54-1219PM - LOS HECHOS DEL ESPÍRITU SANTO

 

     
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19 de Diciembre de 1954, Jeffersonville, Indiana, E.U.A.

1 …alrededor de la iglesia. Acabamos de tener un servicio fúnebre esta tarde, tenemos otro en la mañana. Y dije: “Vamos a la iglesia, rápidamente ahora, para no perdernos nada del servicio”.
2 Y yo no sabía que el Hermano Neville iba a decir: “Suba aquí y hable un poco”. Pero estoy muy contento por la oportunidad de poder saludarles de nuevo en el Nombre del Señor Jesús, por Su amor y bondad, y misericordia para todos nosotros; y para nuestro hermano aquí, el pastor.
3 Saben, el Hermano Neville es un poco diferente a muchos ministros. Ellos solo… cuando un ministro, cuando cede su púlpito, eso es mucho para él; Uds. simplemente no se dan cuenta lo que significa. Pero, el Hermano Neville siempre ha sido tan amoroso y considerado para siempre ceder su púlpito cuando yo vengo; y decir: “Hermano Bill…”. Y no solo pregunta si uno quiere; como que él lo persuade a uno para que venga, Uds. saben. Y eso hace que uno se sienta doblemente bienvenido. Y estoy muy contento por eso, ¿ven? Uno no puede rechazar a nadie así. Ellos son tan amables y agradables, en ese sentido.
4 Lo escuché decir que su pequeño bebé estaba vomitando y enfermo. Y yo… Hermano Junior, creo que era su bebé el que escuché toser allá atrás, hace unos minutos. ¿Es ese su bebé, Junior, el que estaba tosiendo? Y hay muchos resfriados y demás. Oraremos por los enfermos, dentro de un rato.
5 Ahora, solo empezaré donde quedé esta mañana entonces, allí en el capítulo 4 de Hechos. Y, así que… Y creo que empezando alrededor del versículo 10 del capítulo 4 de—de los Hechos de los Apóstoles, o, los hechos del Espíritu Santo en los apóstoles. ¿Ven? Siempre pensamos que, le llamamos: “Los Hechos de los apóstoles”. Pero no fueron los hechos de los apóstoles; era el Espíritu Santo en los apóstoles, actuando, ¿ven? Los hombres, ellos en sí, eran hombres, y no podían actuar. Antes de continuar…
6 Yo estaba sentado atrás con el Hermano Wood, hace solo unos momentos. Y un cierto amiguito, que ha estado por aquí en la iglesia por mucho tiempo, él siempre ha querido encontrar su lugar. Yo creo que podría pedirle, si él quisiera hacerlo; es cantar. Hermano Temple, Ud.—Ud. puede hacer una cosa y otra, pero Ud. es un buen cantante. Así que yo—yo por supuesto aprecio eso. Y si Ud. solo se entregara al canto, Dios lo usaría. Pero Ud.—Ud. está…?… alrededor de todo lo demás excepto lo correcto. Entre en el canto. Ahí está su talento; Ud. tiene que usarlo. Es maravilloso; me encanta ese canto de antaño. ¿A Uds.? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Sí, señor. Escuchar eso a la antigua, me gusta, Hermano Neville. Sin duda. Uno…
7 Yo disfruto la predicación del Hermano Neville y todo lo demás. Y ciertamente también disfruto de ese fino canto a la antigua que él y las hermanas cantan, en el—el programa de radio. Si Uds. no los han escuchado aún, muchos de Uds., pues, sintonicen cada sábado en la mañana y escúchenlos, y de seguro serán bendecidos. Pues, mi esposa y los niños, y todos, están pendientes de ese programa, tal como si yo mismo fuera a estar allí, y yo estuve allá, es uno de los—los que la familia ama. Esperamos ese púlpito, o ese programa, el sábado en la mañana, y estamos muy contentos por eso.
8 Saben, esta mañana hubo algo que sucedió aquí que yo—yo aún no puedo olvidar, fue lo de ese bebé. Tuve la sensación más misteriosa por eso. Y yo solo me pregunto. Cuando me levanté esta mañana, miré a mi esposa y dije: “Cariño, yo—yo o tuve un sueño o una visión. Y estoy” dije, “no—no voy a decir que fue una visión, porque podría haber estado dormido; pero” dije, “¡es tan real! Y yo estaba sentado allá arriba en el cuarto cuando terminó”. Dije: “Aunque no recuerdo cuando me levanté, para… de la visión cuando me impactó”.
9 Pero cuando llegué acá, eso… y yo vi todas esas cosas sucediendo así exactamente. Y yo había llamado a la Hermana Cox y le conté, hace unos días, acerca de un bebé de esa misma clase. Y ese debe haber sido el bebé. Y el pequeñito, sus ojos están carcomidos por el cáncer. Su ojito, aquí, ya no lo tiene, y apenas tiene un hueco allí. Se le pasó al otro ojo, y el bebé está acostado inmóvil. Y un famoso cirujano de Louisville, le dijo a la madre que me lo trajera aquí, para orar por él. Así que, eso… Y entonces todo… Yo simplemente creo que Dios estaba… dio una visión para ese bebé. Y tan cierto como creo que estoy de pie en esta plataforma esta noche, ese bebé está sano. Sí, señor. Yo solo… yo muy rara vez, Hermano Cox, me involucro en cosas de ese tipo.
10 Ahora, lo hice una vez, no pude aclarar lo del Hermano George Wright, cuando yo… el Hermano McDowell me había llamado, para—para ir a su trabajo, o fue la madre de Charlie allá arriba. Y ella estaba casi sin vida postrada en el hospital. Y el Hermano Mack quería que yo fuera, así que yo—yo fui a ver al bebé. Y yo había estado allá donde el Hermano George por cuatro días. Y yo lo amaba; pero con todo mi corazón yo creía que él se estaba yendo. Así es. Yo creía que él se estaba muriendo. Y los doctores: “No tiene ninguna posibilidad”. Los coágulos de sangre iban a su corazón, así que no había nada que hacer.
11 La Sra. Wright, sentada aquí, nuestra hermana, me preguntó qué pensaba al respecto. Después de cuatro días de orar por él, dije: “Yo creo que él partirá”.
12 Y la pequeña Edith me preguntó por eso; no le quise decir. Yo dije: “¡Oh!…”. Pero ella aún tenía fe. Ella creyó. Ella se aferró. Y yo…
13 El Hermano Shelby está sentado allá atrás, es como si fuera mi propio hermano de sangre; él me vio allá afuera, dijo: “¿Qué piensa de lo de papá?”.
14 Yo le dije: “Shelby, realmente creo que él va a partir”. Dije: “Yo creo que él—él nos está dejando”. Le dije: “Bueno, él tiene setenta y tres años, y él ya ha vivido su tiempo. Y Dios solo le prometió setenta”. Dije: “Yo creo que él partirá”.
15 Y esa noche, cuando regresé a casa de allá, el Hermano Mack insistió en que debía ir allá. Y Charlie me condujo hasta allá, lejos… Él llegó por allá, y no regresó hasta bien entrada la noche, o temprano en la mañana. Y yo solo fui y oré por la mujer, fue todo lo que pude hacer.
16 Y cuando volví a casa, entré al cuarto, y me desvestí y me preparé para ir a la cama. Y cuando lo hice, oí a alguien hablando. Miré hacia allá, y había una mujer con la cabeza canosa; y ella estaba parada en una cocina, hablando con alguien en el teléfono. Y resultó ser que era la madre de ese muchacho. Así es. Y yo…
17 Entonces vi el—el viejo árbol de sauce justo al lado de la casa del Hermano George, y vi unos terrones cayendo, de lodo o tierra, que parecían barro. Y era tierra, y era lodo. Y Él dijo que eso era “la tumba”. Algo acerca de una tumba: “Y sobre muchos de los que se reían de él, que estarían en sus tumbas antes que él”, o algo así. Y no pude entenderlo correctamente. Así que, rápidamente, me puse en contacto con la Hermana Wright, y la llamé y le dije (a la Hermana Wright, creo que era) que no capté lo que era la visión.
18 Sin embargo, la madre de Charlie fue a casa, y estaba en casa y habló por teléfono, y todo fue tal como la visión dijo. Yo creo que ella ya partió. Pero, ella se fue a casa tal como se dijo, cuando dijeron que ella ni siquiera podría vivir hasta la mañana; pero vivió. Ahora, y eso fue solo Dios dejándonos saber que Él había contestado nuestra oración.
19 Alguien preguntó el otro día, o el—el hombre que escribió el libro recientemente, dijo: “Un hombre que tenía problemas de la próstata, y” dijo que “fue sanado; y un año después dijo que estaba enfermo de nuevo”.
20 Pues, por supuesto. Ud. puede ser sanado esta noche, y enfermarse de nuevo en la mañana de la misma cosa. Ud. puede ser un pecador esta noche, y un…Ud. puede ser un pecador esta noche, y un Cristiano en la mañana. Ud. puede ser un Cristiano esta noche, y un pecador en la mañana. Seguro.
21 Un médico puede darle penicilina a un hombre para un resfriado severo o una neumonía, y sanarlo ahora mismo. Y podrían hacer un examen; estar perfectamente limpio, sin una pizca de neumonía, ni fiebre; y mañana él puede morir con neumonía, es lo mismo. ¿Es correcto? Eso no tiene nada que ver.
22 ¿Ven?, es nada más que “atragantarse con un mosquito, y tragarse un camello”, como dice el viejo refrán.
