52-0900 - EL CAMINO DE DIOS QUE HA SIDO HECHO PARA NOSOTROS

 

     
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Septiembre de 1952, Jeffersonville, Indiana, E.U.A.

1 Juntos ahora, cántenlo, bien fuerte ahora.
¡Sublime gracia del Señor,
Que a un infeliz salvó!
Perdido y Él me halló,
Fui ciego mas ahora veo.
Inclinemos nuestros rostros ahora.
2 Nuestro Padre Celestial, Te agradecemos por el gran privilegio que tenemos de venir a Ti. Primero, no podemos venir si no es por Cristo. Por lo tanto, colocamos Su Nombre frente a nuestra oración. Y entonces sabemos, por Su Palabra, que Tú la responderás, porque pedimos en Su Nombre. No con nuestra propia justicia, no pudiendo hacer nada con lo que poseemos; sino que solo por gracia venimos, pidiendo en el Nombre de Cristo.
3 Padre, es posible que haya muchos hombres y mujeres aquí, alrededor de este edificio esta noche, que son pecadores. Tú moriste por el pecador. Que esta sea la noche en que Dios les hable al corazón y los llame por Su gracia, a entrar en el Reino. Concédelo, Padre. Quizás han desperdiciado muchos años, vagando en el pecado, pero que esta sea la hora.
4 Gracias, Señor, por Billy Paul esta noche. Mi pobre muchachito, sin madre, sacudido. Gracias, Señor, por darle el Espíritu Santo, como garantía ahora, algún día glorioso volveremos a ver a mamá, todo está bien, va a estar bien. ¡Oh, Dios!, permite que los ángeles se lo hagan saber hoy. Así clamó ella al morir, que: “Sirviera a Dios… algún día Billy Paul será un hombre y recibirá el Espíritu Santo”. Las oraciones han sido respondidas. Dios, bendice al muchacho ahora. Que él siga las huellas del Maestro. Cómo temblaba su vocecita cuando dijo: “Papá, acabo de recibir el Espíritu Santo. Estoy tan contento”.
5 Dios, que esa sea la experiencia de—de cada persona no nacida de nuevo aquí esta noche. Que ellos puedan recibir el Espíritu Santo esta noche. Si hemos cometido algún pecado, perdónanos, Señor. Sana al enfermo. Venda a los quebrantados de corazón.
6 Y ahora, Señor, no sé ni por dónde empezar, para hablar esta noche, pero Tú proveerás. Te creo, y Te pido que nos des algo que ayude al pueblo, porque lo pedimos en Su Nombre. Amén.
7 Solo para una pequeña lectura de la Escritura aquí, en Isaías 35, deseo leer. Porque, mis palabras fallarán; mas la Palabra de Dios nunca fallará. Por lo tanto, ningún—ningún servicio está completo sin la lectura de la Escritura primero.
Se alegrarán el desierto…la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa.
Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará en júbilo; y gloria del Líbano llegará…le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro.
Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles.
Decid a los de…corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá y os salvará.
…él abrirá,…los oídos de los sordos se abrirán.
Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque las aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad.
El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas; …la morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y de juncos.
Y habrá allí calzada y camino,…de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará.
No habrá allí león, ni fiera subirá por él, ni allí se hallará, para que allí caminen los redimidos.
Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido.
8 Que el Señor añada Sus bendiciones al leer—a la lectura de Su Palabra. Quiero hablar esta noche, si Dios quiere, solo unos momentos con Uds. Miraré mi reloj aquí, para no retenerlos demasiado esta noche.
9 Después de concluir los servicios de esta semana, quise mostrarle al pueblo que no hay necesidad de tener miedo. La peor cosa que el diablo puede poner en Ud. es el miedo. Aún si Ud. tuviera un cáncer y no temiera, y creyera que Dios le sanaría, no estaría en tan mal estado. Dios se encarga de eso; aun estando enfermo, sea lo que sea, si Ud. no temiera. Así que el miedo es una de las peores cosas que Satanás puede poner sobre la persona.
