al hospital. Si la plaga—si cae la plaga, ¿sabes lo que haremos? Traeremos al Dr. Jones. Él sabrá cómo solucionar eso”. No funcionó. Sin embargo, eran inteligentes. “Bueno, si cae la plaga, nos esconderemos bajo tierra, en una cueva, y cerraremos la puerta”. Eso no servirá de nada. “Nos quedaremos en casa, nos pondremos una máscara en la cara y—y le pondremos un poco de desinfectante”. No sirvió de nada.
214 Dios hizo un camino provisto. Sí. Y fue (¿qué?) la sangre. Dios lo proveyó, tan simple como parecía, tomar la sangre de un cordero y rociar la puerta. Sin embargo, Dios dijo que ese era Su camino, y Él lo honró. “Todos los que no estaban debajo de la sangre murieron, los primogénitos”.
215 Cuando Noé necesitaba un camino provisto para salvar a su casa, Dios lo hizo construir un arca. Ellos tal vez hayan imitado eso construyendo barcos. Ese es el pensamiento de la gente hoy. Pero, ¿ven?, este era un barco especial. Ellos probablemente tenían barcos en ese entonces, igual que los tienen ahora, pero este era un barco especial. Fue un… Escúchenme ahora. Era un barco construido por Dios.
216 Y una iglesia hoy es de la misma manera. Tiene que ser una iglesia construida por la Biblia. Mi experiencia no es de ser el mejor miembro de la iglesia, sino una experiencia construida por la Palabra de Dios. “Estas señales seguirán a los que creen”. Una experiencia construida por Dios, es lo único que me va a levantar; es lo único que los va a levantar a Uds.
217 Cualquier cosa que vaya a levantarse por encima de eso, no me importa cuántos, “Yo vengo…” Que digan: “Mire, yo—yo soy un buen metodista, bautista, presbiteriano, o pentecostal”. Eso no significa nada para Dios.
218 Tiene que ser instruido por Dios. Y ese es el Espíritu Santo, por la Palabra. Y el Espíritu Santo nunca instruirá nada más que la Palabra, porque es el Espíritu Santo. Hombres inspirados, ¡oh!, escribieron la Biblia por el Espíritu Santo, la manera provista por Dios.
219 Bueno, Israel necesitaba una—una provisión. Y Dios se las dio, y separó al creyente del incrédulo. Es lo mismo hoy, el creyente y el incrédulo, separados.
220 Moisés, tengo que saltarme muchas notas ahora, pero, ¡Moisés, un fiel siervo de Dios!
221 Ahora escuchen, veteranos. Algunos de Uds. como yo, que están avanzados en edad, escuchen.
222 Moisés le había servido a Dios fielmente. Él había tolerado todo su parloteo, y todos los Datanes que se habían levantado y dicho: “Oye, hay otros hombres que son profetas además de ti. No eres la única piedrecita en la playa”. Y él sabía que tenía el Mensaje de Dios para ellos. Los imitadores se levantaron.
Moisés simplemente dijo: “Dios, ¿qué puedo hacer?”.
223 Y Él dijo: “Sepárate. Voy a tragarme toda esa cosa. Tomen sus varas, y entra allí y mira cuál brotará. ¿Ven? Te mostraré quién es el sacerdote, quién es el profeta”.
224 Y Moisés había servido en su oficio fielmente. Luego, cuando envejeció, por ciento veinte años él había caminado fielmente con Dios. Todos estos cuarenta años en el desierto, había soportado todo tipo de persecuciones de naciones y personas, constantemente. Y luego llegó el momento de morir. Necesitaba un lugar para morir. Dios le proveyó un lugar en la Peña.
225 ¡Oh, Dios!, permíteme morir allí, también, sobre la Peña. La Peña era Cristo, Uds. saben. Dios proveyó un lugar para que Moisés muriera. Ahí es donde quiero yo, yo quiero morir. Permítanme morir en Cristo.
226 Y luego, cuando estaba muerto, con el cuerpo tendido allí, necesitaba portadores de féretro. Así que Dios proveyó portadores de féretro, Ángeles. ¿Por qué? Ellos eran los únicos que podían llevarlo adonde iba. Amén. Dios proveyó a los portadores del féretro. Así es.
