59-0510PM - ¿QUIEN ES ESTE?
10 de Mayo de 1959, Jeffersonville, Indiana, E.U.A.
1 Dios le bendiga, hermano. Es muy bueno poder venir a la casa del Señor.
2 Creo que estaba estudiando una Escritura hace un tiempo, y decía que cuando Jesús se acercó a Jerusalén, que los discípulos alzaron sus ojos y vieron la santa ciudad a lo lejos, y comenzaron a regocijarse y a decir que: “¿Ahora será restaurado el reino?”.
3 Y este cierto hombre que contaba o hablaba de una visita reciente a Palestina, pues dijo que ahora las personas, desde el año pasado, han estado llegando a un cierto punto, en el que cuando salen del valle y miran por la curva, por el mismo camino en el que estuvieron Jesús y los discípulos en aquel momento, que cuando ellos ven la ciudad, comienzan a llorar.
4 Saben, yo creo que hubo algo que aquellos discípulos sintieron, en aquellos días, que—de que el Reino sería restaurado otra vez.
5 Y ahora ya casi es la hora. Y yo creo que ese es el sentir que hay en el pueblo, de que el Reino está casi listo para ser restaurado otra vez.
6 El Hermano Neville, nuestro bondadoso y bendecido pastor, me acaba de hablar acerca de un próximo avivamiento aquí en el tabernáculo, dentro de unas noches, para que estuviese orando por eso. Y le dije que yo pensaba que sería algo de bendición.
7 No se pudieran tener demasiados avivamientos. Y muchas veces tenemos la opinión errada de lo que es un avivamiento. Un avivamiento no es tanto traer nuevos miembros, sino de revivir los que ya tenemos. Y yo…
8 Me gustaría decir esto, porque lo digo desde lo profundo de mi corazón: que estoy comenzando a ver un ambiente diferente en el tabernáculo que no había estado por mucho tiempo, un ambiente de—de profunda espiritualidad, como el que había hace mucho tiempo; ese algo que afirma y tiene un verdadero fundamento. Y confío que Dios bendecirá esta pequeña iglesia, y…?…nuevamente en su poder.
9 Y veo que el programa de construcción está avanzando, y creo que es algo grandioso. Pues, tarde o temprano, nosotros las personas mayores nos quitaremos la armadura y la entregaremos en las manos de nuestros hijos, y subiremos por esa Escalera dorada.
10 El otro día, pues crucé esa marca de la mitad del camino, de los cincuenta años; y no lo puedo creer. Parece que ni ha pasado el tiempo desde que yo estaba acarreando víveres para Chris Meisner, como de dieciocho, dieciséis, dieciocho años. Pero a algún lugar se fueron. Eso solo muestra que aquí no tenemos una ciudad eterna, pero estamos buscando Una que ha de venir. Y esa es la Ciudad donde Dios es el Constructor, y allí nunca habrá fin.
11 Esta mañana mientras hablaba del tema del Día de Las Madres, e intentaba mostrar a mamá no como ella es en realidad en su edad avanzada con las arrugas, y todo esto, y con sus muletas o en una vieja silla de ruedas o un sillón, y una pequeña maceta de flores a su lado, sino mamá en la resurrección, restaurada de nuevo a su juventud, y parada resplandeciente como una reina. Así es como me gusta pensar en mi madre. No me gusta pensar en ella como está hoy, anciana. Me gusta pensar en lo que está por venir. Y sé que Uds. se sienten así mismo con sus madres. Pensar en ella como realmente es en su corazón. Aunque muchos… Como dice el poeta: “La vida no ha sido fácil para ella, pero la volvería a vivir toda de nuevo, tan solo para hacer algo por Ud.”. Entonces, Dios va a proveer una manera para que ella pueda vivir con Ud. para siempre. Y estoy contento por eso.
12 No sé por qué hice este anuncio en la mañana, de que yo hablaría en esta noche, si el Señor lo permitía, sobre ¿Quién es Este? Realmente no sé cómo voy a hacerlo. Pues he estado ocupado toda la tarde hasta hace como una hora y diez minutos en entrevistas, y tuve asuntos especiales, y—y llamadas de emergencias. No pude hacerlas.
13 Y quiero que continúen orando por el Doctor Sam. Él—él está mejorando, y estamos agradecidos. Y el Doctor Baldwin y la Sra. Baldwin ambos se están recuperando. Ellos están mejorando.
14 Quiero que agreguen uno nuevo a su lista de oración esta tarde. Es Harry Lease, de por acá, el boticario. Harry es un amigo personal mío. Y desde que lo conozco, yo pensaba que él era un Cristiano, hasta esta tarde, cuando su hermano hizo una petición por la salvación de su alma. El Hermano Mike Egan trajo las… nuestro síndico aquí, trajo las noticias. Y Harry está bastante grave en el hospital. Yo no pensé que él me estimara tanto; pues esta tarde él rechazó a su propio pastor o el pastor de la iglesia a la cual él asiste, y quiso que yo fuera a verlo. Y quiero ir a verlo. Así que, oren por Harry.
15 Estamos contentos aquí en esta noche, de reconocer que mis amigos están aquí de por allá de Georgia, al Hermano Welch Evans y a su familia. También veo otras visitas que no conozco, que probablemente estuvieron aquí esta mañana.
16 Si no me equivoco, allá atrás veo al Hermano y a la Hermana Elmer Collins, de Phoenix, Arizona. ¡Oh, no han cambiado nada! Parece como que deberían traer puesto sus uniformes del ferrocarril, y—y llegando de trabajar en las vías del tren. ¡Así que bienvenidos de nuevo a casa! No les puedo pedir que se queden aquí, porque han encontrado un mejor lugar, ¿ven?, lo cual está muy bien, Phoenix. A mí, personalmente, algún día me gustaría vivir allá.
17 Y luego veo aquí al Hermano Smith, allá de la Iglesia de Dios. Hermano Smith, me dieron su librito el otro día, o anoche, bien tarde. No lo he leído aún, pero ciertamente lo apoyaré siempre y cuando yo sepa que Ud. lo escribió. Tiene que ser verdadera y genuinamente Escritural. Dios lo bendiga. Y espero que sea un éxito.
18 Y muchos otros que pudiera mencionar. Todos son bienvenidos aquí al tabernáculo. Y disfruté ese canto esta mañana, de la Hermana Stricker que cantó: “Él la mira, a través del enrejado”. Mis hermanos menonitas aquí, me da gusto tenerlos. Y ¡oh, a todos Uds.! Un amigo aquí, creo, de allá de Illinois, su hijo está grabando allá atrás, el poder saludarlos de nuevo. Y hay tantos a quienes pudiera… No piense que lo estoy menospreciando si no menciono su nombre, simplemente les doy la bienvenida a todos.