23 Pero, de todos modos, entonces, regresé y le dije a la Hermana Wright. Entonces me fui, y tuve una visión de nuevo, y vi al Hermano George Wright sentado allá atrás, y yo entrando por la puerta. Él vino justo por aquí y cruzó este pasillo, y fue justo allí y estrechó mi mano, caminando.
24 Él no podía caminar; todos Uds. conocen su condición. Un coágulo de sangre le había torcido las piernas así, y el médico dijo: “Está yendo a su corazón; morirá en cualquier momento”. Así que, a los setenta y tres años, no había posibilidad terrenal para que él viviera.
25 Y yo regresé y se lo dije a la iglesia, llamé a la Hermana Wright. No solo eso, sino que fui allá. Y allí en su casa, las personas… Dos hombres estaban sentados, en su casa, creo, esa mañana. ¿No fue así, Hermano George? Dos hombres estaban en su casa, la mañana que yo fui allí; el vecino de al lado y otro hombre grande. Yo dije: “¡Oh!, sí…”. [El Hermano George Wright dice: “Ud. debe haber hablado con ellos; yo no recuerdo”.—Ed.] ¿Señor? [“Ud. debe haber hablado con ellos; yo no recuerdo”.] Creo que… ¿No fue así, Edith? Sí, y había dos. Sí, él estaba en mal estado.
26 Pero yo dije: “No se perturbe por nada, pues el Hermano Wright va a venir al tabernáculo caminando de nuevo, porque es ASÍ DICE EL SEÑOR”.
27 Me confundí con eso. Yo dije: “Hay algo con relación a una tumba”. Y lo que era entonces, cuando la visión me fue revelada claramente, lo que era, era que aquellos que se habían burlado de él por dejar la iglesia con la que estaba, que no creían en sanidad Divina; que él vería cavar sus tumbas, y sabría que ellos partirían antes que él.
28 ¿Cuántos quedan, desde entonces? [El Hermano George Wright dice: “Cuatro o cinco han sido enterrados desde que mejoré. Y el predicador que me echó de mi iglesia, fue enterrado hace unas dos semanas”.—Ed.] ¿Tiene la razón el Señor? Sí, señor. Seguro que sí. Son cinco de… Esos cuatro, y ese, serán cinco. Cinco han partido; y aún no ha pasado un año, ¿verdad, Hermano George? [“Cerca de un año”.] Cerca de un año, para este tiempo. Eso es lo que era, ¿ven? Cuando el Señor habla, es absolutamente perfecto. Ud. lo puede observar justo hasta el final. No he visto fallar ninguna de ellas. Y sin importar qué, si…
29 Nuestros amados médicos y demás han tratado a ese bebé, y han hecho de todo. No estoy seguro, pero estoy casi seguro de que eso es lo mismo, porque he visto a esa mujer con esa cosa puesta, Uds. saben, maquillaje en sus labios; y—y estaba de pie donde se ofició el funeral de mi esposa. Y el bebé se parecía a mi bebé, a Sara, allá atrás, ¿ven? Y ese es el bebé, yo estoy casi seguro. Si es así, no existe nada más en el mundo… Pero he visto a ese bebé, de la muerte, volver a la vida. ¿Ven? Y vivirá, tan cierto como Dios está en el Cielo esta noche, y Sus Palabras son verdaderas. Sí, señor. Yo lo creo con todo mi corazón. Entonces, observaremos y veremos. El Señor es maravilloso. ¿Verdad que sí? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] ¡Cuán bueno es Él con nosotros!
30 Ahora estábamos estudiando esta mañana allá en el Libro de los Hechos, acerca de la Iglesia, encendiéndose con la gloria de Dios. ¡Cómo es que el Señor Jesús había venido, como un testigo a la tierra de que Él era el Hijo de Dios! ¡Cómo habían tenido gran confianza en Él! ¡Y cómo Él les había dicho que era imposible que Él, en un cuerpo de carne, pudiera estar en todos! Él solamente podía estar en un solo cuerpo. Pero luego, si Él se iba, Él regresaría de nuevo en forma de Espíritu, y entonces Él vendría a todo corazón hambriento que tuviese hambre y sed de Él. Y las mismas obras que hizo aquí en la tierra, Él continuaría en Su Iglesia, hasta el fin del mundo.
31 ¿No están contentos de estar en esa Iglesia esta noche? No bajo el… No de este, este—este techo de la iglesia; me refiero, en la Iglesia. Solamente hay una Iglesia; y—y Ud. no se une a Ella; Ud.—Ud. no puede llevar un documento para entrar a Ella. Ud.—Ud.—Ud. sencillamente nace en Ella, eso es todo. Y Ud. nace en esa Iglesia, y es por gracia que Ud. nace en Ella. Ud. no podría sentir hambre de entrar en Ella; Ud. no tiene ningún deseo de Ella, Ud. detesta el solo pensar en Eso, a menos que Dios Mismo haya ordenado que Ud. debería estar en esa Iglesia. Y si Ud. fuera… Si Ud. alguna vez va a estar en esa Iglesia, Dios lo sabía antes de la fundación del mundo, que Ud. estaría en esa Iglesia. Y Él lo ordenó, y lo predestinó a Ud. para estar en esa Iglesia. ¿No es maravilloso?
32 “Todos los que oyen Mi Voz vendrán a Mí”. ¿Verdad que sí? “Y todo lo que el Padre Me ha dado, vendrá a Mí, y Yo lo resucitaré en el día postrero”.
33 ¿Ven?, ahora, las personas dicen: “¡Yo no creo en tales cosas!”. No los desprecien; sientan pena por ellos, ¿ven? Oren por ellos. Porque, ellos—ellos no tienen nada aquí adentro, y probablemente nunca tendrán nada para hacerlos creer. Ellos lo creen desde un—un punto de vista teológico. Ellos dicen: “Bueno, sí, yo creo que eso es solo…”. Pero, me refiero a que ellos no pueden creer a menos que sea realmente Dios en el corazón. ¿Ven? Y Ud. no puede…
34 Jesús dijo: “El que oye Mis Palabras, y cree al que Me envió, tiene Vida Eterna”. No porque él se unió a la iglesia, no porque fue bautizado, no porque hizo esto, porque gritó, porque él hizo esto otro. Esas cosas están bien; unirse a la iglesia, bautizarse, gritar. Pero Él dijo: “El tiene Vida Eterna, por cuanto ha creído”.
35 Ahora, en Hechos 2:38, Pedro dijo: “Arrepentíos, cada uno de vosotros, y bautícese en el Nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”.
36 Y me he preguntado, a lo largo de los años, cuándo veía eso y lo leía. Pensaba: “Señor, aquí pasan hombres y mujeres; los he visto venir al altar, y arrodillarse y llorar, y orar, ir y ser bautizados en el Nombre del Señor Jesús, y una semana después, están de nuevo afuera con el mundo”. Pensaba: “¡Oh, Dios!, sin duda Tu Palabra no está errada. Yo sencillamente no puedo entenderla. Pero Tú, Señor, si continúo Contigo, Tú dijiste que Tu Palabra permanecería en mí”.
37 Así que continué con Él, hasta que ahora veo lo que es. Él lo ha dado a conocer, ¿ven? Y yo no lo entendí hasta que el Señor sencillamente lo abrió un día, y allí estaba abierto delante de mí. Entonces vi que esas personas no eran lo que eran al principio, ¿ven?, que: “Ninguno puede venir a Mí, si Mi Padre no le trajere”. No es él que quiere serlo, es Dios el que lo escoge para que lo sea. No es si Ud. quiere serlo o no, Ud. no tiene nada que ver con eso; es Dios. Él: “Él endurece al que quiere endurecer; Él tiene misericordia de quien Él quiere tener misericordia”. Así es. Y no importa quién sea Ud., qué posición tenga, si Ud. es el presidente o es un vagabundo en la calle, no tiene la más mínima diferencia. “Dios tiene misericordia de quien Él quiere tener misericordia”.
38 Y antes de que el mundo comenzara, Él ordenó que una cantidad de personas, a lo largo de las edades, los que fueran, que serían salvos. Y todos los que Él ordenó vendrán a Él. Así es. Cada uno vendrá, y ninguno de ellos se perderá. Él lo ha ordenado, dijo que habría una Iglesia allí; Ella estaría sin mancha; Ella estaría sin arruga.
39 Y ahora, a medida que las edades avanzaron, y las vimos esta mañana en la lección, y a esos grandes maestros ortodoxos, renombrados y pulidos a más no poder, tan santos como podían caminar en la tierra. Y la Biblia… Escuchen; la Biblia dice: “Ellos fueron hallados irreprensibles”. Porque, ellos decían: “¡Oh!, yo no tocaría eso. Yo no haría esto”. ¿Ven?, pero eso no era gracia; esas eran obras.
40 Y no somos salvos por las obras, por lo que hacemos. No es lo que yo hice lo que me salvó; es lo que Cristo hizo lo que me salvó. ¿Ven? No lo que… Yo no tengo santidad.
41 Si yo quisiera decir: “Bueno, yo dejé de beber; dejé de fumar; dejé de robar, de mentir, y demás”. Eso es lo que yo hice, ¿ven? Eso sería por mi cuenta; yo tendría algo de que presumir.
42 Pero yo no—yo no dejé nada. Él sencillamente vino a mí y lo sacó de mí. ¿Ven? Eso es. Entonces no es lo que yo he hecho; es lo que Él hizo.