227 Yo dependo del Espíritu Santo, de la Palabra, de la promesa. No llevarlo a uno a un entierro suntuoso. Así lo hicieron con el rico, pero él levantó los ojos en el infierno. ¿Ven? No se trata de un entierro lujoso. No sirve de nada. Yo quiero tomar el camino provisto por Dios. “Los que están en Cristo los traerá Dios con Él cuando Él venga”. Esa es la provisión. Dios le hizo un lugar para morir a Su profeta fiel.
228 Enoc, después de caminar quinientos años con Dios, y Dios le dijo: “Enoc, no tendrás que morir. ¿Quieres subir a casa? ¿Anhelas la casa, Enoc?”.
Él dijo: “Sí, Señor. Extraño la casa”.
229 Dijo: “¿Has caminado lo suficiente en el lazareto allá abajo?”.
Él dijo: “Sí”.
Dijo: “Muy bien, solo empieza a caminar”.
230 Enoc necesitaba una escalera. Dios le dio una carretera. Ese fue el camino de Dios para él. ¡Le proporcionó una carretera hacia arriba! Él no… Simplemente subió, así. No tuvo que esforzarse, en lo absoluto. Solo corrió hacia arriba; y el Espíritu Santo, detrás de él, lo alzó directamente hacia arriba. Subió por la calzada de santidad, directamente al Reino de Dios.
231 Elías, después de haber condenado el pelo corto y las caras pintadas, toda su vida, de esa Jezabel, la primera mujer, ella y el renombrado presidente de ese tiempo, que dieron un mal ejemplo ante la gente y la alborotaron en todo. Y—y, en realidad, él pensó que era el único que predicaba eso. Él en sí siempre llevaba la carga. Y él hizo tanto, que se estaba cansando, y quería irse a casa. Y sabía que Dios era de lo Alto. Necesitaba una cuerda para subir, para subir al Cielo, pero Dios le envió un carro enganchado a dos caballos. Esa fue la manera provista por Dios para llevárselo. Él podría haber estado buscando una cuerda, pero Dios le envió un carro. Esa fue Su manera. Josué…
232 Y al final del camino, ese fue el fin de Elías. Lo fue para Noé. Ese fue, siempre, el final.
233 Ahora, Josué, cuando llegó al final de la senda, a través del desierto, observen, él necesitaba un puente para cruzar el Jordán, hacia la tierra prometida. Dios… Él, él necesitaba un puente. Pero el camino provisto por Dios era un poder, no un puente. Él envió un poder, y detuvo el río. Y cruzó por tierra seca. Ese era el camino provisto por Dios, no un puente. Él tenía un mejor Ingeniero. Así que, Él solo le envió el poder, recogió el agua hacia atrás hasta que él pasó por tierra seca.
234 Daniel, por la causa de Dios, fue arrojado a un foso de leones. Necesitaba una cerca, pero Dios le envió un Ángel. ¡Qué diferente! Eso fue el camino provisto por Dios. Él necesitaba una cerca, pero Dios le dio un Ángel. ¡Qué mejor cerca fue esa! Él siempre les da a Uds. más de lo que piden, siempre. Sí. Él necesitaba una cerca; Dios le envió un Ángel.
235 Los jóvenes hebreos, ellos necesitaban un poco de agua para apagar ese fuego. Pero Dios les envió al cuarto Varón. Eso era todo lo que necesitaban. Él les desató las manos y habló con ellos. Ellos salieron sin olor a fuego. Necesitaban agua; Él les envió al cuarto Varón.
236 Los magos en Babilonia, en la India, sabían que algo iba a suceder. Sabían que el Rey había nacido, y necesitaban una brújula. Dios les envió una estrella para guiarlos al Rey. ¿Ven? Ellos fueron por el camino provisto por Dios. Ya puedo imaginarme a algunos de ellos decir: “Oye, Baltasar, sabes, eres un gran hombre. ¿Trajiste tu brújula?”.
Él dijo: “No”.
“Pero, ¿cómo vas a llegar allí?”.
“Voy por el camino provisto de Dios”. Así se hace.
“¿Cómo vas a llegar allí”?
“El camino provisto por Dios”.
“¿Cuál es”?
237 “Esa estrella, esa es. Ese es el camino provisto por Dios para nosotros”. Necesitaban una brújula, y Dios les dio una estrella.