19 Ahora como una lección de la Escritura en esta noche leamos en Mateo el capítulo 21, comenzando con el versículo 1, y leeremos incluyendo hasta el versículo 11.
Cuando se acercaron a Jerusalén, vino, y vinieron a Betfagé, al monte del Olivo, Jesús envió dos discípulos,
diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos.
Y si alguno os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará.
Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:
Decid a las hijas de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, en Mansedumbre…, y sentado sobre una asna, Sobre un pollino, hijo de animal de carga.
Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó;
y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y lo sentaron encima.
Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino.
Y la gente que iba delante, y la que iba detrás, aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!
Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste?
Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret…
Inclinemos nuestros rostros para orar.
20 ¡Oh, Señor!, nos preguntamos qué hubiéramos dicho si nosotros hubiésemos vivido en esos días. Pero estamos viviendo en un día aún mayor, donde esperamos que Él venga. Y estamos haciendo los preparativos, Señor, preparando nuestros corazones, y trayendo todas las gavillas que podamos recoger de los campos de la cosecha, tanto en casa como en el extranjero, estamos pensando y anhelando el momento en que lo veamos a Él venir, cabalgando en un caballo blanco, descendiendo de los portales de la Gloria, para cambiar y transformar estos, nuestros viejos cuerpos corruptibles, en un cuerpo glorioso como el Suyo; en el cual no puede haber pecado ni señal de muerte que pueda entrar. Y Lo veremos como Él es, y viviremos y Le amaremos por todas las edades que habrá por venir.
21 Te damos gracias por esta iglesia y por su pastor, y por los síndicos y los diáconos, y por toda persona que viene aquí, y por las visitas que han entrado por nuestras puertas, que son ovejas del mismo redil, pero de otro corral. Pedimos que Tú los bendigas en esta noche con Tu Presencia.
22 Y aliméntanos de Tu Palabra, para que salgamos de aquí esta noche con la resolución de ser mejores Cristianos que nunca antes. Que nos podamos ir con una nueva esperanza en nuestro corazón y con gozo, esperando Su Venida.
23 Si acaso hubiere entre nosotros algunos que están enfermos y afligidos, no olvidaremos orar por ellos. Que ellos… Al entrar en el edificio en esta noche, donde nos hemos reunido para la adoración, si entraron enfermos, que puedan salir sanos.
24 Y pedimos por aquellos convalecientes en los hogares y en los hospitales, y los que están en lecho de aflicción. Oramos, ¡Oh, Dios!, que Tu misericordia los alcance.
25 Oramos por aquellos con indiferencia en esta noche, que aún no han probado y visto que el Señor es bueno, que no saben lo que significa ser amados por Dios. Ellos simplemente no entienden de lo que se están perdiendo. ¡Oh, Dios!, que alguna transmisión radial o de alguna manera toque sus corazones, y que sus emociones sean dirigidas hacia Ti antes de que la puerta de misericordia sea cerrada y ellos queden afuera, para recibir los juicios sin misericordia.
26 Ayúdanos, Señor. Oramos por estas cosas en el Nombre del Señor Jesús, y para Su gloria lo pedimos. Amén.
27 La gente estaba muy amontonada alrededor de las puertas, y las calles estaban repletas, y ni siquiera había lugar para que las personas durmieran. Estaban recostados por fuera del muro, en todo el recinto, porque era la Pascua. Y la gente de todo el mundo conocido venía a adorar en este tiempo. Era el momento cuando el cordero pascual era inmolado. Y el… Representaba su liberación de Egipto, de la servidumbre. Y ellos guardaban esto anualmente. Cada año se celebraba esta gran Pascua. Y era uno de los momentos más sobresalientes de… o eventos de la religión judía, porque representaba el momento cuando ellos fueron liberados.
28 A todas las personas les encanta pensar en eso, en el momento en que fueron liberados. ¡Cómo cada uno de nosotros, en esta noche, podemos regresar a ese momento cuando fuimos liberados! ¡Lo que significó para nosotros!
29 Puedo recordar mi propia experiencia, de cómo mi pobre corazón de niño anhelaba tocar a Dios. Yo pensaba: “¡Oh, si tan solo pudiera ir y tocar Su puerta y conversar con Él por un momento!”. Y, por supuesto, Uds. conocen mi historia. Tomé papel y lápiz, y Le iba a escribir una carta porque yo no podía hablar con Él. Y sabía que Él vivía en el bosque porque yo Lo había escuchado, y Lo había visto moverse en el bosque. Y era por un—un cierto sendero viejo que me era familiar, el cual yo tomaba cuando iba de cacería o pesca. Pensé: “Solo la clavaré en el árbol y la dirigiré al Sr. Jesús”. Para que de alguna manera esa carga fuera de mi corazón.
30 ¡Oh, esa noche allá! Yo pudiera olvidar mi edad, pudiera en algún momento aun olvidar mi nombre, pero nunca podré olvidar esa hora en la que Él me libertó del pecado. Algo profundo ocurrió en mí, que me ha ayudado a través de esas terribles horas oscuras. En la hora de mi liberación, el peso del pecado me dejó y yo fui una nueva persona. Desde entonces he sido una nueva criatura en Cristo Jesús.
31 Y estos judíos, ellos subían cada año. Y había una—una fuente dentro de la iglesia. Y ellos tomaban el—el pan y las hierbas amargas, y el cordero, y bebían de esta fuente en la iglesia. Y juntos se regocijaban, porque Dios les había mostrado favor. Así que, este era el tiempo de la Pascua, y no era solo la Pascua, sino que era una Pascua especial.
32 Saben, hay veces que cuando vamos a la iglesia y… Siempre nos encanta ir, pero hay veces que algo especial sucede.
33 Y esta era una de esas veces. El aire estaba lleno de expectación, así como hoy. Los ojos de todos aquellos quienes Le amaban Lo buscaban para verlo entrar por la puerta.
34 Y yo creo que hoy es algo muy similar, porque aquellos que Lo aman a Él lo están esperando. El ambiente está lleno de expectación.
35 Pues estamos viviendo en este día cuando la tierra realmente ha llegado a ser un gran barril de pólvora. Y la ciencia nos dice: “Solo faltan tres minutos para la media noche”. Y estoy seguro que Uds. leyeron, al igual que yo, el otro día, esa historia de este general en el ejército, que dijo que: “Si hubiera otra guerra, tan solo duraría dos o tres minutos”. Los viejos días de batallas y de disparar rifles y cavar trincheras, todo eso se acabó. Ellos dicen que la próxima guerra solo durará dos o tres minutos. Algún día, cierta persona perturbada estallará y va a disparar una de esas bombas. Y cuando lo hagan, tenemos puestos de vigilancia por doquier para dispararles en respuesta. El mundo sencillamente no puede sobrevivir a eso.