10 Ahora, esta semana he tratado de probar, por la Escritura, que el hombre que ha nacido de nuevo del Reino de Dios no tiene nada que temer. Ud. está absolutamente, seguro a salvo en Jesucristo. “Todo lo que el Padre me ha dado” dijo Él, “vendrá a Mí. Ningún hombre puede venir a menos que el Padre lo llame. El Padre tiene que guiarlo a Mí; y al que a Mí viene, no le echo fuera. Y todos los… Nadie puede arrebatarlos de la mano de Mi Padre; nadie es mayor que Él. El que oye Mis Palabras y cree al que Me envió, tiene Vida Eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de Vida… de muerte a Vida. El que come Mi carne y bebe Mi Sangre tiene” no tendrá, “sino que tiene”, tiempo presente, “Vida Eterna; y Yo le resucitaré en el día postrero”.
11 “Por lo tanto, no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados hasta el Día de vuestra Redención”. Allí lo tienen. “Sellados hasta el Día de vuestra Redención”. No simplemente de un avivamiento a otro, sino hasta el Día de vuestra Redención.
12 ¡Vaya, cómo vino el Espíritu Santo esta mañana y nos bendijo con eso! Nos mantuvo aquí hasta la una y media, esta mañana, como desde las nueve y media. ¡Cuánto nos bendijo Él!
13 Ahora, esta noche, quiero hablar sobre un… Isaías dijo aquí: “Habrá Calzada, y un Camino de Santidad”. Ahora quiero hablar sobre: “El camino de Dios”, El camino de Dios que ha sido hecho para nosotros.
14 Ahora, si yo me dirigiera a la ciudad de Nueva York, lo mejor que podría hacer no es tratar de hallar, geográficamente, cómo estoy ubicado y salir hacia el norte. Sino que la mejor manera de hacerlo es conseguir un mapa y seguir el mapa, (¿verdad que sí?) una carretera. Si no lo hago, estaré en problemas.
15 No hay atajos en el Reino de Dios. Saben, si tratamos de tomar un atajo, nos meteremos en algún pantano por aquí y nos hundiremos en el fango. Y eso es lo que hacemos cuando nos salimos de la antigua y gran carretera de Dios. Dios hizo una senda, un camino.
16 Cuando los hijos de Israel salieron de la tierra de Egipto, ellos siguieron el camino de Dios. Este llevaba hasta el Mar Rojo. Es raro que Dios llevara Su sendero por ese camino. Pero Su sendero atravesó directamente el mar.
17 Y cuando llegó el momento, y el reto, e Israel se paró allí frente al mar, el camino de Dios los llevó a través del mar. Pues Dios miró hacia abajo desde la Columna de Fuego, el mar se atemorizó y se apartó, e Israel cruzó en seco. El sendero de Dios los llevó a través de él.
18 Luego Él llegó directamente al desierto, al manantial de Mara, agua “amarga”. ¿No es raro que Dios guíe a Sus hijos a través de aguas amargas? Pero todas ellas surgen por el camino. Pero cuando Él estaba allí, el remedio para las aguas amargas estaba parado en la orilla. Moisés cortó un árbol y lo echó en el agua, y ella recobró su dulzura.
A veces por las aguas, a veces por el diluvio,
A veces por terribles pruebas, pero siempre a través de la Sangre.
19 Esa es la manera en que Dios guía a Sus hijos; el sendero de Dios, el camino provisto por Dios. Si los hijos de Israel hubieran tratado de desviarse y rodear por este otro camino, habrían tenido problemas. Ellos tenían que seguir la Nube de Fuego, la Columna de Fuego que los guiaba. Eso es lo que ellos seguían.
20 Y si la Iglesia, esta noche, solo siguiera la Columna de Fuego, el Espíritu Santo, Uds. de seguro llegarían a Canaán. Dios tiene un camino, un camino provisto.