238 Un día el mundo necesitaba un Salvador, y Dios proveyó a Su Hijo. Cuando Él vino, no fue reconocido. No Lo querían a Él. Dijeron que querían un Salvador. Pero cuando Dios Lo envió a Su manera… Ellos pidieron un rey; Dios les dio un Bebé. Querían a un hombre poderoso para expulsar a patadas a Roma. Dios les dio un pequeño Bebé llorando en un establo. ¿Ven? Pero era el camino provisto por Dios. Nosotros… Pero ellos no lo querían de la manera en que Dios quería enviarlo. Querían que fuera a su propia manera. ¿Ven? Así que, entraron a un caos porque no aceptaron Su camino. Hubo algunos que sí aceptaron.
239 Este fue el lugar de nacimiento de la Iglesia, fue en Pentecostés, después de que Jesús les había comisionado: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. Estas señales seguirán a los que creen”. Él les había dicho qué hacer. Les dijo que subieran a la ciudad de Jerusalén, y que esperaran. Necesitaban una carta. Necesitaban una carta. Querían redactar un credo. Dios les dio el Espíritu Santo. ¡Oh! Necesitaban una denominación, pero Dios les dio un Espíritu. ¡Qué diferencia, a cómo lo hace Dios! El Espíritu Santo fue el camino provisto por Dios para dirigir a la Iglesia, no un obispo. El Espíritu Santo lo es, esa era su carta. Y desde ese día, hasta este, es la carta de todo verdadero hijo nacido de nuevo: el Espíritu Santo.
240 Ahora, después de dos mil años, amigos… Estamos cerrando. Ahora, después de dos mil años, el hombre ha decidido hacerlo a su manera. Se hizo una carta. Se estableció una ética hecha por el hombre. ¿Y qué hizo él? Ha llegado a ser, por eso, una gran apostasía de la Verdad. Se desviaron hacia… La gente no sabe qué hacer. Credos, denominaciones, toda clase de ismos, sensaciones, y todos dicen: “La Biblia dice esto”. Toman esta parte de Ella, pero no toman esa parte de Ella. Ellos no siguen la carta, por tanto, pierden el camino. Y después de todos estos años, cuando tenemos novecientas y tantas diferentes organizaciones de Cristianismo, y cada una condenando a la otra, y diciendo: “Esto está bien, y ellos están equivocados; y esto está bien, y eso está mal”, y demás. Y la pobre gente está tan confundida que no diferencia entre lo correcto y lo errado.
241 ¿Qué necesitamos? Necesitamos volver al camino, regresar a la carta. ¿Qué necesitamos? Necesitamos una genuina, verdadera señal Escritural de la Verdad. La verdad vindicada del Evangelio es lo que la Iglesia necesita como camino para este tiempo del fin. Dios prometió darles una señal para este último día.
242 ¿Recuerdan Uds. cuando Jesús estaba hablando y dijo: “La reina del sur se levantará en el último día, se levantará y condenará a esta generación”? Ella vino de los fines de la tierra, para oír la sabiduría de Salomón. Él tenía un espíritu de discernimiento. ¡Y cómo ella vino de tan lejos, para ver ese espíritu de discernimiento! Él dijo: “Más que Salomón en este lugar”.
243 También dijo: “Como en el… como el profeta Jonás. Jonás, así como él estuvo en el vientre de la ballena por tres días y noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra, tres días y noches”. Y Él dijo: “La generación mala y adúltera buscará señal”. Si esta no es esa señal, ni esa generación, no sé dónde estará: una generación débil, malvada, adúltera, que asiste a la iglesia. Ellos buscarían una señal, y Él dijo que la obtendrían. “Porque como estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres días, así estaría el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra”. Pero habría una resurrección, así como Jonás que salió del vientre de la ballena.
244 Malaquías, el capítulo 4, nos prometió que en los últimos días, que: “Vendrá el Mensaje que hará volver los corazones de los hijos a la Fe de los padres, la Fe original de los padres”. Ellos lo prometieron. Jesús lo prometió. La fe de los creyentes del tiempo del fin verá la señal Mesiánica original. Observen. Si Él ha resucitado de entre los muertos, y los credos Lo han expulsado todos estos años, y han negado esa Verdad, entonces lo que tenemos que buscar, en los últimos días, es un regreso a la—a la Fe original, a la Fe de los primeros padres pentecostales.