36 Todos en la Pascua sabían que algo iba a suceder, pero no sabían exactamente lo que era.
37 Y así mismo es hoy. Casi todos saben que algo está a punto de suceder; todos lo saben. Ud. puede hablar con el pecador, puede hablar con el negociante, puede hablar con quién sea y, ¡oh!,es un tiempo de mucha incertidumbre para el mundo.
38 Pero Ud. puede hablar con un hombre o una mujer que está esperando que Él venga, y la gloria se les refleja en el rostro. Ellos están esperando ese gran evento. Así que, todo el ambiente está expectante una vez más, esperando que acontezca algo. El mundo no sabe qué es lo que está a punto de suceder, pero la Iglesia del Dios viviente sabe lo que va a suceder. Ellos saben que pronto sonará la trompeta, y lo veremos venir a Él, cabalgando de la Gloria en un caballo blanco, con los ejércitos del Cielo siguiéndolo. Y los muertos en Cristo serán arrebatados y llevados a encontrarse con Él en el aire. Eso es lo que estamos esperando; lo estamos anhelando.
39 Y hemos escuchado que las almas de esas madres y demás, de quienes hablamos esta mañana, debajo del altar de Dios, están clamando: “¿Hasta cuándo, Señor?, ¿hasta cuándo?”. Mamá quiere verlo a Ud. tanto como Ud. quiere verla a ella. Y nuestros amados quieren encontrarse con nosotros tanto como nosotros nos queremos encontrar con ellos.
40 ¡Qué reunión la que habrá cuando Él venga! Encontrar a nuestros seres queridos y verlos en su cuerpo de la resurrección, y glorificados, y caminando con la heredad de la resurrección, ver su carácter, como cambió, la mansedumbre y quietud. Y no habrá ajetreo ni bulla, ni brincos y tironeo, porque tendremos toda la Eternidad para vivir juntos.
41 ¡Oh, esta gran edad neurótica en la que estamos viviendo!, no hay tiempo para nada, solo trepar y tironear y arrebatar, pues, es un día terrible.
42 Entonces, mientras esperaban que algo sucediera, qué lástima que muchos de ellos en la Pascua nunca lo pudieron ver a Él. Y aun, sabiendo que algo iba a suceder, pero no pudieron verlo a Él.
43 Así será en la Venida del Señor. Hay muchas personas inquietas hoy que saben que algo está por suceder, pero ellos—ellos nunca Lo verán a Él. Porque Él vendrá en la quietud de la media noche, para llevarse a esa pequeña Iglesia que está anhelando y esperando y bajo expectativa de verlo. Esos son los que Él vendrá y arrebatará. Y muchos del mundo que viven en el glamour, y saciando sus almas de las cosas del mundo, nunca sabrán lo que sucedió, hasta que la Iglesia se haya ido a la Gloria, porque Él vendrá como un ladrón en la noche y los arrebatará. Entonces podemos ver de nuevo que estamos en el mismo lugar. Ahora nos damos cuenta que estas expectativas, que Dios viene a aquellos que… Por todas las Escrituras, ha sido igual. Que ellos son… Él siempre se aparece a aquellos que Lo están esperando, siempre a aquellos que quieren verlo. Y estoy seguro que esa es la esperanza que hay en nuestros corazones en esta noche.
44 Creo que fue hace como seis meses, supongo, yo les estaba testificando a algunas personas. Y dije: “¡Oh, pensar en eso: que en cualquier momento Él vendrá!”.
45 Y lo que me hizo decir eso fue que, yo estaba hablando del Hermano Bosworth. Cuando fui a ver a ese santo anciano, cuando supimos que él se estaba muriendo, como de ochenta y algo años, mi esposa y yo íbamos para… allá para verlo antes de que muriera. En verdad tenía que decirle algo a él. A mí me gusta ver a los santos cuando están entrando a la Gloria, y yo tenía que verlo. Y quemamos las llantas del carro.
46 Pero cuando llegué allí y me di prisa por la puerta, en un pequeño rincón yacía ese anciano patriarca. Él levantó su rostro cuando me vio entrar. Sus débiles y ancianos brazos abiertos, con la piel colgando. Y él me extendió sus brazos. Y yo lo abracé del cuello y grité: “Padre mío, padre mío, los carros de Israel y su gente de a caballo”, porque él era un hombre santo y piadoso.
47 Y dije: “Hermano Bosworth, le quiero preguntar algo: ¿Cree Ud. que sanará?”.
Él dijo: “¡Oh, ni siquiera estoy enfermo!”.
Dije: “Entonces, ¿qué le sucede?”.
48 Él dijo: “Voy a Casa”. Dijo: “Estoy cansado y estoy agotado; y solo me quiero ir a Casa”.
49 Dije: “Entonces ¿se da cuenta de que está muriendo?”. Le dije: “Quiero preguntarle algo: A través de los setenta y tantos años de ministerio, ¿cuál ha sido su minuto más glorioso? ¿Podría hablar conmigo, señor, y decirme cuál experiencia tuvo Ud. en su vida, que Ud. pudiera considerar como su hora más gloriosa?”.
50 Y si vivo para tener la edad de él, yo nunca olvidaré cómo esos ojos oscuros me miraron por encima de esos lentes. Él dijo: “Mi querido hermano, este es el momento más grandioso de mi vida. No puedo recordar ningún otro momento que fuese más glorioso que ahora mismo”.
51 Yo lo miré a la cara, y le dije: “Señor, ¿sabe aún que Ud. se está muriendo?”.
52 Él dijo: “Hermano Branham, estoy aquí acostado esperando cada minuto que Él abra esa puerta y venga, me lleve a Casa con Él”. Así se debe morir. Así es como hay que partir.
53 Y como Uds. saben, que cerca de dos horas antes que muriera… Él estaba, había estado postrado en coma por más de dos días. Y cuando volvió en sí, se levantó por el cuarto, y comenzó a hablar con su esposa. Y, de repente, él parecía ser transparente. Y saludó de manos, por toda una hora o más, a amigos que llevan muertos cuarenta o cincuenta años, que fueron sus convertidos en su iglesia. Estrechó la mano de su madre y de su papá. Hasta que fue… la vida salió de su cuerpo, se acostó en la almohada y se durmió en los brazos del Señor Jesús. No hay nada como servirle a Él, esperarlo a Él.
54 Y mientras hablaba con cierto hombre sobre esto, y le contaba esa experiencia, dije esto: yo dije: “Señor, ¡oh!, ¿no será glorioso cuando lo veamos a Él? ¡Oh, si Él viniera hoy!”.
Él dijo: “Hermano Branham, no asuste a la gente de esa manera”.
Le dije: “¿A qué se refiere?”.
55 Él dijo: “¡Oh, no trate de decirles a las personas que el mundo viene, o que Cristo viene! Eso las preocupa”.