21 Hay dos caminos que un hombre puede seguir: y es su propio camino o el camino de Dios; y eso es el camino correcto o el camino errado. Y el camino suyo siempre es el camino errado, y el camino de Dios es el camino correcto. Y Ud. no puede estar en su propio camino y en el camino de Dios al mismo tiempo, así que Ud. tiene que salir de su propio camino para que Dios pueda tener el de Él en Ud. Así es. Dios hace un camino provisto.
22 El hombre siempre ha querido hacer su propio camino. En el jardín del Edén, Dios hizo un hombre que no tuviera que desviarse por nada. Dios lo hizo perfecto, pero el hombre quería su propio camino. Él quería manipular. Él quería investigar. Y entonces, tan pronto como él cayó… Ya vimos eso esta semana, en los estudios de la Escritura. Él mismo se hizo una religión. Él no esperó a que Dios le hiciera una. Él mismo se hizo una, pero se dio cuenta que su religión, su cobertura, no funcionaría. El hombre siempre ha sido así. Él quiere su propio camino. Pero Dios tenía un camino. Así que el hombre tomó hojas de higuera y se cubrió con ellas, él y su mujer, pero, cuando él vino a presentarse a Dios, se dio cuenta que eso no funcionaría.
23 Y déjenme decirles, amigos, ha habido muchos hombres, aun en esta noche, llegando al final del camino, que hallarán que esa pequeña religión superficial a la que se están aferrando no funcionará. Solo nacer de nuevo funcionará. Jesús dijo: “Si el hombre no naciere de agua y del Espíritu, no entrará en el Reino”. No hay manera, no importa si es metodista, bautista, presbiteriano, lo que sea que él sea, no entrará hasta que nazca del agua y del Espíritu. Nacer significa que él es “cambiado”. Él tiene que morir antes de poder nacer. Así que Ud. tiene que morir a sí mismo, renacer de nuevo, en Cristo Jesús. Así es.
24 Ahora, quiero que noten, él se encontró a sí mismo tratando de hacer su camino. Esta mañana vimos cómo Caín trató de hacer su camino. Él trajo algunas manzanas y peras y duraznos y calabazas, lo que fuera, lo puso sobre el altar y dijo: “Allí está, Señor, ya construí un altar; construí una iglesia; soy un buen miembro de iglesia”. ¿Ven? “Voy a la iglesia todos los días. Vengo aquí, construyo el altar; pongo el sacrificio allí encima. Ahora voy a arrodillarme y orar. Y ahora, Señor, quiero que Tú me recibas”. Pero Dios lo rechazó.
25 Y ese mismo viejo espíritu religioso vive exactamente entre la iglesia hoy, lo mismo, no podría ser más religioso, y no conoce más de Dios de lo que un Hotentote sabría de un caballero Egipcio. Uds. saben que es verdad. ¡Espíritus religiosos! No piensen que Stalin es el anticristo. La Biblia dice que: “Los dos espíritus serían tan parecidos que engañarían a los mismos escogidos si fuere posible”.
26 Vemos que Judas Iscariote vino juntamente, y salió y se regocijó y predicó el Evangelio; regresó, gritando y clamando, y pasando muy bien con el resto de los discípulos. San Mateo, el capítulo 10. Pero él siguió a los discípulos muy de cerca, sin embargo, era el diablo encarnado, y andaba allí mismo; así como Jesús era el Dios encarnado; el Caín y el Abel del jardín del Edén. Pero cuando llegó el momento de subir a Pentecostés, y recibir la bendición, él mostró su color.
27 Y cuando uno comienza a hablar acerca de nacer de nuevo, recibir el bautismo del Espíritu Santo, nueve de cada diez veces, esos espíritus mostrarán sus colores, lo que ellos son. Ellos dirán: “Es un montón de fanatismo. Dejen eso”. Hermano, es el camino provisto por Dios para el hombre hoy. ¡Aleluya!