245 Y ellos vieron Su resurrección. Y hoy nosotros estamos viendo Su resurrección, la señal de Su resurrección. Jonás, tres días y noches estuvo en el vientre de la ballena, y al tercer día él se levantó, de estar en la ballena. Jesús resucitó de entre los muertos después de estar tres días en su vientre. Él ha estado ausente de la iglesia dos mil años. Pero prometió, a través de Joel: “Lo que dejó la oruga, se comió el saltón. Pero Yo restauraré, dice el Señor, todo lo que comió la oruga, y la langosta, y el saltón, y lo demás. Yo lo restauraré en los últimos días”.
246 El profeta dijo: “Habrá Luz en el tiempo de la tarde”. El mismo sol que brilla en el este, brilla en el oeste. Ha sido un día, un día oscuro. Ellos se han unido, y han introducido credos y cosas. Pero en el tiempo de la tarde habrá Luz: el mismo sol, los mismos resultados, las mismas señales, las mismas maravillas, el tiempo de la tarde.
247 ¿Cómo probó que Él Mismo era el Mesías? Ahora, la pregunta es, después de dos mil años de martillar en contra de eso, ¿sigue Él siendo el Mesías? Bueno, lo que Él fue en ese entonces, Hebreos 13:8 dice: “Él es el mismo ayer, hoy, y por los siglos”. Lo que Él fue en ese entonces, Él tiene que ser lo mismo hoy. ¿Cómo probó que Él Mismo era el Mesías? Conforme a la Palabra de Dios. “Porque Dios había dicho” por Moisés, “Jehová vuestro Dios levantará un profeta como yo”.
248 Por eso es que la mujer junto al pozo, cuando Él le dijo sus pecados: “Pues” dijo ella, “Señor, veo que Tú eres profeta. Sabemos que cuando venga el Mesías, Él nos dirá estas cosas”.
Él dijo: “Yo Soy, el que habla contigo”.
249 Ella corrió rápidamente y le dijo a la gente en la ciudad. “Vengan, vean a un Hombre Quien me ha dicho lo que hice. ¿Será que este es el propio Mesías?”. Y la gente lo creyó, porque estaban esperando esa señal Mesiánica, llevaban cuatrocientos años sin profeta.
250 Jesús dijo: “Como fue en los días de Lot, así será en la venida del Hijo del Hombre”, cuando Dios Se reveló a Sí Mismo en un cuerpo de carne, comió la—la carne de un ternero, bebió leche de la vaca, y Se sentó allí delante de ellos. Dios, Jehová, Él manifestado en carne, de espaldas a la tienda, y dijo lo que Sara estaba diciendo en la tienda.
251 “Habrá Luz en el tiempo de la tarde”. La Palabra vindicada de Dios es la señal del día en el cual estamos viviendo. Habrá Luz. Y Él prometió, en Malaquías 4, en muchas citas de la Biblia, que la gente del tiempo del fin vería la misma manifestación que ellos vieron, porque Él no puede cambiar esa señal. Él la ha prometido.
252 Bueno, nosotros Le oímos hablar en lenguas en el Calvario. Lo vimos hacer todas las cosas que Él hizo. Vimos a la Iglesia apostólica allá atrás en el principio, y cómo esa Iglesia apostólica, los movimientos que ellos hicieron. Lo vemos volviendo a la Iglesia nuevamente aquí en los últimos días. ¿Qué es? Es Dios, vindicando, así como lo hizo con Moisés, como lo hizo a través de los siglos. Él ha provisto una manera para que no fuéramos engañados, para que estuviéramos apercibidos. Jesús dijo, en Juan 14:12: “El que cree en Mí, las señales que Yo hago, las obras que Yo hago, él también las hará”. Ahí está el asunto. Pues, si Él murió y Él está muerto, entonces esas obras cesaron. Pero si Él vive de nuevo, entonces Sus obras continúan como entonces, porque Él es el mismo ayer, hoy, y por los siglos. ¿Lo creen Uds.? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.]
253 Escuchen. Permítanme decir esto: Jesús probó que Él era el Mesías, por las señales Bíblicas del Mesías. Él lo probó. Él era. Bueno, que Dios me permita probar ahora que Él sigue siendo el mismo. ¿Lo creen? Él lo probó. Él era. Él probó que lo era. Que yo, por la gracia de Dios, pruebe que Él es. Él probó que lo era. Ahora probemos que Él es. Eso es exactamente lo que Él prometió. Eso es lo que Él dijo. Así es como Él lo dijo: “Y estas señales seguirán a los que creen”.