56 “¡Oh!” dije, “no. Le ruego me disculpe. Para aquellos que Lo están esperando, son las noticias más gloriosas que podrían escuchar, que Jesús está a punto de hacer Su entrada y llevarse a Su Iglesia”. La vejez será cambiada por juventud. El gozo será dado en lugar de tristeza. La vida será dada en lugar de la muerte. La mortalidad será cambiada por la inmortalidad. ¡Oh, qué momento!, ¡saber que Él vendrá!
57 Ellos Lo estaban buscando a Él. Ellos Lo estaban esperando. Y cuando Él vino, encontramos que había dos líneas: un grupo estaba a favor de Él, y uno en contra de Él.
58 Y así lo encontramos hoy. Eso es, Su venida siempre ha dividido a la gente. Cada vez, cuando se encuentra a Jesús, Ud. encuentra aquellos alrededor que se oponen a Eso. Ese es Satanás. Y, hoy, cuando pensamos en eso, no vemos que mucho haya cambiado. Sigue igual. Las personas han cambiado, pero el espíritu de las personas no ha cambiado.
59 Y cuando por fin se asomaron por la puerta y Lo vieron a Él venir montado en ese burrito blanco, con razón los discípulos comenzaron a—a gritar: “¡El Reino del Cielo se ha acercado!”. La gente corría a encontrarle, y toda Jerusalén fue conmovida. Hay algo especial, cuando Jesús viene, siempre hay una conmoción. Y toda la ciudad fue conmovida. Y ellos—ellos no lo pueden esconder.
60 Y los predicadores de aquel día tuvieron que responder por esta conmoción, porque era en la fiesta de la Pascua. Y ellos gritaron: “¿Quién es Este?”. Cuando se sentía la expectativa en el aire. Y la venida del Señor Jesús a Jerusalén, había llenado la atmósfera de expectativas. Al parecer, los maestros debían saber lo que iba a suceder. Al parecer, el sumo sacerdote debía haberlo sabido. Al parecer, todos los otros sacerdotes debieron haberlo sabido.
61 Y hoy eso no ha cambiado nada, porque el Espíritu Santo está precursando la Venida del Señor Jesús. Y el Espíritu Santo habiendo comenzado a extenderse por la tierra, los fuegos de los avivamientos han comenzado a arder por todo lugar, se han hecho grandes señales y maravillas, se han llevado a cabo sanidades, se han dado profecías. Y todo el conjunto de las bendiciones apostólicas ha regresado a la Iglesia nuevamente. Entonces, como fue allá, así es ahora, el espíritu del incrédulo aún clama: “¿Quién es Este?”.
62 Algunos de ellos creyeron en el Señor Jesús, al decir que Él era un buen hombre. Algunos de ellos dijeron: “Él es un buen hombre”.
63 Eso es lo que dicen hoy. Ellos quieren colocarlo a Él como un Napoleón, un guerrero. Tratan de colocarlo a Él como un—un George Washington, un hombre honesto. Pero Él era más que eso.
64 ¿Se fijaron en la lectura de la Escritura? Ellos dijeron: “Este es un profeta que viene de Galilea”.
65 Y ellos quieren decir eso mismo hoy, cuando ellos ven este gran movimiento del Señor: que restaura la salud a los enfermos y a los afligidos; al verlo a Él usar Su Espíritu en Su Iglesia para discernir los pensamientos de las personas; al verlo a Él hacer exactamente lo que hizo cuando estuvo aquí en la tierra, para cumplir lo que Él dijo que acontecería; seguro, las iglesias y las personas han, preguntan esto: “¿Quién es Este?”.
66 Ellos no entendieron Quién era Jesús porque ninguno de ellos podía reconocerlo, por sus escuelas. “¿De qué seminario salió Él? ¿De qué escuela de teología viene Él”?
67 Y así mismo es hoy. La mayoría de las personas que están ungidas con el Espíritu Santo no vinieron de ningún seminario. Ellos son el producto de la propia elección de Dios. Pero las señales y los milagros y las maravillas que fueron prometidas en la Biblia, acompañan este gran Espíritu Santo mientras se mueve entre el pueblo.
68 Y ellos dicen hoy: “¿De qué escuela son?”. Tan pronto como Ud. entra a una ciudad para tener un avivamiento: “¿A qué denominación pertenece Ud.?”.
69 Tuve una entrevista el viernes por la tarde con el sacerdote católico romano de la iglesia irlandesa de Louisville. Y tan pronto como me lo presentaron, un hombre erudito fino, él dijo: “Sr. Branham, ¿con qué denominación está Ud.?”.
Yo dije: “No estoy con ninguna”.
Y él dijo, entonces: “¿Fue Ud. ordenado?”.
Dije: “Sí, señor”.
Él dijo: “¿Quién lo ordenó a Ud.?”.
70 Dije: “El Señor Jesús me dio el Espíritu Santo, para predicar el Evangelio, y me dio una comisión”. Bueno, esa es la ordenanza que necesitamos.
71 Jesús nunca les dijo a Sus discípulos: “Salid a…” No estoy criticando esas cosas, pero ellas han tenido su día. Él no dijo: “Salid a estudiar para ser ministros por tantos años”.
72 Él dijo: “Esperad en la ciudad de Jerusalén hasta que seáis investidos con Poder de lo Alto”. Él les dijo eso a hombres que no podían firmar su propio nombre. “Y después de esto, cuando el Espíritu Santo haya venido sobre vosotros, entonces seréis Mis testigos tanto en Jerusalén, Judea, Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Esa es la ordenanza.
73 No tenemos registro de que Jesús haya ido a alguna escuela o que se haya graduado de algún seminario. Y, aun así, se han levantado más seminarios en Su Nombre, por causas religiosas que por cualquier otra cosa—cualquier otra cosa que haya existido en el mundo. No hemos tenido ningún—ningún registro de que Él haya ido a la escuela. Sin embargo, se han levantado más escuelas en Su Nombre que bajo cualquier otro nombre debajo del cielo, las escuelas. No sabemos que Él haya escrito un libro. Pero se han escrito más libros acerca de Él que del resto de las literaturas que han sido escritas. Y, hoy, Su Biblia es el Libro más popular que hay en todo el mundo, entre toda la literatura.
74 Pero, vean, en el día de la visitación, ellos clamaron: “¿Quién es Él?”.
75 ¿Ven?, Dios toma algo que no parece ser nada para hacer algo de ello. Eso es lo que lo hace a Él Dios.