43 Y, luego, el Espíritu Santo entonces mora adentro, y crece diariamente; solo crece, haciéndose a Sí Mismo más y más grande; saca las cosas, los afanes, la tentación. A medida que Ud. las vence, el Espíritu Santo toma Su lugar. ¿Sabe qué? Si Ud. tiene una tentación muy fuerte de algo que no es correcto; venza esa cosa unas cuantas veces, y mire si su testimonio no florece a causa de eso.
44 Miren a Sansón. Cuando él halló… El león corrió para matarlo, y él mató al león cuando el Poder de Dios vino sobre él. Lo mató sin nada en la mano, probablemente le desgarró las mandíbulas. Un pequeño enano de cabello rizado, como de esa altura. Un individuo pequeño, de apariencia flacucha, en la calle; siete guedejitas le colgaban de la cabeza, como un afeminadito. Y él no era más que un afeminadito, hasta que el Espíritu de Dios venía sobre él.
45 Ahora, no sería difícil creer que un gran y tremendo gigante podría matar a un león con sus manos; yo creo que él podría hacerlo; pero lo extraño fue que este individuo pequeño lo hizo.
46 Pero el Espíritu del Señor vino sobre él, y mató al león, arrojándolo a un lado. Y las abejas hicieron su colmena allí dentro. Y Sansón… la miel más dulce que él jamás había comido, salió de ese cuerpo muerto de ese león muerto. ¿Es así? ¿Por qué? Él lo venció con el Poder de Dios.
47 Y si Ud. tiene algo de lo cual quiere comer un poco de miel dulce, solo vénzalo con el Poder de Dios. Así es. Vean lo bueno que es. ¡Oh, vaya! Pasar por… Quizás Ud. ha sido un borracho, y todavía, cada vez que Ud. huele whisky o cerveza, o algo así, Ud. quiere bebérselo. Vénzalo, por el Poder de Dios; y pase alguna vez, y vea la sensación que tendrá en su corazón, cuando ya toda la cosa esté muerta y haya quedado atrás, todo ha terminado. ¡Oh, vaya, esa dulce miel que Ud. saca de ahí!
48 Ahora, estas personas realmente habían vencido. En el Día de Pentecostés, todos fueron llenos del Espíritu Santo. Los poderes de Dios estaban sobre ellos. Les fueron dados dones para hablar en lenguas y todo lo demás; estaban pasando un tiempo maravilloso, y la Iglesia estaba ardiendo.
49 Ahora voy a verlo desde otro ángulo aquí, con Esteban, en este momento, hasta que vuelva a mi texto original, si puedo. Fíjense, había un hombre llamado Esteban. Él no era uno de los apóstoles. No, no lo era. Él era solo un diácono. Pero, ¡oh, hermano!, él tenía algo en su corazón; él no podía quedarse quieto.
50 Así es todo hombre cuando recibe Aquello en su corazón. Simplemente no puede quedarse quieto; ¡él tiene que decírselo a alguien!
51 Y aquí estaban ellos, afuera en la calle, en un avivamiento, y pasándolo gloriosamente. Pues, era como una casa en llamas, con viento fuerte. Ud. no podría detenerlo. Eso es todo.
52 Así que ellos lo arrestaron, allá en la calle, y lo arrastraron hasta el Tribunal del Sanedrín. Dijeron: “Hermano, vamos a arreglar a ese muchacho. Vamos a detener todo este fanatismo”. Y lo encerraron en la cárcel hasta la mañana. El Tribunal del Sanedrín se reunió, quizás medio millón de personas, o más, se reunieron allí. Sacaron allá afuera al pequeño Esteban a empujones.
53 Pero cuando salió, hermano, él salió y su rostro resplandecía como un Ángel. Hermano, no me la imagino como una luz resplandeciente, sino que resplandecía en su semblante, porque él sabía de lo que estaba hablando. Yo no creo que un Ángel sea quizás como un resplandor, una luz o algo resplandeciente. Sino que significaba que resplandecía con esto, que él sabía de lo que estaba hablando.
54 La Biblia dice que él tenía valentía. Salió allá afuera, con firmeza, y dijo: “Varones israelitas…”. Parado solo, como un cordero entre diez mil lobos hambrientos dentellando por su sangre. Dijo: “¡Vosotros, varones israelitas, y todos vosotros de Judea, y demás, y padres! Sabed esto, el Dios de Abraham… El Dios de nuestros padres apareció a Abraham, lo sacó de Caldea y le dio la promesa de esta tierra. Y—y por medio de él trajo a Jesucristo, a quien vosotros, por manos de inicuos, matasteis crucificándole”.
55 Y cuando terminó de decir eso, él dijo: “¡Oh, duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos, siempre resistís al Espíritu Santo! Como vuestros padres, así también vosotros!”. ¡Oh, vaya! Me gustaría escuchar ese sermón en una grabación. Hermano Beeler, ojalá tuviéramos esa. Sí, señor. Él dijo: “¡Oh, duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos, resistís siempre al Espíritu Santo! ¡Como vuestros padres, así también vosotros!”. Hermano, eso no era andar con rodeos (¿verdad?), cuando él sabía que su sangre sería derramada de esa manera.
56 La Biblia dice: “Él era un hombre lleno…” ¿Lleno de qué? ¿Lleno de insensatez? No, señor. ¿Lleno de teología? No, señor. “Él estaba lleno del Espíritu Santo”. Ahí es donde estaban todas estas grandes y finas cualidades, porque él había sido lleno. El mundo había sido expulsado, y el Espíritu Santo estaba en él. “Él era un hombre lleno del Espíritu Santo”. ¡Vaya! ¿Detenerlo? Ud. no podría hacerlo. No había forma de detenerlo. Él estaba ardiendo, hermano. Él tenía que predicar el Evangelio. Y él predicó el Evangelio, y obró milagros y señales.
57 Y un rato después, cuando dentelleaban contra él, lo arrastraron desde los tribunales y lo sacaron allá afuera, y lo mataron. Y le arrojaron terrones y piedras, moliéndolo hasta dejarlo muerto. Pablo estaba parado allí, presenciando eso, y cuando Pablo bajó la mirada y vio a Esteban moribundo, Esteban levantó la mirada y dijo: “Veo los cielos abiertos. Veo los cielos abiertos y a Jesús que está a la diestra de Dios”.
58 Pablo miró hacia abajo. Yo me imagino que se rascó la cabeza y pensó: “¿Qué está sucediendo?”.
Él dijo: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado”.
59 Y durmió en los brazos de Dios, arrullado. ¿Por qué? A partir de ese momento él no sintió otra roca. Dios lo arrulló para que se durmiera en Sus brazos, como lo haría una madre con su bebé de pecho. Dios lo llevó al seno de Cristo, hasta el Trono de Dios allá, donde él está en paz; y es contado entre los mártires, con una corona de mártir allí esta noche, “inmortal”, parado entre los hombres. Ese fue Esteban, lleno con el Espíritu Santo. Así es. Los terrones ya no se sentían, las grandes rocas, cuando golpeaban contra su cabeza. Dios lo arrulló hasta que se durmió. La Biblia no dice que él murió. La Biblia dice: “Durmió”. Amén. Así mueren los Cristianos. Amén. Muy bien.
60 Ahora ellos lo estaban pasando muy bien. Ese reporte llegó; como dijo el Hermano Neville, hace un rato. No solo… como que hinchó a los apóstoles, y demás. Ellos tenían que hacer algo al respecto. De inmediato, se fueron de nuevo, salieron de nuevo tan fuertemente como pudieron avanzar, predicando el Evangelio. Pedro y Juan, dos hombres del vulgo y sin letras, pasaron por la puerta llamada la Hermosa. ¡Vaya!
61 El diablo dijo: “Bueno, ahora, solo andan por ahí predicando, así que eso no afectará nada”. Entonces, todas estas personas creen en la predicación, todo.
62 Pero cuando ellos pasaron por la puerta llamada la Hermosa, allí yacía un hombre. El Espíritu Santo dijo: “Pedro, ese hombre puede ser sanado. Él tiene fe”. Cuando él percibió que tenía fe para ser sanado dijo, “levántate”. Y él lo levantó, y lo sostuvo hasta que se le afirmaron los tobillos. Y él se fue, saltando y brincando, y alabando a Dios. ¿Saben algo? Eso causó más problemas que toda la predicación que ellos habían hecho.
63 Hermano, solo deje que suceda algo en el lado fenomenal, y observe cómo todo canalla, perros de cacería infernales, van a gruñirle, ansiando sangre. ¿Verdad que sí? Es cierto.
64 Les digo, Pedro predicó un sermón en el Día de Pentecostés, y tres mil almas fueron salvas; y el diablo ni siquiera se movió de su cama. Así es. “¡Oh, bueno, déjenlos tranquilos”! ¿Ven?
65 Pero él pasó por la puerta llamada la Hermosa, al día siguiente, y sanó a un hombre, lisiado de nacimiento, y todo el infierno se desató contra él. Así es. Lo metieron en la cárcel y lo tuvieron allí toda la noche. Sí, señor. Lo pusieron en la cárcel, en la celda de más adentro, por causa de lo fenomenal. El diablo dijo: “No puedo permitir que esta cuestión comience ahora, la sanidad Divina. Si lo hacen, ellos verdaderamente derribarán el apoyo que tengo”. Así es. “Pues, yo podría ponerlos a dar vuelta, con un poco de teología, de vez en cuando. Pero ciertamente que no puedo engañar, esa Cosa real que se manifiesta, y el pueblo lo ve realizándose. Simplemente detendré esto antes de que ese otro grupo entre en la—la escena”.