254 ¿Qué es? El camino provisto por Dios, el camino de la resurrección. Lo que trae a un hombre de su estupidez, a la Luz del Evangelio; lo trae de un cerebro intelectual, como de un gran sistema de una maquinaria, y humilla su corazón ante Dios.
255 “Bueno” dice Ud., “ese hombre es muy inteligente, Hermano Branham. Tiene cuatro títulos. Tiene una licenciatura en artes. Él tiene todo esto”. No me importa lo que él tenga. Tendrá que olvidar todo lo que aprendió, para conocer a Cristo. Así es. Tendrá que humillarse y alejarse de todo lo que el mundo le haya hecho.
256 Y uno aprende a Cristo mediante la humildad, creyéndole a Él. Es el tiempo de la tarde. ¿Qué dije yo aquí, al principio? ¿De qué fue lo que hablé aquí? Aceptando el camino provisto por Dios en el tiempo del fin. Cada uno de estos hombres, cada vez en la Biblia, en la naturaleza, nosotros vemos…
257 Pues, Dios no toma un árbol hoy y lo hace otra cosa, y luego mañana lo hace otra cosa. No. Él hace un día, que hoy baje la savia, ¿mañana que vuelva de otra manera, y la próxima vez Él hace que ellos saquen la savia? No.
258 Él sigue ahí mismo en el camino. Y a cada uno de estos hombres de los que hemos hablado, a través de la Biblia, Dios siguió en Su camino con ellos, exactamente por Su Palabra. Ninguno de ellos hizo algo más sino lo que estaba exactamente en Su Palabra, por toda la Biblia, exactamente en Su Palabra.
259 Entonces, cuando Ud. dice: “Bueno, yo estoy exactamente en Su Palabra”, entonces Él vindica que eso es la Verdad.
260 Bueno, Él aún sigue directamente sin desviarse esta noche, si nosotros solo lo creemos. ¿Lo harán? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.]
261 Inclinemos el rostro. Pues, sean tan reverentes como puedan, por un momento.
262 El camino provisto por Dios, para que Él pudiera traer a los creyentes a una Fe de Rapto. El camino de Dios, Su camino provisto para traer a los creyentes a la Fe de Rapto.
263 Antes de hacer el llamado al altar, me gustaría decir esto. Me siento guiado a hacer esto. ¿Habrá personas enfermas en el salón? Levanten la mano.
264 Voy a pedirles que por favor guarden mucho silencio, quédense quietos, solo por un minuto más. Bueno, saldremos en cinco minutos más, si Uds. son reverentes.
265 Pues, ¿ven?, Ud., cuando Ud. interrumpe, Ud. está interrumpiendo a alguien.
266 Yo tengo todo el asunto bajo el control del Espíritu Santo. Tengo que tenerlo, para hacer esto. Dios hizo la promesa. No fui yo. Fue Él que hizo la promesa.
267 Bueno, que yo sepa, hay algunas personas aquí que conozco. Hay algunas que no conozco. En realidad puedo ver, supongo, como a cuatro personas que conozco. Y una de ellas es el Hermano Williams aquí, y el Hermano Rose. A ellos los conozco. Y Mamá Sharritt está sentada junto a la puerta. Yo, por supuesto, la conozco. Aquí está la Hermana Williams sentada aquí. A ella la conozco.
268 Y esta señora sentada aquí mismo, como dos filas aquí en frente de mí, ella trabaja en una tienda de productos secos, y es amiga de la familia. No sé su nombre, pero creo que ella es miembro allá de la iglesia del Hermano Outlaw. Creo que así es.
269 Y luego veo al Hermano Dauch y a la Hermana Dauch, de Ohio, sentados aquí. Oí al Hermano Sothmann, en alguna parte allá atrás, decir “amén” hace un rato. Estoy mirando. Parecen ser todos los que veo y conozco aquí.
270 ¿Cuántos de Uds. están enfermos, y saben que yo no los conozco?, levanten la mano, que saben que no sé nada de Uds., levanten la mano. Muy bien. Solo tengan fe ahora y crean.