76 Y cuando lo vieron a Él que venía, cabalgando por esa puerta, algunos de ellos dijeron: “Él es un gran Hombre”.
77 Ellos lo dicen hoy. Hay escuelas de teología hoy que enseñan que Jesús fue un gran Hombre, que Él fue un buen Hombre. Algunas hasta dicen que fue un profeta. Ahora, si Él solo fue un profeta o un buen Hombre, en nuestros pecados permanecemos. Él fue más que un profeta. Él fue más que un buen Hombre; aunque Él sí fue un buen Hombre. Sin embargo, Él era el Dios-Profeta. Pero Él era más que eso. Él era Dios manifestado en carne, para quitar el pecado.
78 Y mientras Él entraba, montando, muchas personas dijeron: “Él es un Sanador. ¡Oh, Lo vimos abrir los ojos de los ciegos! Lo vimos hacer caminar al paralítico. Lo vimos que oró y la fiebre dejar al niño”. Pero, luego, ese tipo de personas solo Lo seguía a Él por los panes y los peces.
79 Y así son las multitudes hoy, muchas. Si hay un sanador, pues, ellos—ellos lo siguen, y él simplemente—él simplemente es un oasis. Si se enferman, corren para decir: “¡Oh!, ¿podría Ud. orar por mí, para que el Señor Jesús me sane?”. Y tan pronto como salen del hospital o se levantan de la camilla, van de regreso al mundo, como un perro a su vómito o un cerdo a su revolcadero, como lo dice la Escritura. Solo Lo siguen por el beneficio que pueden recibir de Él. Ellos lo usan a Él como un—un amuleto sagrado o—o algo que—que ellos pueden conseguir de Él y no esperan servirle. Ese grupo aún está presente hoy.
80 Hubo nueve leprosos que fueron sanados, y uno regresó a darle la gloria a Él. ¿O fueron diez? Ellos, uno de ellos regresó a darle la gloria, y el resto se fue, sin agradecerle.
81 Y si las personas en América, que han sido sanadas por el Poder de Dios, volvieran sus corazones a Dios, un avivamiento impactaría esta nación al grado que cerraría todo lugar de venta de alcohol clandestino que… las tiendas de cigarrillos y las tiendas de whisky desaparecerían completamente de la escena. Las iglesias se llenarían. Los teatros quedarían vacíos los domingos por la noche. Y un avivamiento irrumpiría por esta nación. Pero cuando ellos lo ven sucediendo, las cosas que Dios hace, aún gritan: “¿Quién es Él? ¿Quién es este que viene? ¿De dónde vienen ellos? ¿Quién es este? ¿Con qué autoridad se hace esto?”.
82 Nunca olvidaré, allá en Johannesburgo, Sudáfrica. Apenas llegaba, unos treinta minutos antes, en avión. Y llevaba volando tres días y noches en el aire, estaba tan cansado que a duras penas lo soportaba. Ellos—ellos me llevaron al campo de las ferias donde se había reunido a unas cincuenta o sesenta mil personas. Y tan pronto como subí a la plataforma, el Espíritu Santo… Vi venir de por allá, un—un bus. Y sucedió que tenía un letrero que decía: “Durban”. Vi a un joven que tuvo que discutir y escaparse de su padre y madre, con una pierna más corta que la otra por seis u ocho pulgadas. Él tenía puesta una camisa blanca, con tirantes sostenía sus pantalones. Y vi allí al joven. Miré de nuevo. La visión desapareció. Y luego, en tan solo un momento, vi esa Luz sobre un joven allá muy atrás en la audiencia. Y miré. Pensé: “En algún lugar lo he visto”. Lo observé, y esa Luz se mantuvo sobre él por unos minutos. Y estaba esperando que el intérprete tradujera las palabras que seguían. Luego vi a ese mismo joven pararse, tirar sus muletas, y su pierna seis pulgadas más corta, fue bajando normal con la otra.
83 Y le dije al Sr. A. J. Schoeman, quien está en la Gloria en esta noche; le dije: “Sr. Schoeman, tan solo repita mis palabras. Es una visión”.
Dijo: “Muy bien”.
84 Y yo dije:“El joven que está sentado allá atrás, de camisa blanca y tirantes, él vino de una ciudad llamada Durban, unas mil quinientas millas atravesando el país en un bus. Y él tuvo que escaparse de su padre y madre para venir. Pero él ha creído en el Señor Jesús, y él tiene una pierna que es seis pulgadas más corta que la otra”.
85 Y el joven se puso de pie de un salto. Allí estaba, parado, tratando de agarrar sus muletas. Y le dije: “Joven, el Señor Jesús lo ha sanado”. Inmediatamente su pierna se alargó seis pulgadas, quedando normal con la otra. Y trajeron al joven a la plataforma, y allí lo examinaron los médicos. Uds. pueden ver su fotografía en mi libro.
86 Yo llevaba parado allí solo unos momentos, vi un pequeño carro verde acelerando por la carretera, y patinó. Se dio la vuelta quedando para atrás y golpeó un árbol. Una joven de cabello rubio estaba… se había quebrado la espalda. Y yo dije: “Veo un carrito verde que se deslizó contra un árbol, y una joven de cabello rubio como de dieciocho años tiene la espalda rota. Ella está en una condición grave”. Nadie respondió. Y yo no podía verla por ningún lugar entre esa audiencia tan llena de personas. Y me paré allí solo por unos minutos. Dije: “Entiendan. Es… No desconfíen. Es el Señor Jesús, en el Poder de la resurrección. Él ha enviado al Espíritu Santo para continuar Su obra”. Y allí vi la visión que vino de nuevo. Y aún no lograba ver a la joven.
87 Para ese momento, aquí frente a mí estaba esa Luz, tal como Uds. la ven en la fotografía. Y Se detuvo aquí. Y yo caminé hacia allá, y allí estaba tendida ella, al bajar de la plataforma. Dije: “Jovencita, el Señor Jesús la ha sanado”. Y ella comenzó a llorar.
88 Y su madre dijo: “¡Oh, no! ¡No le diga que se levante!”. Dijo: “Si se mueve, ella morirá”.
89 Y la jovencita se levantó de un salto, gritando y alabando a Dios. Y la madre se desmayó y cayó en el catre donde la joven había estado recostada.
¿Qué es eso?
90 Y para ese momento, un crítico se levantó allá atrás y se paró con un pie sobre una silla, y el otro sobre la otra, y dijo: “¡Ud., americano! Yo lo reto a que me diga ¿en qué Nombre hace Ud. esto? ¿Y a cuál denominación de iglesia pertenece?”. ¿Ven?
91 Sigue igual. Ellos no entienden; no están esperando estas cosas. Las iglesias no están esperando la Venida del Señor. Y el Espíritu Santo está aquí para confirmar Su Venida, para traerla a cumplimento. Es tanto así que…
Cada uno quiere escoger su propia manera. Así fue allá. Cada grupo tenía su propia idea.