66 Él no lo detuvo en aquel entonces; él no puede detenerlo ahora. Así es. El Evangelio de Dios seguirá avanzando, y avanzando, y avanzando, y avanzando. Y cuando no haya más cielos ni más tierra, esa Palabra seguirá siendo la misma. “Porque los cielos y la tierra pasarán, pero Mis Palabras jamás pasarán”. Ellas no pueden pasar. Esas Palabras son tan inmortales como Dios Mismo; Ellas no pueden pasar. Yo creo cada Palabra de Ella. Todo lo que Jesús fue, Él es ahora, y siempre será. Así es. Él es el mismo ayer, hoy, y por los siglos.
67 El mismo Espíritu Santo que cayó en el Día de Pentecostés es el mismo Espíritu Santo de hoy. Admitiré que ha sido pisoteado, burlado, malinterpretado, tergiversado, y todo lo demás; eso solo es el diablo, falsificando. Pero hay un bautismo real y genuino del Espíritu Santo, que trae los mismos resultados que ellos tuvieron en el Día de Pentecostés. Así es.
68 Seguro, el diablo tiene la vieja carnada para cuervos allá afuera. Les digo la Verdad; cada vez que vean un espantapájaros en pie, recuerden, hay algo bueno alrededor. Así es. Seguro. Uds. no ven un espantapájaros en piñas viejas… o quiero decir, al lado del naranjo de Luisiana. Se tiene debajo de los grandes árboles dulces, donde se ve el espantapájaros, porque ellos quieren ahuyentar. El diablo coloca cada espantapájaros alrededor de la buena religión genuina del Espíritu Santo, los que pueda colocar allí. Pues, allí dentro está Jesucristo, el Hijo de Dios resucitado, con Su Poder inmortal, el mismo ayer, hoy, y por los siglos. ¡Amén! Eso significa “que así sea”. Muy bien.
69 Ahora, vemos que los pusieron en el calabozo de más adentro. A la mañana siguiente, les dieron unos buenos azotes, y les dieron salida.
70 Ahora hallamos a Pedro, esta mañana, de pie en medio de ellos, aquí abajo en el capítulo 4. Y él dijo: “¡Pues, varones israelitas, y vosotros que habitáis en Judea! Esto os sea notorio: Jesús nazareno, habiendo probado que Él era un Hombre de Dios. Todas las señales y prodigios que Dios había hecho por Él, demostraron que Él era un Hombre de Dios”. Ellos sabían que Él era el Hombre de Dios. Y luego él dijo: “Vosotros, matasteis con manos de inicuos, al Autor de la Vida; crucificándole; a Quien Dios ha resucitado, y nosotros somos testigos de eso”.
71 Dijo: “Por la fe en Su Nombre este hombre ha sido sanado”. Dijo: “Puesto que se nos interroga hoy acerca de los beneficios que hemos hecho, sea notorio a vosotros, y a toda la casa de Israel, que por el Nombre de Jesucristo este hombre ha sido sanado”.
72 Cuando preguntaron: “¿A qué—qué grupo religioso pertenecen ellos? ¿Dónde fueron ordenados? ¿De qué cementerio salieron?”. O algo así, “¿de dónde salió todo esto? ¿De dónde sacaron el derecho para hacer esto? Muéstrennos a qué grupo representan, para que podamos ir a los ancianos y averiguar Uds. por qué están haciendo esto. Sí, señor. Queremos averiguar qué iglesia está enseñando esta clase de herejía por aquí. ¿De dónde son?”.
73 Pedro dijo: “En el Nombre de Jesucristo, por la fe en Su Nombre, este hombre ha sido sanado”. Amén.
74 Y no pudieron decir nada al respecto, porque allí estaba el hombre, y lo conocían. Amén. Amén.
75 Fíjense, miren lo que él dijo aquí ahora.
Y este Jesús es la piedra que fue rechazada por vosotros los edificadores,…
Y en ningún otro nombre hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podáis ser salvos.
76 ¡Oh, el rechazo de la Piedra! “La Piedra fue rechazada”. ¿Por qué? Cuando edificaron el templo de Salomón…
77 Quiero que noten un cuadro muy hermoso aquí. Cuando fueron a edificar el templo de Salomón, las piedras venían cortadas, en una parte, y otra parte, y en otra parte. Algunas estaban cortadas así, y otras de otra manera. Pero la Biblia dice que, cuando se juntaron… Tomó cuarenta años, creo, para erigir el templo. Y no hubo un ruido de alguna sierra, ni el sonido de un martillo, en cuarenta años. Las piedras se ajustaban, piedra sobre piedra; lo único que tenían que hacer era untar un poco de cemento y colocarlas allí. Y se pegaba, piedra tras piedra, piedra tras piedra. Piénsenlo.
78 Ahora esto es lo que yo creo que pasó, hermanos. Cuando el… Ese templo allí representaba el Templo espiritual, el Templo en el que estamos ahora. Ellos entraban al templo para recibir su bendición. Nosotros somos bautizados en el Templo de Dios, en el Cuerpo de Dios, en el Cuerpo de Jesucristo. Y estamos en Cristo, por el bautismo del Espíritu Santo; Primera de Corintios 12. “Y ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” Romanos 8:1, “que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”. Ellos desean las cosas espirituales. No se preocupan por las cosas carnales.
Mi carne dice: “Estoy demasiado cansado”.
79 Mi espíritu dice: “No lo estás. Yo soy tu Jefe. Sígueme”. Amén.
80 Veo un caso por ahí, y la doctora dice: “Ud. sabe que ese caso no puede mejorar; ese caso está perdido”. La miro y digo: “Así es”.
81 Pero el Espíritu Santo viene y da una visión, dice: “Se va a recuperar”. Entonces yo digo: “ASÍ DICE EL SEÑOR. El varón vivirá”.
82 Y ya no andamos conforme a la carne; andamos conforme a las cosas del Espíritu. Así es.
83 Ahora, cuando se juntaban estas piedras… Ellas ya venían cortadas de alrededor del mundo, de diferentes lugares. La madera y el… transportada desde los altos cedros del Líbano, era cortada y llevada a Jope, en carreta de bueyes, y lo demás, por balsa, hasta que llegaban para estar en el—el templo. Pero ya estando juntas, no…
84 Quiero que se fijen. Una piedra estaba cortada de esta manera, y otra piedra de otra manera. Quizás, cuando los albañiles las estaban cortando, podrían haber discutido y peleado, y todo lo demás.
85 Como un montón de predicadores hoy en día: “Yo soy metodista; yo soy de la iglesia de Dios. Gloria a Dios, yo pertenezco a las asambleas. Yo esto”. Sigan discutiendo. Pero, recuerden, es Dios Quien hace el corte.
86 Y cuando este corta de esta manera, y otro de esa manera, ellos no podían entender. Pero cuando fueron a colocarla, todo estaba tirado en el suelo. Y ellos la pusieron, bloque sobre bloque sobre bloque, y no tuvieron que cortar más.
87 Yo creo que uno de estos días gloriosos, cuando esta confederación unida de la iglesia se una, y escojan al nuevo papa de los Estados Unidos y sea colocado allá según la profecía, luego ellos formarán una imagen semejante a la bestia. Y yo les digo, la verdadera Iglesia de Dios será llevada a unirse. Los verdaderos creyentes genuinos de la metodista, bautista, presbiteriana, pentecostal, nazarena, peregrina de santidad, lo que sean, se unirán, y se cimentarán en el amor de Dios, eso formará el Cuerpo del Señor Jesucristo, todos los creyentes. Y los agnósticos y los de mente superficial serán echados a un lado; ellos entrarán directamente en la confederación de iglesias.
88 Y yo leí el otro día que incluso las Asambleas de Dios entraron en la confederación de iglesias. ¡Oh, vaya! Tienen que negar su doctrina evangélica, para hacerlo. Así es. Y todas sus señales y prodigios pentecostales, sus principios, ellos tienen que negar eso para estar en la confederación de iglesias. Tienen que negarlo, ¡oh, hermano!, para tener prestigio.
89 Yo preferiría, como he dicho muchas veces, acostarme boca abajo y beber agua del río y comer galletas de soda, y ser popular con Dios, y ser siervo de Él, de Dios; que tener lo mejor que haya que este mundo da, si tuviera que ceder en mi fe en el Señor Jesucristo y Su Biblia. Yo creo que Esta es la Palabra infalible de Dios, y cada Palabra es correcta. Sí, señor.
90 Ahora observaremos allí adentro cómo les estaba yendo. Ellos rechazaron… Ellos empezaron a poner sus piedras. Y de pronto, encontraron una piedra de apariencia rara. Ellos no pudieron usar esa piedra. Dijeron: “Esa piedra no sirve”. Y la patearon sobre un montón de maleza en alguna parte. No pudieron usarla. Se veía rara. Y ellos trataron de levantar la edificación. Y llegaron a la vuelta a un lugar, y colocaron todas las rocas, y las colocaron de esta manera. Llegaron a un lugar, y no pudieron encontrar ninguna piedra para encajar esta esquina. Siguieron edificando y edificando y edificando. Y la edificación llegó al punto en que no podía continuar, porque necesitaban una piedra angular. Ellos buscaron entre todas las piedras, intentando encontrar una piedra angular, pero no la encontraron. Y de repente, alguien fue al montón de hierba. Y la mismísima piedra que rechazaron era la principal piedra del ángulo.