271 Ahora, si yo les he dicho la Verdad, Dios está obligado a vindicar esa Palabra como la Verdad. ¿Correcto? Así es. Bueno, esa será la manera provista entonces, conforme a lo que he dicho esta noche. Esa es la manera provista por Dios para decirles: “Esta es la Verdad”.
272 Pues, cualquiera sabe que eso es totalmente imposible. Sería un milagro que la ciencia no puede explicar. Un milagro no se puede explicar. Está más allá de toda explicación. Y si Dios le hablara aquí, esta noche, a una persona que sabe que yo soy un desconocido para ellos, y les dijera lo que habían hecho, o lo que no deberían haber hecho, o lo que harán, o lo que deben hacer, o algo así, como lo hizo Jesús cuando estuvo aquí en la tierra. Él Mismo se dio a conocer al público por esa que era la señal Mesiánica. ¿Cuántos saben eso?, digan: “Amén”. [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Entonces, la iglesia lo cree. Esa es de la única manera. La gente, cuando Él hizo eso, ellos…
273 La mujer tocó el borde de Su manto. Él Se volvió y dijo: “¿Quién Me tocó?”. Físicamente, Él no la sintió, pero fue su fe la que lo hizo.
274 Bueno, Ud. puede tener esa clase de fe si Ud. solo ora y dice: “Señor Jesús, quítame toda duda. Quita mis dudas, y permíteme creer esto. Estoy desesperadamente necesitado. Y vengo, esta noche, porque la Biblia dice que Jesucristo es el Sumo Sacerdote que puede compadecerse de nuestras debilidades”.
275 ¿Sabían Uds. que esta señal, este milagro, no se ha realizado en la historia desde la muerte del último apóstol? Así es. Acabo de pasar por los—los… todos los libros de historia que conozco, Las Babilonias de Hislop. Pasé por el Libro de los mártires de Foxe. Pasé por el de los padres pre-nicenos, el Concilio de Nicea, y el post-Nicea. Pasé por todos esos libros. No lo he visto ni en un solo lugar, en la historia de Martín Lutero, Juan Wesley, el primer avivamiento, el avivamiento galés. Ellos lloraron, gritaron, alabaron a Dios, finalmente comenzaron a hablar en lenguas. Y luego se suponía que esta era la última señal. Eso fue lo último que Sodoma vio antes de que ella ardiera.
276 Y recuerden, Él no se la reveló a Sodoma. Se la reveló a Abraham, el escogido y elegido. Y el don no va a las iglesias mundanas aquí afuera, si Uds. se dan cuenta. Va a la Iglesia elegida. Ellos son los que están siendo beneficiados con eso. Ellos son los que la recibirán.
277 Si eso se hiciera allá afuera, ellos dirían lo mismo que dijeron cuando Él lo realizó: “Él es Beelzebú, un adivino”. Y cualquiera que sepa de adivinos, sabe que es—es una locura aun decirlo. No saben el principio básico de la telepatía o la adivinación. Esa es una obra del diablo, tratando de copiar la obra de Dios.
278 Dios muestra un profeta; el diablo tiene un médium. Los dos son muy parecidos. Jesús dijo que casi engañaría a los Elegidos, si fuere posible. Es verdad. Tenemos mucha—mucha imitación. Él dijo: “De la manera en que Jambres y Janes resistieron a Moisés, así lo harán estos hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la Verdad. Pero su insensatez será manifiesta”.
279 Ahora, en el Nombre de Jesucristo, el Hijo de Dios, tomo a esta congregación bajo mi control, pero para el Espíritu Santo, por el Espíritu Santo, en el Nombre de Jesucristo.
280 Les pido, como creyentes, no se muevan. Quédense quietos. Y crean que Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos, que estoy aquí para dar a conocer Sus obras y Sus caminos.
281 He sido muy reacio con estas cosas, los quince, dieciséis años que llevo en el campo. Pero ya viene la hora cuando algo está por suceder. El Mensaje irá a otra nación, a otras personas. Pero mientras estemos en la Presencia de Su Santo Ser… Creo que la Iglesia en América ha sido casi llamada fuera. Ella ya ha terminado, Ella ya ha sido lavada, Ella está lista, la verdadera Iglesia. La hipocresía continúa. Pero la verdadera Iglesia era una verdadera Iglesia para empezar, los nacidos de nuevo, los predestinados al llamado de Dios.