92 Pero esa no es la pregunta en esta noche; yo no estoy hablando de eso. Pero la pregunta que le estoy haciendo, es: ¿qué piensa Ud. que es Eso? Eso lo afecta a Ud. ¿Quién es Este que está yendo de allá para acá por las naciones? No son hombres. Los hombres no puede hacer esas cosas. ¿Quién es Él que les está hablando y diciéndoles cosas a las personas en la audiencia, como: “Están sentadas aquí, por allá”, y en diferentes lugares en la reunión, cuando traen aquí a mujeres y hombres muriendo?, ¿Quién es?
93 Esa joven que entró en el bautisterio esta mañana, que hace tres semanas se estaba muriendo de cáncer sarcoma, vive aquí mismo en la Calle Maple, la Sra. Baity. Y yo les pregunté a tres médicos que estaban con ella; ella no tenía ninguna probabilidad de vivir, tenía cuatro o cinco hijos pequeños, y mi madre haciendo el esfuerzo de cuidarlos. Mamá dijo: “Bill, ella no regresará a casa”.
94 Y fui allá donde ella estaba, y el Señor Jesús habló: “ASÍ DICE EL SEÑOR, si ella va a la iglesia y promete bautizarse en el Nombre del Señor Jesús, y sirve a Dios, ella se irá a casa, sana”.
Y le pregunté: “¿Hará Ud. esto, señora?”.
95 Y ella dijo: “Todo lo que Ud. diga, yo lo haré”. Inmediatamente los dolores la dejaron. Tres días después ella estaba en casa, y los médicos no encuentran ni un rastro de ese cáncer.
96 ¿Quién es Este que viene en el Nombre del Señor? ¿Quién es? Es el Santo Espíritu de Dios. ¿Cuál es su opinión de Él? ¿Cuál es su opinión, conociendo a su pastor? Y sentadas aquí en estos asientos hay personas que no son de la ciudad, sentados sufriendo epilepsia, sentados con… Aquí hay un hombre, aquí en algún lugar, un hermano menonita, aquí mismo, que sufría de epilepsia. No lo conocía ni lo había visto antes, no sabía nada sobre él. Y de repente, supongo que hace como dos años o algo, sí, dos años, el Espíritu Santo lo llamó, y dijo: “ASÍ DICE EL SEÑOR”. Él no ha sufrido un ataque desde entonces. ¿Quién es? ¿Quién Es?
97 Esta mujer estaba sentada aquí el domingo pasado, la última vez que yo estuve aquí, había venido de algún lugar de Illinois. Al día siguiente… Tenía un gran tumor en su cuerpo, el cual era maligno. Y algunos de los mejores de la ciencia médica de Illinois estaban por llevarla a una gran clínica para operarla el lunes. Y ella se abrió camino aquí. No la había visto ni oído de ella, en toda mi vida. Y, de repente, el Espíritu Santo le hizo sombra, y le dijo quién era ella, de dónde venía, y que ella iba a ser operada al día siguiente. ¿Cuántos estuvieron aquí en ese entonces, que vieron eso? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Y vieron cómo recibimos las noticias. Al día siguiente cuando ella fue al médico, la llevaron de clínica a clínica y no encuentran rastro de eso.
98 ¿Quién es Este? ¡Oh Dios, sé misericordioso! ¿Quién es Este que está haciendo esto? ¿Se atreverían Uds. a decir que fue su pastor? Jamás. ¿Se atreverían Uds. a decir que los hombres tuvieron algo que ver en eso? Jamás. Es el Espíritu Santo, el Espíritu que estuvo en nuestro Señor Jesús. Y Su Venida, para unirse con Su Iglesia, está tan cerca que Él está esparciendo Su gran Luz Santa para redimir y para traer al compañerismo a la Iglesia del Dios viviente, para el Rapto que está a la mano. ¡Amén!
99 ¿Quién es? Yo no puedo contestar su pregunta. No puedo responder por Ud. Pero sí puedo responder por mí mismo. Y sobre este púlpito sagrado en esta noche, a oídos de este grupo, y de la—la compra de la Sangre de nuestro Señor Jesús, digo esto desde lo profundo de mi corazón; no porque yo sea uno de Uds., no porque yo sea alguien diferente, sino uno de los redimidos que fueron lavados por la Sangre: Yo creo que esa misma Luz que se encuentra suspendida en esta iglesia esta noche, esa Misma muestra por Su naturaleza que Eso es Jesucristo en la forma del Espíritu Santo.
100 Todo el que conoce la Escritura sabe que Jesús dijo: “Yo vengo de Dios y a Dios vuelvo”. Antes de que Él fuese hecho carne, cuando estuvo con Moisés en el desierto, Él era la Columna de Fuego. Y cuando Moisés quiso verlo, Él pasó con Su espalda hacia él. Y Moisés dijo: “Se ve como un Hombre”. Cuando Él estuvo aquí en la tierra, Él era un Hombre. Y Él hacía las mismas cosas que Él está haciendo hoy a través de hombres, a quienes Él ha redimido. Luego Él viene y permite que tomen Su fotografía. ¿Qué es Eso? Después de Su muerte, sepultura y resurrección.
101 Pablo iba camino a Damasco, un día, y una gran Luz lo tumbó. Aquellos hombres a su alrededor no vieron la Luz. Pero Aquello tumbó a Pablo, al punto que lo cegó. Él tuvo problemas con sus ojos el resto de su vida. Y él dijo una vez: “Para que por la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado”, un aguijón en su carne, un mensajero de Satanás, para abofetearlo. Por causa de la abundancia de la revelación.
102 Y cuando Pablo fue derribado, iba a perseguir al pueblo que estaba haciendo demasiado alboroto; al grupo nacido de nuevo, a las personas a quienes llamaban herejes; Pablo iba en camino a perseguir a esos, con documentos en el bolsillo para arrestarlos y traerlos a Jerusalén. Y como a medio día, descendió una Luz que lo hizo caer de sus pies al suelo, y él cayó al polvo de la tierra. De esa Luz vino una Voz, diciendo: “Saulo, Saulo, ¿por qué Me persigues?”.
103 Y Saulo se dio la vuelta, en esa condición, cegado, miró hacia arriba. Y podía ver esa gran Luz gloriosa. Y él dijo: “Señor, ¿Quién Eres?”.
104 Él dijo: “Yo soy Jesús. Yo vine de Dios; a Dios regresé. Yo vengo de Dios; regreso a Dios”. Él dijo: “Dura cosa te es dar coces contra el aguijón”.
105 El tener una revelación sobre esa arena sagrada, el estar una vez en ese lugar, y el hombre nunca puede ser el mismo. Un hombre antes de llamarse Cristiano, antes de poder identificarse, primero debe tener esa experiencia en la parte trasera del desierto, donde él se ha encontrado con Dios, cara a cara.