91 Y eso es lo que sucede hoy, amigos. La iglesia metodista está bien; la iglesia bautista está bien; la iglesia presbiteriana, la pentecostal, la nazarena, la peregrina de santidad, lo que sea, todas están bien. Pero el asunto es, hermano, que ellas están rechazando la verdadera Piedra Angular. [El Hermano Branham toca en el púlpito cinco veces.—Ed.] Es por eso que el Evangelio no ha ido por todo el mundo, con poderes y señales y demostración, es porque las denominaciones han cortado el Poder mismo de lo fenomenal, diciendo: “Los días de los milagros han pasado. No existe tal cosa como la sanidad Divina; no existe tal cosa como hablar en lenguas. No existe tal cosa como eso de lo sobrenatural; eso fue para un día pasado”.
92 Y Ud. se dará cuenta, hermano, que cada una de las que hacen eso, han quedado en el estante. Ellas no son más que organizaciones de logias. Tienen muchos miembros, así es, pero la Biblia dice: “Que tendrían apariencia de piedad, pero negarían la Eficacia de ella; a éstos evita”.
93 Pero como iglesias, se dan cuenta, todas estas denominaciones se han esforzado en edificar. Ellas no pueden edificar sobre nada menos que Jesucristo y la justicia. Y si Ud. recibe a Jesucristo, y dice que es locura…
Dice: “¡Oh!, ya acepté a Jesús”.
94 Si Ud. acepta a Jesús, Ud. recibe Algo que le dice que: “Esta Palabra de Dios es inspirada; y que Él es el mismo Señor Jesús, esta noche, realizando y haciendo las mismas cosas que Él dijo que haría”, o Ud. no ha recibido al Señor Jesús. Ud. ha aceptado alguna teología, pero no al Señor Jesús. Porque cuando Jesús entra en su corazón, algo sucede, y es que Ud. cree todo lo que Dios dice.
95 No solo eso, sino que Ud. sabe que Eso es así. Todos los demonios del infierno no podrían arrebatárselo. Pues, seguro, Ud. Lo cree. Dios así lo ha dicho, y eso concluye el asunto. Cuando es ASÍ DICE EL SEÑOR, Ud. deposita sus esperanzas allí mismo; viva o muera, Ud. Lo cree, de todos modos. Ud. está listo para sellar su testimonio con su sangre, en cualquier momento, porque Ud. cree que Eso es la Verdad. Ud. sabe que Eso es la Verdad, pues Dios así lo ha dicho. Y Algo dentro de Ud. sabe que Eso es la Verdad.
96 Pero, bueno, si Ud. solo avanza desde un punto de vista educacional, y pues, Ud. podría discutir Esto y discutir Eso, y decir: “Esto no es, y Eso no es; y nosotros no creemos Esto, y no creemos Eso”. Uds. saben, discutir. Ud. dice: “¡Oh, pues, yo no puedo creer algo Así!”. Quizás llegaron a lo mismo en New Albany, esta noche; discutiendo en contra de Dios. ¿Por qué sucede eso?
97 Escuchen un poco más adelante, y vean la oración que hicieron estas personas;
98 dice: “¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Verdaderamente Señor… de Tu Hijo Jesús… y concede a tus siervos” cuando oraron unánimes, dice, “concede a tus siervos, hablar—hablar la Palabra de Dios con denuedo, mientras extiendes la mano de Tu Hijo, Jesús, para sanar a los enfermos…”.
99 Amén. ¡Que Dios nos ayude a tener una reunión de oración así! Y cuando hubieron orado, el edificio en que estaban congregados tembló. ¡Oh, vaya! Eso es lo que necesitamos esta noche, hombres y mujeres de un corazón y unánimes, como lo estaban ellos. Ellos no prestan atención a esto o aquello, o a lo otro, sino que Ud. está completamente inmerso en Cristo Jesús. Mis esperanzas están edificadas sobre nada menos que en la Sangre y la justicia de Jesús. Ya sea que el sol salga mañana, o no lo haga; nos unimos con un juramento, delante de Dios, de que serviremos al Señor Jesús y caminaremos en Sus huellas, sin importar el precio. Entonces hallarán una iglesia en marcha. Amén. Dice:
Y en ningún otro nombre hay salvación; porque no hay otro—otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podáis ser salvos.
100 Una cierta damita que viene a esta iglesia, ella no es un miembro aquí; ella es metodista, pero nos ama. Y ella viene a la iglesia.
101 Y otra dama le dijo: “¿Dónde vas a la iglesia?”. La llamó; yo oí esto. Dijo: “¿Dónde, dónde vas a la iglesia?”.
Dijo: “Voy al Tabernáculo Branham”.
102 Ella dijo: “¿Quieres decir que vas allá a escuchar esa clase de Doctrina, a sentarte bajo algo Así?”.
Dijo: “¿Qué clase de Doctrina?”.
103 “Bueno, ellos se jactan demasiado de Jesús; al bautizar, usando Su Nombre en el bautismo, usando Su Nombre en todo lo demás”.
104 Pues la Biblia dice, hermanos míos: “No hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podáis ser salvos”. Seguro.
105 Déjeme decirle, hermano, no—no me gusta discutir. Pero me gustaría ver a cualquier hombre, en cualquier lugar, o momento, que por la Biblia demuestre que Eso no es correcto. [El Hermano Branham toca en el púlpito cinco veces.—Ed.] Así es. No importa lo que digan: “Ud. está loco”, y todo lo demás; no importa.
106 El otro día estaba en una librería, donde iba a comprar algunos libros; y una señora dijo: “Yo no los tendría en mi estantería; no los vendo”. Dijo: “Una señora vino y los compró todos”. Ella tenía siete, y esta señora los compró todos. Supongo que ella simplemente quería deshacerse de ellos. Y había…
107 Llegó el tema de la sanidad Divina. Parados allí estaban dos predicadores metodistas y un presbiteriano. El predicador metodista y el presbiteriano me defendieron; dijeron: “Ud. tiene la razón”. Cuando ya me iba, me pregunté qué… El Hermano Shire estaba presente, allí mismo. El Hermano Creech entró, en ese momento.
108 Cuando todos comenzaron a retirarse, y empezaron a moverse un poquito por allí, este predicador metodista se acercó y me puso sus manos sobre el hombro. Él dijo: “Hermano Branham, cuando Ud. no era más que un muchachito, yo fui donde Ud. había subido a un poste, trabajando con un par de espuelas puestas y la cara sucia”. Y dijo: “Yo sabía que Ud. enseñaba sanidad Divina. Y mi pobre madre anciana acostada allí, con una enfermedad del riñón; no se recuperaría. Ella postrada, muriendo. Ud. entró, se quitó las espuelas, las herramientas, se arrodilló en el suelo y oró por mi madre. Una semana después, el médico la declaró perfectamente sana”. Dijo: “Eso fue hace veintitrés años, y ella está en perfectas condiciones hoy. ¡No me importa si es mi iglesia, o lo que sea; yo creo!”. ¡Aleluya! Allí está.
109 “Sobre esta roca edificaré Mi Iglesia, y las puertas del Hades no podrán prevalecer contra Ella”. Los tiempos vienen y se van, y las cosas pueden cambiar, pero el Evangelio de Jesucristo seguirá siendo el mismo a través de todos los siglos sin fin.
110 “Sobre esta roca edificaré Mi Iglesia”. ¿Cuál era esa Iglesia? ¿Qué roca era esa?
111 Ud. le pregunta a la iglesia católica; ellos dicen: “Era una gran roca que estaba allí. La iglesia católica, la jerarquía se sienta en ella, esta noche, ‘sobre esta roca’, dando poderes a otras iglesias, perdonando pecados”. Eso según la definición católica.
112 Si Ud. sigue investigando, pregúntele al protestante, dígale: “¿Qué era esa roca?”.
113 Ellos dirían: “Ese era Jesucristo, esa es la roca”. ¡Oh, hermano!
114 ¿Qué dijo Jesús acerca de eso? Pedro dijo… “¿Quién dices tú?”. Él dijo: “¿Quién dices tú que soy Yo?”. Él no estaba hablando de Sí Mismo. Él dijo: “¿Quién dices tú que soy Yo?”.
“Unos dicen que eres ‘Moisés’, y otros dicen que eres ‘Elías’”.
“¿Pero quién dices tú”?
Pedro dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”.
115 Él dijo: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre. No tomaste la teología de algún hombre al respecto; no lo aprendiste en un seminario; sino Mi Padre, que está en los Cielos, te lo ha revelado. Y sobre esta roca…”. ¡Aleluya! ¿Cuál roca? La revelación espiritual de Dios Mismo que Se manifiesta al individuo. ¡Aleluya! “Sobre esta roca edificaré Mi Iglesia, y las puertas del Hades no podrán prevalecer contra Ella”.
116 Cada vez que un hombre realmente nace del Espíritu de Dios, desde la coronilla de su cabeza hasta las puntas de las uñas de los pies, él ha sido cambiado por el Poder de la resurrección del Señor Jesucristo; y sus propias ideas egoístas se han desvanecido, y Dios tiene el control completo de ese hombre. Él creerá cada Palabra escrita del Señor Jesucristo, y la practicará.
117 “Sobre esta roca edificaré Mi Iglesia, y las puertas del Hades no podrán prevalecer contra Ella”. Amén. Eso los haría sentir religiosos, ¿verdad? ¡Seguro que sí!
Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores,…
Y en ningún otro nombre hay salvación, aparte de este Nombre del Señor Jesús;…
118 Y la Biblia dice aquí que:
…sabiendo que eran del vulgo y sin letras…
119 “¿De qué escuela salieron? Un montón de torpes salieron allí. Pues, ¿quiénes son este montón de analfabetos, iletrados e indoctos? Pues, estos ni siquiera se saben el abecedario. Bueno, miren el lenguaje que están usando, ‘Het, y hain’t, y ain’t, y tote, y fetch, y perish’. [Modismos de registro informal americanos.—Trad.] ¿Qué clase de—qué clase de gente es esta? Pues, ¿de qué seminario han salido? ¿Ud. es el Doctor quién?”. ¿Ven?
…pero les reconocían, porque sabían que habían estado con Jesús.
120 [El Hermano Branham toca en el púlpito cuatro veces.—Ed.] Eso es lo principal, hermano. [El Hermano Branham aplaude dos veces.] Así Ud. no distinga entre el café y el frijol partido, pero si Ud. conoce al Señor Jesucristo y el Poder de Su resurrección, yo prefiero tener eso que cualquier otra cosa. Sí, señor. ¡Oh, vaya! ¡Dios, ánclame allí!
Déjame descansar debajo del Árbol,
Donde la fuente tan libre fluye,
Donde el Cordero es la Luz,
Y el alma de los salvos nunca muere.
121 ¡Déjame anclarme allí! ¡Oh, vaya, vaya! Déjame sentarme junto al Árbol de hoja perenne, cuando el viaje de esta vida termine. ¡Oh!
No codicies vanidades,
De este mundo tan atroz,
¡Busca bienes Celestiales, que jamás perecerán!
¡En el incambiable Dios!
¡Tomaos de Su mano inmutable! (Correcto.)
Cuando cese tu jornada,
Y si fuiste fiel a Dios,
Un hogar tendrás en Gloria,
Que tu alma arrebatada verá.
122 Una de estas noches, o una de estas mañanas, o uno de estos mediodías, su alma se va a desprender de su cuerpo, como cuando sacan un diente. Uds. están caminando sobre hilos frágiles que pueden romperse en cualquier momento. ¿Pero de qué me preocupo? ¿Qué le preocupa a Ud.? Pues Él la levantará con Sus alas eternas; Él la atrapará, cuando esa alma salga de aquí. Habrá Alguien esperando al final del camino, ¡oh, oh!, para sostenerla y cuidarla con Sus brazos eternos, y la lleve a través del valle de sombra de muerte, para presentarla allá, impecable y sin mancha, delante del Padre. Entonces, ¿por qué habríamos de preocuparnos? ¿Por qué habríamos de preocuparnos por lo que el mundo tiene que decir, o esto, aquello, o lo otro? Mientras tengamos la mano inmutable de Dios en la nuestra, ¿de qué nos preocupamos?
123 Que las personas, que todos, que hombres y mujeres, que niños, que todos aquí que no conocen al Señor Jesucristo, me den una razón por la que no deberían servirle a Él. Denme una razón por la que dejarían pasar esta Navidad sin aceptar al Señor Jesucristo. Dejen de pensar en esta cosa o aquella cosa. Dejen de pensar en si “¿debería hacer esto o aquello?”. Les estoy preguntando algo directo, ¿han creído en el Señor Jesucristo?
124 Si verdaderamente creen, les demostraré por la Biblia que tienen Vida Eterna y no pueden perecer. “El que oye Mis Palabras, y cree al que Me envió, tiene Vida Eterna”. ¡Cuando Jesucristo habló esas Palabras! ¡Cuando Pedro las habló, en el Día de Pentecostés! ¡Cuando Jesús las habló, aquí mismo en San Juan 5! ¡Cuando ellos hablaron, a lo largo de la Biblia!
125 El hombre La ha torcido, y La ha mezclado, y ha intentado hacer esto con Ella, y hacer esto, para traer organizaciones y todo. Algunos de ellos han dicho: “Sí, solo crean que Él es el Señor Jesucristo, y entren. Eso es todo”. ¿Ven el truco del diablo? Uno dijo: “¡Oh!, hermano, nos pusimos tan contentos, gritamos”. ¿Ven el truco del diablo? Uno dijo: “Hablamos en lenguas, y sabemos que Lo tenemos”. ¿Ven el truco del diablo? Esas cosas están bien, pero eso aún no es Cristo. Seguro que no.
126 Cuando un hombre realmente, completamente ha creído en el Señor Jesucristo, él tiene Vida Eterna, en el momento en que cree. Así es, ¡cuando Ud. cree! Su vida dirá lo que Ud. es. ¡Su vida!
127 Y todo eso se llevará a cabo. Todas estas cosas, como gritar y regocijarse, y hablar en lenguas, y sanar a los enfermos, y todos estos otros dones y cosas, no es que lo sean porque Uds. han hecho eso; Eso lo seguirá a Ud., con una verdadera señal de Dios. ¿Ven? ¡Oh! “Buscad primeramente el Reino de Dios, y Su justicia, lo demás vendrá por añadidura”.
128 ¡Cuando pienso en este mundo desfalleciente! ¡Y miro alrededor y veo la escritura en la pared, en cada nación! Veo que las bombas atómicas tienen a las personas temblando, cuando los grandes gobernantes y cosas… Ud. debería leer lo que dicen en el Pentágono, acerca de estas cosas sucediendo. Ud. debería ver lo que esta nación… Hermano, déjeme decirle algo, estamos poniendo una gran fachada de valentía. Cuando, en lo profundo de esta nación, están absolutamente asustados. Uds. lo saben. Más vale admitir la verdad. Y tienen motivo para estar asustados.
129 Solo hay una persona que no tiene derecho en lo absoluto a estar asustada, y es un hombre o una mujer que ha nacido del Espíritu de Dios. La bomba atómica es un boleto con destino al cielo para el creyente. ¡Aleluya! Sí, señor. La muerte no puede hacer nada por Ud. mas que… Una muerte rápida es una Gloria rápida. Así es.
Este manto de carne dejaré,
y me levantaré y tomaré el premio Eterno,
y exclamaré mientras cruzó por el aire,
“Adiós, adiós”, dulce hora de oración.
130 ¡Nos iremos! ¿Qué significará una bomba atómica para estos ancianos santos de cabeza canosa? ¡Un hombre y una mujer jóvenes de nuevo! ¿Qué significará una bomba atómica para estos hogares, cuando todos ya casi hayan partido, y ellos han quedado solos aquí? ¡Toda la familia reunida de nuevo! ¡Gloria a Dios, hermano! [El Hermano Branham aplaude una vez.—Ed.] ¿Qué podría tener Ud. más grande que eso? ¡Con la perfecta seguridad de que su corazón está descansando allá en el Calvario, que no hay nada en el mundo que pueda moverlo, cambiarlo, sacudirlo!
131 Ud. está en Cristo Jesús, anclado allá en el Reino de Dios, hasta el día de su Redención, para ser presentado sin mancha delante de Él. No por lo que Ud. ha hecho, “Si—si tan solo pudiera dejar esto, y si tan solo pudiera dejar aquello”. No es nada que Ud. haya hecho; es lo que Él hace por Ud. ¿Cree Ud. con todo su corazón, con toda su alma, con toda su mente?
132 Cuando Pedro iba, o quiero decir… Felipe, cuando él iba a bautizar al eunuco. Él dijo: “Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?”. Pedro…
133 Felipe dijo: “Espera un minuto. ¡Si crees de todo corazón, con toda tu alma, con toda tu mente! Si Lo crees!”.
134 Él dijo: “Creo, con todo mi corazón, mi alma y mente, que Jesucristo es el Hijo de Dios”.
Detuvo el carro; descendieron al agua, lo bautizó.
135 Entonces el Espíritu Santo arrebató a Felipe de su vista, y él no le vio más. Y lo llevó por el espacio como unas doscientas millas, y lo sentó, y comenzó un avivamiento de nuevo. Así es. Correcto. ¡Oh, vaya! Ese Dios que vivió en ese día es el mismo Dios hoy.
136 Cuando pienso en Pablo allá afuera en la nave esa noche; sin ninguna esperanza de alguna vez estar a salvo. La vieja barquita estaba llena de agua, y estaba en una condición terrible. Habían rendido toda esperanza, todos. Y Pablo estaba sentado allá abajo en la cocina de la nave esa noche, probablemente orando.
137 El Ángel del Señor vino a él, dijo: “No temas, Pablo. No temas, porque te llevaré ante César; tienes que testificar allí. Y Yo te he concedido a todos los que navegan contigo”.
138 Yo puedo ver a Pablo correr allá arriba en la nave, y agitar su pequeña mano, y gritar: “¡Aleluya!”. Gritando: “¡Esperen un minuto, hermanos! Esperen un minuto!”.
139 Ellos dijeron: “¡Oh-oh!, alguien está tan histérico que ha perdido la razón”. Allí lo tienen. Y todos los Doctores de Divinidad salieron para ver qué sucedía.
Dijo: “¡Tengan buen ánimo! ¡Tengan buen ánimo!”.
140 Dijeron: “Pobre hombre, se ha vuelto loco allí. Allí está. Él ha estado ayunando por mucho tiempo; él ha hecho todo esto, y ahora está a punto de enloquecer”.