282 Si Ud. cree con todo su corazón, le pido que ore y diga: “Señor Jesús” en su corazón, “permíteme tocar Tu manto. ¿Y cómo sabré que Tú aún eres el mismo Sumo Sacerdote? Háblame por los labios del Hermano Branham. Y si él me ha dicho la Verdad, lo cual creo que ha hecho”.
283 No deje de mencionar eso en su oración, porque Él me dijo: “Si logras que la gente te crea”. Es de la única… Ud.… Él no pudo hacer muchas obras poderosas, porque aquellos no Le creyeron. No crean que yo soy Él, más bien crean que Él me envió. Y estoy aquí para manifestarlo a Él. Él probó que Él era. Que Dios me ayude a probar que Él ha resucitado de entre los muertos, el Mesías, el mismo ayer, hoy, y por los siglos.
284 Ahora solo oren. Estoy observando y esperando. Solo oren. Y si el Señor lo concede, y les prueba que esta es la señal del tiempo del fin, ¿caminarán Uds. en la Luz? ¿Le creerán, tendrán fe en Él? Él no hace acepción de personas. Solo tengan fe, siempre, en todas partes. Ahora, mientras tienen el rostro inclinado, yo estoy agradeciéndole al Señor.
285 Aquí está esa Luz que Uds. ven en la foto. Él está aquí en este cuarto ahora. Y La veo justo al lado de una mujer que está sentada a mi derecha. Ella está orando por un hijo que está en problemas. Solo es que no dude. Tenga fe.
286 A mi izquierda hay una mujer, y está atemorizada. Teme de que ella tenga cáncer. Ella está muy estremecida por eso. Espero que a ella no se le pase. La mujer ha intentado por mucho tiempo abrirse camino. Ella tiene miedo. Ella no es de aquí. Ella viene de otra ciudad. Y la ciudad es una ciudad más pequeña que esta, aunque está situada al sur de aquí. Está a la ladera de una montaña. Es Tucson. El nombre de la señora es la Sra. Bach. ¿Cree Ud.? ¿Aceptará su sanidad? Muy bien. No tema más. Su fe la ha sanado.
287 Una señora que se llama la Sra. Hushey. No olvide: Dios puede probar que ese hijo es inocente, si Ud. lo cree con todo su corazón. No lo dude. Tenga fe. Crea.
288 Una señora sentada a este lado a mi derecha, ella sufre con un problema cardíaco. Su nombre es la Sra. Cloud. Si Ud. cree con todo su corazón, acepte su sanidad, el Dios Todopoderoso la sanará. ¿Lo creerá Ud.? Muy bien. Crea con todo su corazón.
289 Una señora por acá atrás a mi derecha, en la fila a la derecha, lleva un vestido oscuro. Sra. Yates, crea con todo su corazón, y su problema de espalda la dejará. ¡Oh, qué cosa!
290 ¿Le aman? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] ¿Le creen? [“Amén”.] ¿Es Él el mismo ayer, hoy, y por los siglos? [“Amén”.] Ahora, ¡si Él prueba eso, y Uds. ven que es cierto, y esas personas dan testimonio de que yo nunca las he visto en mi vida!
291 Pero, miren, ahora, si Uds. creen mi palabra en lo que estoy diciendo, si creen con todo su corazón y ponen las manos uno sobre el otro, Uds. sanarán si lo creen con todo su corazón. Es una señal de la hora del tiempo de fin.
292 Ahora pongan las manos el uno sobre el otro, Uds. que van a orar el uno por el otro. Si Ud. es pecador, confiese sus pecados. Si Ud. es descarriado, confiese que está errado. Si está enfermo, confiese que quiere ser sanado y diga: “Te creo, Dios”.
293 Pues, la Biblia no dice: “Solo las oraciones de William Branham harán esto”. Sino que Él dijo: “Estas señales seguirán a los que creen. Si ponen sus manos sobre los enfermos, ellos sanarán”. ¿Creen Uds. eso? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.]
294 Ahora, ¿cuántas veces, cuánto tiempo he estado con Uds., Phoenix? Ya es cerca de diecisiete años, que he estado viniendo aquí. ¿Alguna vez han visto probado que esté errado? ¿Siempre ha sido exactamente de la forma en que el Espíritu Santo lo habló? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] En las miles y miles de veces, y en las multitudes de veces; las veces alrededor del mundo, de todas las naciones y tribus, lenguas y pueblos: es Jesucristo, no su hermano. Y yo les estoy citando Su Palabra. “Estas señales seguirán a los que creen. Si ponen las manos sobre los enfermos, ellos sanarán”.