28 Miren, Dios siempre ha hecho un camino provisto. Dios está obligado a hacer un camino. Dios hace un camino para la naturaleza. ¿Por qué tenemos estas grandes inundaciones a través del país? Porque cortamos todos los árboles y cosas así, permitiendo que el agua arrase. Uds. construyen una represa aquí abajo y llenan el cauce del río; allí se va, el agua. Uds. interfieren con la naturaleza. Dios tenía un camino provisto. Eso es lo que causa la inundación. Todo lo que el hombre manipula, que Dios ha hecho perfecto, vienen Uds. y lo hacen imperfecto. Así es.
29 Ahora, como, por ejemplo, como los—los patos. Me gusta mirar los patos, en las temporadas en que voy a cazar arriba en la montaña. Iba allá arriba en la época de otoño. Bien, allá todos los patos vienen de Luisiana y de por allá abajo, y de los pantanos. Y suben al norte y se asientan, hacen un nido y crían a sus patitos. Entonces los pequeños crecen, quizás llegan alrededor de septiembre, en esta época del año, o a finales de septiembre. Y entonces el patito, el machito, nunca ha salido de ese estanque; solo ha estado allí en el estanque.
30 Después de un tiempo la escarcha llega allá arriba a la montaña. Un poco de nieve golpea allá arriba, y una brisa fría sopla hacia abajo por esa montaña. Ese patito lo siente. Y él nunca ha estado en otro lugar mas que en ese estanque, él aún no tiene un año de vida. Él levanta su cabeza en el aire, ese piquito, y corre por el medio del estanque, haciendo “honk, honk”, todos los patos en el estanque se acercarán a él. Todos los patos del estanque saben que él nació un líder. Y ese patito se elevará de ese estanque, sin brújula ni nada, y saldrá tan directamente a Luisiana, a los campos de arroz, como él pueda.
31 Parece que los Cristianos deberían tener el sentido de pato. ¿No es así? Así es. Correcto.
32 ¿Por qué? Uds. dicen: “Es el instinto”. No, ellos van por el camino provisto por Dios. Dios les da un camino, un instinto para llevarlos allá abajo, y ellos lo creen.
33 Pero, Dios le da al hombre el Espíritu Santo, y él Lo rechaza, tiene su propio camino. Pero Dios tiene un camino provisto para nosotros. ¡Aleluya! Me siento un poco religioso esta noche, después de esto, y de esas cuantas noches de avivamiento.
34 Fíjense, ahí está. Sí, señor. Ese patito bajará hasta allá.
35 Y les diré algo más. Si Uds. salieran acá a un periódico, y allí dice: “Mañana va a hacer un clima bonito”. Y salieran a cazar y vieran cómo esos conejos se acomodan en esa hierba. No le presten atención a esos periódicos.
36 Observen a esa cerda sacar las cortezas del lado norte de la colina y llevarlas hacia allá, al lado sur de la colina, y hacerse una—una cama en el lado sur de la colina. Ella sabe más de esto que todos los comentaristas de los periódicos en el mundo. Correcto. Ella tiene un instinto. Se va a hacia el lado sur, para esconderse de ese viento frío del norte que baja. [El Hermano Branham golpea el púlpito varias veces.—Ed.] ¡Oh, vaya!
37 Si un cerdo tiene suficiente sentido común para esconderse de la brisa, ¿qué de Uds. con el Espíritu Santo? ¡Aleluya! Ese es su instinto. Sí, señor.
38 Y Dios les dio un instinto. Es el camino provisto por Dios para ellos. Ellos viven en la manera provista por Dios.
39 Ud. toma una flor, cuando muere y cae en la tierra. No es su fin; vuelve a vivir. Dios hizo un camino provisto para ella, y ella cree en eso.
40 Dios siempre ha hecho un camino provisto. A veces no lleva por cosas agradables, a veces pasa por dificultades, pero es el camino provisto por Dios. Dios lo hace, de todos modos.
41 Una vez Él tuvo un hombre en el camino provisto por Dios, el cual tuvo que entrar en un foso de leones, pero él fue en el camino provisto por Dios. Dios lo sacó de nuevo. ¡Aleluya!