141 Dijo: “¡Tengan buen ánimo! Porque anoche ha estado conmigo el Ángel de Dios, a Quien yo sirvo, diciendo: ‘Pablo, no temas; pues es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido a todos los que navegan contigo’”. Dijo: “Pero la nave debe naufragar en cierta isla, pues lo he visto en una visión; porque yo le creo a Dios, que será tal como Él me lo ha mostrado”. Y sucedió, palabra por palabra por palabra, exactamente. Así es.
142 Ahora, entonces quiero que noten una cosita, para que puedan ver del otro lado, un cuadro de eso. Miren; cuando ellos soltaron los esquifes y empezaron a abandonar la nave, Pablo dijo: “La única manera de sobrevivir es permanecer en esta nave”. [El Hermano Branham toca en el púlpito varias veces.—Ed.] Uno tenía que hacerlo de acuerdo a ASÍ DICE EL SEÑOR. El Señor había concedido una visión, pero tenía que hacerse conforme a Su manera. Y cuando…
143 Dios da un patrón de la iglesia del Espíritu Santo, hermano, y cómo sacar esto del caos. Pueden tener las cuatro potencias, y pentágonos, y todo lo que Uds. quieran tener; pueden ordenar iglesias y ministros, y hacer teología y educarlos; eso nunca funcionará hasta que el pueblo regrese de nuevo al camino Eterno de Dios, y reciba el bautismo del Espíritu Santo; y salgan predicando con señales y maravillas acompañando su ministerio. Eso nunca sucederá de otra manera. Dios tiene el programa, pero Ud. tiene que entrar al programa.
144 ¡Oh, Dios, ayúdanos esta noche! ¡Hermano Neville! Ayúdanos esta noche a creer eso, es mi oración.
145 “Porque en ningún otro nombre hay salvación, sino en el Nombre del Señor Jesús”.
146 Ahora, mientras nos acercamos a la época de la Navidad, y aquí las cosas están decoradas con Santa Claus en lugar de Jesús. Ya ni siquiera lo deletrean. “X-m-a-s”. Ya ni siquiera escriben “Christ” en Christmas. Ellos ponen… Pues, la gente ni—ni siquiera piensa en el nacimiento o en nada de Cristo, para lo que realmente es. En lo único que piensan es, en Santa Claus que tomó Su lugar. Y en vez de regocijarse en el Espíritu de Dios, ellos salen y se emborrachan y festejan. ¿Ven? Eso marca la diferencia.
147 Así que, después de todo, hermano, hermana, yo no puedo parar eso. Ud. no puede pararlo. La Palabra de Dios dijo que así sería. “Los hombres serán amadores de los deleites más que de Dios”. ¿Cómo van a deshacer eso? “Que tendrán apariencia de piedad”. Cada uno de ellos va a la iglesia. Sí, señor. “Tendrán apariencia de piedad, pero negarán la Eficacia de ella; a éstos evita”.
148 Estoy tan contento en esta noche, amigo Cristiano, de estar aquí con Ud. esta noche. Estoy tan contento de—de haber tenido el privilegio de hablar con Ud., de corazón.
149 Y mi corazón está envuelto completamente en este Mensaje. Lo ha estado desde el mismo día en que Dios me dio el bautismo del Espíritu Santo, aquí mismo en Jeffersonville, Indiana, cuando creí en Su Hijo, Jesucristo, y Lo acepté aquí en un pequeño y viejo cobertizo, como mi Salvador personal. Y el Señor descendió sobre mí esa noche, y arrojó una Luz a través de ese cuarto. Y yo La miré, tan asustado que no podía ni moverme. Me arrodillé en un viejo costal de pasto, allí abajo en la Avenida Ohio. Y vi esa Luz formar una cruz, y Algo en esa cruz me habló. Desde esa noche, mis esperanzas han sido edificadas en nada menos que la Palabra de Dios, y Jesucristo y la justicia. En eso es lo que creo, con todo mi corazón; pase lo que pase, mi esperanza sigue anclada justo allí.
150 Y me alegro esta noche de estar presente en una compañía como esta, que cree lo mismo, que ha recibido al mismo Señor Jesucristo.
A través de los años, a través de muchos peligros, fatigas y trampas,
He pasado;
Me ha envejecido; me ha quebrantado; me ha desgastado.
Pero ha sido gracia la que me ha traído a salvo hasta aquí,
Su gracia me ayudará a continuar.
Y cuando hayamos estado allí diez mil años,
Brillantes resplandeciendo como el sol;
No tendremos ni un día menos para cantar alabanzas a Dios
Que cuando empezamos.
151 Cuando Daniel vio una visión de eso, y dijo: “Aunque los que procedan impíamente, procederán impíamente en los últimos días; pero los que conocen a su Dios harán proezas en los últimos días”, hablando de este tiempo. ¿Saben lo que es “proezas”? Proezas de fe, harán señales y maravillas. “Pero los impíos continuarán procediendo impíamente”. Dice: “Correrán de aquí para allá, y la ciencia aumentará. Pero” dice, “cierra el Libro, ¡oh, Daniel! Reposarás en tu heredad, pero te levantarás al fin de los días. Y los entendidos enseñaran a Cristo a la multitud; ellos resplandecerán como las estrellas del cielo a perpetua eternidad”.
152 Cuarenta años me han hecho pedazos; ochenta años quizás lo hayan hecho a Ud. pedazos; quizás treinta años han hecho de Ud. una persona diferente, solo un poco de tiempo así. [El Hermano Branham chasquea el dedo.—Ed.]
153 Pero, ¿alguna vez ha mirado la estrella de la mañana cuando se levanta en la mañana? ¿Alguna vez se ha levantado temprano a verla suspendida allá en los cielos, cuando está reluciente y gritando, y regocijándose en el cielo? Ella nunca ha perdido una pizca de su belleza. Está tan resplandeciente y hermosa como el día en que Él la colocó, Dios la colocó en su órbita. Ella nunca se salió de tiempo; y ha estado allí por miles y miles de años, y nunca ha perdido su belleza.
154 Y la Biblia dice: “Los que enseñan la justicia a la multitud, resplandecerán más que las estrellas a perpetua eternidad”. ¡Aleluya! Hermano, es algo bueno ser un predicador, después de todo. ¿Verdad que sí? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Sí, lo es. Es algo bueno ser un Cristiano.
155 Los tiempos pueden ser difíciles. Dios no ha prometido un lecho de rosas, pero ha prometido la suficiente gracia para cada prueba que le pueda golpear a Ud. Así es. Sí, ciertamente, la gracia es suficiente. No está en un lecho, lecho de rosas, pero Él prometió gracia para vencer en cada tentación. Cuando la cruz se hace pesada, Cristo prometió estar con Ud. Sí, señor.
156 Algún día glorioso, cuando todo termine, nos encontraremos con Él en paz. Dios conceda que cada uno de Uds. reciba lo mismo.
157 Si hay un incrédulo aquí esta noche, crea en el Señor Jesucristo; y el minuto en que Ud. cree, Dios le dará el testimonio de eso. Él lo sellará en Su Reino para siempre. Si hay algo llamando a su corazón, y Ud. lo siente, y se niega a recibirlo, Ud. será un hombre y una mujer miserable hasta que diga: “Sí, Señor Jesús”.
158 Y que Ud., en esta semana que viene, esta temporada navideña, mientras todos están felices y cantando, unos a otros, que Ud., con brazos… como Simeón de antaño, cuando aquella maravillosa Navidad, cuando descendió al templo, y con sus brazos fuertes, ¡oh!, levantó al Salvador en sus brazos y Lo abrazó, dijo: “Señor, despide a Tu siervo en paz, conforme a Tu Palabra; porque mis ojos han visto Tu salvación”. Ojalá que Ud. con brazos de fe, igualmente, en esta Navidad, no abrace a un Santa Claus, o no intercambie un regalo; sino que Ud. invite y abrace en su corazón, con brazos de fe al mismo Señor Jesús que Simeón sostuvo en sus brazos hace años. Y Él le bendecirá y le dará Vida Eterna. Y Ud. no puede perecer, porque tiene la Vida de Dios en Ud.
159 Saben lo que la palabra… Sin entrar en asuntos de griego; eso es para que se hable entre personas que hablan asuntos de griego. Nosotros no hablamos cosas de griego aquí. Hablamos de Jesucristo, en este tabernáculo. No venimos con palabras infladas aquí; venimos aquí sin conocer nada más que el Poder de la resurrección de Cristo. Pero la palabra misma, la palabra griega significa: “Vida Eterna”. La misma palabra griega, en la traducción… Yo tengo el hebreo y el griego, ambos, y lo estudié. No soy un erudito en eso; yo solo sé algunas palabras, solo algo para ayudarme; cuando alguien va a discutir, sé cómo cortarle el paso. Pero cuando se trata de un lugar como este, que cuando… Esa misma palabra griega que habla de la Vida de Dios, habla de la misma Vida que Él le da a Ud. Y las dos palabras griegas, y la Vida de Dios o Vida Eterna, se pronuncia Zoe. Z-o-e, Zoe, “Vida”.
160 “Y a todos los que vengan a Mí, les daré Zoe, Mi Propia Vida; les daré Mi Propia Vida, y nunca perecerán; y Yo los resucitaré en el día postrero”. En otras palabras: “Todo el que venga a Mí, lo envolveré en Mí”. Amén. “Y llegará a ser parte de Mí. Y él no puede ya morir al igual que Yo, porque Yo soy inmortal y no puedo morir, y su alma es inmortal y no puede morir. Y Yo le resucitaré de nuevo en el día postrero”. ¡Hmm! ¡Oh, vaya!