295 Ahora pongan las manos sobre alguien y oren por ellos. No por Ud.… No ore por sí mismo ahora, porque ellos están orando por Ud. Uds. oren por ellos. Y ahora inclinemos nuestros rostros en la augusta Presencia de Jesucristo, Quien prueba estar entre nosotros. Bueno, Él es su Dios, al igual que Él es mi Dios. Ahora oren de la manera como lo hacen en su iglesia. Ore por esa persona que tiene su mano sobre Ud. Ud. ore por ellos, y crean en Dios.
296 Confiese sus pecados, diga: “Estoy errado, Señor. He sido incrédulo. No lo seré más. Estoy creyendo ahora mismo que Tú me vas a sanar”.
297 “Sana a esta persona, Señor. Sana a esta mujer. Sana a este hombre. Sana a esta mujer. Sana al bebé. Sana a la joven, al joven”.
298 ¡Oh, Señor Dios, Creador de los cielos y la tierra!, ¿cómo podemos permanecer sentados aquí, Señor? Esto debería traer una Fe de Rapto, un poder de Dios que elevaría a toda esta congregación, Señor, a nuevas alturas, y a la gloria de Dios.
299 Haz que el diablo, que ha atado a estas personas, los suelte; sobre la—la promesa de Dios en la que yo creo, sobre la Biblia que yo enseño, sobre el Dios que prueba que sí es la Biblia, que prueba que Él sí es el Dios de la Biblia. Después de dos mil años, Él todavía vive entre nosotros esta noche, resucitado de entre los muertos, el mismo ayer, hoy, y por los siglos. Sobre la base de Su Sangre derramada y la Presencia de Su Ser viviente, después de dos mil años, desafío al diablo con todo su espíritu impotente de enfermedad y dolencias, suelta a estas personas, en el Nombre de Jesucristo. Sal de ellos, para que salgan libres. Suelta a ese pecador. Suelta a ese descarriado. Suelta a ese hombre o mujer enferma. Yo reclamo la sanidad de ellos, la salvación de ellos, en el Nombre de Jesucristo, el Hijo de Dios. Déjalos, espíritu sucio, malvado, inmundo de incredulidad y duda. Sal de esta iglesia, de este grupo de personas, en el Nombre de Jesucristo. Amén.
300 Yo creo. Creo que ya se hizo la oración de fe. Quiero que Uds. hagan algo ahora. Allí mismo donde están, claven una estaca en su mente: “Aquí en este asiento, esta noche, cuando me paré y oí la Palabra, vi a Dios vindicar Su Palabra, probar que es correcta, se hizo la oración de fe por mí. Si el diablo alguna vez trata de decirme otra vez que estoy enfermo, o algo malo, lo traeré de vuelta a esta estaca. En este momento se ha hecho la oración de fe por mí, y estoy salvo de mi enfermedad. Estoy salvo de mis pecados. Soy un hijo de Dios, y ya no volveré a prestarle atención a las mentiras del diablo. Soy el siervo libre de Dios”. Amén. ¿Lo harán? Digan: “Amén”. [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Levanten la mano y digan: “Lo creo”. [“Lo creo”.] Amén. Amén.
301 Para mí, eso concluye el asunto. La obra está hecha. Todo ha concluido. Dios lo dijo y eso lo prueba. ¿Cómo puede Él hacer algo más que vindicar Su Palabra? Si Él me La vindica, Él puede vindicarla para Ud. ¿Lo creen Uds.? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Muy bien.
302 Vamos a ponernos de pie y alabémosle, entonces, denle toda la alabanza y la gloria. Amén. Muy bien. ¡Gloria a Dios!
303 Gracias, Señor Jesús. Te amamos. Te alabamos. Aceptamos estas cosas. Creemos que Tú lo haces por nosotros ahora. Tú eres nuestro Salvador. Tú eres nuestro Sanador, y Te amamos por ello. Bendito sea el Nombre del Señor, para siempre. Recibe a estas personas, Señor, y que sean Tus siervos de ahora en adelante, en el Nombre de Jesús.
Dios les bendiga.

 

 

 

 

 

El Mensaje del Atardecer