106 Porque hoy, Uds. pueden recibir cualquier clase de respuesta. Uds. pueden ver al Señor hacer exactamente lo que Él dijo que haría, y los teólogos inteligentes descartarán Eso con explicaciones. Ellos dicen: “Eso fue para otro día. Eso fue para esta; o, Eso es para otra edad; o, Eso está errado”. Como dijeron de Jesús: “Él es Belcebú, el diablo. Él es un adivino”. Y todas esas cosas, ellos le tienen una respuesta.
107 Pero cuando un hombre ha entrado en contacto con Cristo, y Lo ha visto como lo hizo Pablo, o Lo ha experimentado, no hay suficientes teólogos en el mundo que puedan hacer que un hombre deseche esa experiencia con explicaciones.
108 Por eso sucede hoy en día, ellos no tienen esa experiencia. Por eso ellos no pueden decir… todos andan diciendo: “¿Quién es Este? ¿Qué es Esto? ¿De dónde viene Esto?”. Ellos no tienen la respuesta. ¿Por qué? Porque lo único que ellos conocen es una teología hecha por alguna iglesia. No es “conocer teología” lo que es Vida; no es “conocer la Biblia” lo que es Vida.
109 Sino “conocerlo a Él” es Vida. “Conocerlo a Él” como su Salvador personal, como ese Ser Quien lo ha llenado a Ud. con Su Presencia. Ud. estuvo presente cuando sucedió eso. No hay nadie que se Lo pueda quitar a Ud. Nadie con sus explicaciones pueda quitarle Eso a Ud. Cuando Ud. tiene esa experiencia, Ud. sabe Quién es Él. Para mí, Él es Jesucristo, el mismo ayer, hoy, y por los siglos.
110 ¿Quién es Este que está haciendo estos milagros? ¿Quién es el que está haciendo estas grandes obras? ¿Será el predicador? ¿Será Oral Roberts? ¿Será Billy Graham? ¿Será Jack Schuler? ¿William Branham? Quien sea, ellos no tienen nada que ver con eso. Ellos son instrumentos.
111 Es el Espíritu Santo viniendo con el Evangelio, en señales y maravillas y milagros, para alistar a un pueblo. Y el ambiente está cargado con expectación, con creyentes esperando que Él venga.
112 Y otros están diciendo: “¿Estos avivamientos para qué? ¿Por qué tenerlos? Asentémonos en una iglesia”. ¡Oh!, se ha dicho aquí mismo en la iglesia que, cuando comenzamos a construir la nueva iglesia, dijeron: “Nosotros no necesitamos milagros. Ya no necesitamos esas cosas. Sí Ud. las quiere, salga al campo donde suceden. Aquí nosotros no las necesitamos”. Cuando el Tabernáculo Branham caiga así de bajo, se ha hundido.
113 Esta iglesia está fundada sobre los principios y el Poder y el Evangelio de Jesucristo. Y mientras permanezca este tabernáculo, que el Espíritu Santo glorioso encuentre acceso a almas para salvar y llenarlas con el Espíritu Santo, y sane a los enfermos. Para mí, es Jesucristo, el mismo ayer, hoy, y por los siglos.
Oremos.
114 Si Ud. no sabe Quién es Él, no sabe de qué se trata todo esto, y a Ud. le gustaría saber, ¿podría tan solo levantar la mano? Y decir, al levantar la mano: “Ore por mí, Hermano Branham, para que yo le conozca a Él”. Y que el Señor le bendiga. Y por todo alrededor, veo sus manos.
115 Ahora, Padre Celestial, presentamos este Mensaje y los frutos, de las personas que han levantado las manos queriendo saber Quién es Este. Ellos quieren conocer a este gran Jesús; Cuya Venida, de la resurrección, está tan cerca que los enfermos han comenzado a ser sanados. Y después que eso sucedió, entonces entró la profecía en la Iglesia, luego los dones y milagros, ahora hemos llegado a esa última señal. Ya viene lo siguiente, el Rapto, la Iglesia será arrebatada. Y nosotros, Señor, que hemos reclamado conocerte en el Poder de Tu resurrección, estamos esperando y anhelando, y clamando y rogando: “¡Ven, Señor Jesús!”.
116 Arrebata a Tu Iglesia y llévatela rápidamente, Señor. Pues pronto los hombres van a estallar la tierra que Tú creaste para que allí viviesen, porque ellos Te han desobedecido. Ellos no han estudiado la paz, sino la guerra. No han estudiado la justicia, sino que han estudiado la maldad. ¡Cómo es que no todos estarían hambrientos de poder! Señor, ese pequeño lugar en su corazón que los hace sentir hambre de poder, lo están tratando de satisfacer en algún laboratorio, para volar en pedazos a sus semejantes.
117 Dios, si tan solo ellos entendieran que ese poder que anhelan es el Poder de la resurrección del Hijo de Dios, el Poder del Espíritu Santo para cambiar sus vidas; no para hacer estallar naciones, sino para cambiar sus vidas y hacerlos Tus siervos.
118 Mucha gente, enferma de locura salvaje, nos identifican como un montón que “no sabe nada”, y—y “herejes”, como lo hicieron en los días de antaño. Pero, como ellos regresaban regocijándose, dándote las gracias por poder llevar el reproche de Tu Nombre, ese es el sentir de Tus hijos en esta noche, Señor, por todas partes; solo nos regocijamos.
119 Algunos en Tu día trataron de identificarte. Ellos dijeron: “Él es amigo de aquel hombre salvaje, Juan, el que salió del desierto casi sin ropa, solo envuelto en una piel de oveja. Un salvaje que soltaba las palabras al este y al oeste, y decía: ‘El hacha está puesta a la raíz del árbol’”. Decían: “Es un—un seguidor de él. Él es un salvaje. Él está loco. Él está fuera de Sus cabales”. El ministerio sobrenatural que Te acompañaba, ¡oh, Señor!, cegó los ojos de aquellos.
120 Y así lo ha hecho de nuevo hoy. Este gran Espíritu Santo, al precursar la Venida del Señor como Juan en su día, está cegando a la gente, aquellos que no quieren ver. Pero para aquellos que están dispuestos a ver, Tú los has elegido. “Y todo lo que el Padre Me da, vendrá a Mí” dijiste Tú, “y ninguno de ellos se perderá. Y Yo le resucitaré en el día postrero”. Te agradecemos por esto.
121 Y por aquellos que han levantado las manos esta noche, oramos ¡oh, Señor Dios!, que Tú Mismo te des a conocer a ellos por medio de una experiencia, en el Poder de la resurrección. Concédelo, Señor.
122 Y puede haber otros aquí que no levantaron las manos, sin embargo, en su corazón, sabían que ellos lo necesitaban. Oro que Tú los bendigas y les concedas a ellos el deseo de su corazón.