161 Entonces eso nos prepara, cuando esas pruebas se ponen duras, digan: “En mí mora el Espíritu de Dios. No hay nada bueno aquí adentro sino Él que está allí. No soy de mi propiedad; soy de Él. No busco las cosas del mundo. Lo busco a Él, porque mis esperanzas están edificadas en Él. Algún día Lo veré, y eso es todo lo que he anhelado. Para lo que vivo, es para traer personas a Él”. Y les aseguro que los viejos grilletes comienzan a caer, y Ud. empieza a caminar de nuevo, otra vez.
162 Dios les bendiga. Espero que crean con todo su corazón; mientras oramos:
163 Padre Celestial, Te agradecemos esta noche, por la Sangre de Tu justo Hijo, el Señor Jesús. Te agradezco esta noche, por el Espíritu Santo, y por la visitación de Él aquí mismo en este edificio, e incluso aquí mismo ahora. El mismo Espíritu, conforme a la Palabra de Dios que es infalible y no puede fallar, el mismo Espíritu que levantó a Jesús de la tumba, está aquí mismo en medio de nosotros ahora.
164 Dios, que los hijos aquí, que no Te conocen, puedan aceptarlo, esta noche, y crean en el Señor Jesucristo, y tengan la Vida Eterna. Concédelo. Que ellos crean para Vida Eterna, en esta misma hora.
Sana a los enfermos y afligidos.
165 Acuérdate de los hogares enlutados, Señor. ¡Oh, Dios!, y de pie alrededor de esos ataúdes, y quizás hombres y mujeres que no son salvos. ¿Qué puede decir uno? Y sabiendo que el Evangelio les fue predicado directamente a ellos, cientos de veces y cientos de veces. ¡Oh, Padre!, yo oro que los hombres y las mujeres aquí reciban una visión esta noche, y se den cuenta de que cada uno de nosotros es mortal, y no sabemos a qué hora podemos ser llamados a responder allá en el juicio, a dar cuenta de lo que hemos hecho con Jesucristo. Y entonces el caso está cerrado, el libro está cerrado; se deja cerrado, y no hay nada más que hacer. Nos hemos juzgado al juzgarlo a Él.
166 Padre, ¡oh!, examina mi corazón esta noche, Señor. “Examíname” dijo David, “y pruébame”. No solo David, sino que yo digo lo mismo. Si hay en mí camino de perversidad, Señor, quítalo. Dios, no permitas que permanezca a mi alrededor, Señor. No lo quiero; yo no lo quiero, Padre. Que se vaya.
167 No solo para mí, sino para todas estas personas que están aquí esta noche, que me han oído predicar, Padre. Yo oro que si hay alguna maldad, algún pecado, en estas personas aquí, que Tú quites todo de ellos, Señor. No permitas que eso merodee alrededor de estos, Tus hijos. Dios, mantenlo alejado. Dales gracia, para vencer en cada prueba. Concédelo, Señor. Que la semilla de Dios, que sale de la Canasta ahora, eche raíces en los corazones del pueblo y crezca hasta la Vida Eterna. Estas bendiciones las pedimos en el Nombre de Jesucristo. Amén.
¡Oh!, yo quiero verle, ver al Salvador,
Quiero ver Su rostro lleno de amor;
En aquel gran día yo he de cantar:
Ya pasó todo afán, todo mi pesar.
Voy feliz al dulce hogar, por fe en Jesús,
Y luchando por traer almas a la Luz;
Dardos encendidos mil vienen contra mí,
Mas yo sé, por la fe, venceré aquí.
¡Oh!, yo quiero verle, ver al Salvador,
Quiero ver Su rostro lleno de amor;
En aquel gran día yo he de cantar:
Ya pasó todo afán, todo mi pesar.
168 ¡Oh!, yo quiero cantar, uno de estos días; yo creo que el Señor me va a dejar cantar, uno de estos días. Sí. Cuando cruce el Río, así es, cuando cruce al otro lado; quizás no de este lado. No sé cantar. ¿Pero saben qué canción voy a cantar?
No hay nada entre mi alma y el Salvador,
Nada del sueño engañoso de este mundo;
He renunciado a todo placer pecaminoso,
Jesús es mío, nada se interpone. (¡Oh, vaya!)
…entre mi alma y el Salvador,
Nada del sueño engañoso de este mundo;
He renunciado a todo placer pecaminoso,
Jesús es mío, nada se interpone.
169 ¿Cuántos pueden cantar eso esta noche, como un testimonio con la mano levantada?
No hay nada entre mi alma y el Salvador,
Nada del sueño engañoso de este mundo;
He renunciado a todo placer pecaminoso,
Jesús es mío, nada se interpone.
170 ¿No los hace sentirse eso maravillosamente? “El que oye Mi Palabra, y cree al que Me envió, tiene Vida Eterna; y no vendrá a condenación, mas ya ha pasado de muerte a Vida”.
171 Aquí estamos esta noche, con las manos levantadas, cantando: “He renunciado a todo placer pecaminoso; Jesús es mío, nada se interpone. Ni mi trabajo, mis amigos, mis seres queridos, mi gente, mi esposa, mis hijos, cualquier cosa que haya en esta tierra, no importa lo que sea, nada está entre mi alma y el Salvador; Jesús es mío, nada se interpone. Todo lo demás es secundario”. ¿No es eso maravilloso?
172 Una de estas mañanas, cuando escuchen a alguien cantando “Sublime gracia, del Señor”, Uds. habrán cruzado el Río, Uds. saben.
173 Al llegar Allá de nuevo como un hombre y una mujer jóvenes, encontrándose con todos sus familiares jóvenes Allá, Uds. saben. Y sus seres queridos, su padre y su madre, estrechándoles las manos, diciendo: “¡Oh, madre, qué bueno verte de nuevo! ¡Bueno, al mirar allá, vendrá el Hermano Juan! ¡Aquí viene el Hermano Joe! ¡Bueno, mira esto, cómo lo estamos pasando bien!”.
174 Y allá a lo lejos sobre la colina, en algún lugar, Ud. escuchará a alguien cantando: “Sublime gracia, del Señor, que a un infeliz salvó”. Corra a la cima de la colina y mire, Ud. verá una pequeña cabaña allá en la esquina, el Hermano Branham estará de pie allí cantando: “Sublime Gracia”.
175 Ud. dirá: “¡Bueno, gloria a Dios! Él llegó a Casa. Allí está él cantando, Sublime gracia”. ¡Oh, vaya!
¡Sublime gracia del Señor!,
¡Que a un infeliz salvó!
Fui ciego mas hoy veo yo,
Perdido y Él me…[Cinta en blanco.—Ed.]
176 ¡Fue por gracia! Mucho antes que el mundo fuera formado, Dios hablándoles a sus Seres Angelicales, dijo: “Tendré a alguien llamado William Branham que predicará el Evangelio”.
Su gracia me enseñó a temer,
Mis dudas ahuyentó;
¡Oh, cuán precioso fue a mi ser!,
Cuando Él… (¿qué sigue?)… ¡me transformó!
¡Oh, cuánto amo a Cristo!,
¡Oh, cuánto amo a Cristo!,
¡Oh, cuánto amo a Cristo!,
Porque Él a mí me amó.
Yo no Le abandonaré,
Yo no Le abandonaré,
Yo no Le abandonaré,
Porque Él a mí me amó.
Tengo un Padre más allá,
Tengo un Padre más allá,
Tengo un Padre más allá,
En aquel lugar.
¡Oh!, algún día iré a verle,
Algún día iré a verle,
Algún día iré a verle,
En aquel lugar.
¡Oh, qué tremendo tiempo será!
¡Qué tremendo tiempo será!
¡Qué tremendo tiempo será!
En aquel lugar.
Bueno, ese día podría ser mañana,
Ese día podría ser mañana,
Ese día podría ser mañana,
En aquel lugar.
177 ¿Verdad que será maravilloso? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Me gusta “Padre”.
Mi Padre es rico con mansiones y tierras,
¡Él tiene la riqueza del mundo en Su mano!
De rubíes y diamantes, de plata y oro
Sus cofres están llenos, Él tiene riqueza por doquier.
¡Soy un hijo del Rey!
¡Un hijo del Rey!
Con Jesús mi Salvador,
¡Soy un hijo del Rey!
Carpa o cabaña, ¿qué importa?
¡Un palacio me construyen Allá!
Aunque exiliado de mi hogar, aún puedo cantar:
¡Oh, gloria a Dios, soy el hijo del Rey!
¡Soy un hijo del Rey!
¡Soy un hijo del Rey!
Con Jesús mi Salvador,
¡Soy un hijo del Rey!
178 Nuestro Padre Celestial, mientras nuestros corazones son conmovidos por estos viejos himnos escritos por el Espíritu Santo, hace muchos, muchos años, cuando los hermanos que se han ido, captaron la visión. Los amamos, porque nos dan una base sólida a través de estos tiempos problemáticos. Dios, concede esta noche que seamos ahora despojados de todo pecado. Mientras entramos en la época de Navidad, quita el pecado, quita la enfermedad, Señor. Dios, bendice a los necesitados esta noche, en todas partes. Porque lo pedimos en el Nombre de Jesús.
179 Si hay personas ahora que quisieran acercarse al altar, para ser ungidos y orar por ellos; pueden venir mientras tarareamos este himno, Hijo del Rey, otra vez. ¿Ven? Si están de pie en este lado…

 

El Mensaje del Atardecer