123 Que cuando salgamos del edificio esta noche, salgamos personas diferentes. Que salgamos con un propósito diferente al que traíamos cuando entramos, si era contrario a Tu Divina voluntad. Que salgamos habiendo determinado aferrarnos a los cuernos del altar, hasta que nuestra alma esté satisfecha de que hemos tenido una experiencia Contigo. Y nosotros sepamos de Quién estamos hablando, porque Lo hemos conocido y tenemos compañerismo con Él. Concede estas cosas, Padre. Sana a los enfermos y afligidos.
124 Bendice a nuestro amado y precioso pastor. Dios, oramos que estés con él y sus preciosas hermanas, mientras cantan el Evangelio y Lo predican por su radio.
125 Bendice a las visitas en nuestras puertas. Señor, que ellos salgan esta noche con una recarga en sus corazones, y con un propósito de que, desde esta hora en adelante, si ellos no Te conocen y no Te han servido antes, que ellos Te sirvan. Sabiendo esto: que “todas las otras cosas llegaran a ser nada, pero la Palabra del Señor permanecerá para siempre”. Concédelo, Padre.
126 Perdónanos todos nuestros pecados. Y que nos podamos encontrar en aquel gran… [Cinta en blanco.—Ed.]
Porque Él a mí me amó
Y me compró mi salvación
Allá en la Cruz.
127 Ahora, después del Mensaje solo inclinemos nuestros rostros y adorémosle a Él, mientras Le cantamos.
Yo Le amo (con todo su corazón), Yo Le amo
Porque Él a mí me amó
Y me compró mi salvación
Allá en la Cruz.
128 ¿Cuántos realmente Lo aman? Levanten la mano, díganlo como un testimonio: “Yo Le amo”. ¡Oh!, ¿no es Él maravilloso? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Saben, a mí me encanta estar así y de alguna manera solo beber de Su Presencia. Su Palabra ha salido, Ella ha caído en los corazones. Ella nos corrige. Ella nos trae a sujeción a Su Espíritu. ¡Cuán precioso es entonces solo adorarlo a Él! Ahora, en esta noche, mientras Uds. salen de la iglesia, salgan adorándolo a Él.
129 Y recuerden, esta semana habrá servicio de oración aquí el miércoles por la noche. No olviden el programa radial del Hermano Neville el domingo, o el sábado a las nueve por la estación WLRP. Me encanta escucharlos, ¿a Uds.? El cuarteto o el trío suena muy bonito. Mi esposa y yo, y los niños, sacamos la pequeña radio y—y nos sentamos alrededor para escuchar al Hermano Neville y su programa, y sus bellas palabras, de cómo él exalta al Dios que él ama y cree. No digo esto para…
130 Uds. que nos visitan aquí, si no tienen una iglesia a la cual asistir, vengan y únanse a nosotros. Déjenme decirles, no lo digo porque él está sentado aquí. No, señor. He dicho esto muchas veces. Yo amo al Hermano Neville. Esto, primeramente: él es un teólogo. Y lo primordial: él es un hijo de Dios; y lo otro es que: todos los días él es el mismo. Lo he conocido por años. Él nunca ha cambiado, ni un poquito; él sigue siendo Orman Neville, un siervo del Señor Jesús. Y creo que él tiene…
131 La otra noche, lo llamé para preguntarle si podía hacer espacio en su programa para nosotros poder ir y orar por los enfermos. Algunos estaban llegando, fue esta mañana, Uds. saben. Y su esposita contestó el teléfono, y yo le estaba contando a mi esposa allá atrás, de eso.
132 Y ¡cuánto le agradecemos a Dios por su hermosa esposita y su familia! Eso está muy bien. Cuando vemos un ministro y a su esposa que se llevan así, con dulzura y humildad, eso hace que la iglesia marche aún mucho mejor. Eso es más dulce cada día que pasa.
133 ¿Le aman con todo su corazón? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Muy bien. Tenemos un canto para despedir que cantamos: De Jesús el Nombre invoca. Y denos el pequeño tono, hermana, si lo tiene allí en el libro. Y cantaremos nuestro canto de despedida. Y cuando cantemos el primer verso, queremos dar la vuelta y estrecharnos la mano. Muy bien. Denos el tono.
…Jesús el Nombre invoca,
Búscale con vivo afán;
Dulce hará tu copa amarga,
Tus pesares cesarán.
¡Suave Luz, manantial!
De esperanza, fe y amor;
Dios le bendiga, Hermano.
¡Sumo bien Celestial!
Es Jesús, el Salvador.
Cantemos este verso ahora.
De Jesús el Nombre ensalza,
Cuyo sin igual poder,
Del sepulcro nos levanta,
Renovando nuestro ser.
¿No será maravilloso?
¡Suave luz, (Suave luz) manantial!
De esperanza, fe y amor;
¡Sumo bien (Sumo bien) Celestial!
Es Jesús, el…
134 ¿Cuántos recuerdan nuestro cantito que cantábamos, No olviden la oración familiar? ¿Lo recuerdan? Yo no… Thelma, ¿si lo sabes, o el tono? Intentémoslo. ¿No lo recuerdan? Vamos a… Quizás lo pueda cantar con Uds.
No olviden la oración familiar,
Jesús quiere encontrarte allí;
Él tomará todas tus preocupaciones,
¡Oh, no olviden la oración familiar!
135 ¿Cuántos de Uds. tienen oración familiar? Eso es bueno. Intentémoslo de nuevo. Lo incluiré aquí. Eso me gusta. Todos ahora.
No— no olviden la oración familiar,
Jesús quiere encontrarte allí;
Él tomará todas tus preocupaciones,
¡Oh, no olviden la oración familiar!
136 ¡Oh, Señor!, está escrito en las Escrituras que tomaban del cuerpo de Pablo, pañuelos o delantales, y los espíritus inmundos salían de las personas y de enfermedades eran sanadas. Oramos, ¡oh, Señor!, que así mismo sea demostrado sobre estos en esta noche, ahora que los envío a los necesitados y enfermos por las diferentes tierras, hay alguien que está en expectativa y esperando que suceda esto. Yo oro, Padre, que Tu lo concedas en el Nombre de Jesús, Tu hijo. Amén.
137 Le voy a pedir, mientras inclinamos nuestros rostros, a nuestro precioso Hermano Smith allá, de la Iglesia de Dios, al que hemos hallado tal como a nuestro Hermano Neville aquí, un leal siervo fiel de Dios, le voy a rogar que pida las bendiciones sobre Uds., que continúen esta semana que viene. Dios los bendiga, hasta que los veamos otra vez.
138 Hermano Smith. [El Hermano Smith ora.—Ed.] Sí, Señor. Sí. Sí. Sí. Sí. Amén.
139 Salúdense de manos. Bienvenidos nuevamente al tabernáculo. Dios los bendiga.