42 Puedo ver a unos jóvenes hebreos sentados allá en Babilonia una mañana. Se negaron a inclinarse ante un ídolo. Así es. Ellos dijeron: “No lo haremos. Toquen toda la música que quieran, y hagan sonar sus cornetas y trompetas, pero no nos inclinaremos ante su ídolo”. ¡Aleluya!
43 Danos más Sadracs, Mesacs y Abed-negos, (sí, señor) que no se inclinarán ante sus cosas mundanas. No tenemos que arrodillarnos ante eso. Dios nos ha hecho libres, por medio del Espíritu Santo. ¡Aleluya! Sí, señor.
44 Ahora yo puedo ver allá abajo, una mañana. Vamos—vamos—vamos a girar nuestras cámaras hacia esa dirección un minuto, y observemos y veamos. Puedo ver a esos muchachos allá abajo, una mañana. Ellos dijeron: “Mira, el rey dijo: ‘Todo el que no se incline, vamos a arrojarlo en el horno ardiendo’”.
45 Y ellos fueron y entraron en oración, una noche. Al día siguiente, cuando llegó el sonido para que se inclinaran ante la imagen, pues, le dieron la espalda.
Así que él vino, dijo: “Muchachos, ¿hicieron Uds. eso?”. “Sí”.
46 “Bueno, calentaremos el horno, siete veces más de lo que ha llegado a estar”.
47 ¡Ahora, no es extraño! Había una rampa colocada aquí, que subía hasta la boca del horno.
48 Todo Babilonia estaba rojo esa mañana, el fuego rugiendo. Puedo ver al Rey Nabucodonosor, como un hombre moderno de hoy, se sentó allá afuera y dijo: “Ahora vamos a quemar toda esa religión del Espíritu Santo de esos muchachos”.
49 ¡Oh, sí, no piensen que el diablo no los quemará! Seguro que lo hará. Pero, recuerden, el Espíritu Santo Mismo es Fuego.
50 Ahora, quiero que observen, el camino de Dios llevaba directo por esa rampa. Puedo ver a Sadrac, Mesac, Abed-nego, caminando la marcha de la muerte. Puedo escuchar a Sadrac decir: “Abed-nego, ¿lograste entrar en la oración?”.
“Sí”.
“Muy bien, entonces”.
“¿Estás seguro que estás en el camino de Dios”?
51 “Sí, señor. Y Dios dijo en Su Palabra que no nos inclináramos ante los ídolos, y no lo haremos. Dios puede librarnos de este horno ardiendo. Pero si Él no lo hace, qué importa. No vamos a inclinarnos. Vamos a ir por el camino provisto por Dios”.
52 Puedo escuchar a alguien decir: “¿Están seguros de que tienen Su manera provista?”.
“Sí”. ¡Aleluya!
53 Algunos dirían: “Bueno, ¿pero no piensan que todas esas personas posiblemente podrían tener razón, y Uds. no?”.
54 “No, señor. La Biblia así lo dice, y nosotros nos quedamos con Ella”. Ellos subieron directamente por esa rampa. Yo puedo… El calor tan… El calor tan intenso era casi… Mató a los hombres que los traían subiendo.
55 Estaban a punto de entrar. Dios no había dicho una palabra. Ellos aún caminando en el camino provisto. Caminaron directo hasta la entrada del horno. Justo en el momento en que se prepararon para entrar en el horno ardiendo… Saben, tengo un cuadro oscuro muy horrible aquí frente a mí ahora mismo: hombres que se esfuerzan por vivir fieles a Dios, caminan en el camino provisto por Dios; a punto de ser quemados. ¡Qué cuadro!
56 Fíjense, cada vez que hay algo sucediendo aquí abajo, hay algo que sucede Allá arriba, al mismo tiempo. Vamos a mirar Allá arriba un poco y ver qué está sucediendo. Puedo verlo a Él de pie allí, y Sus ropas principescas rodeándole. ¡Aleluya! Puedo ver, rápidamente, viniendo de la derecha, un gran y tremendo Ángel, llamado Miguel. Tienen Uno allá arriba. ¿Lo sabían? Puedo escucharle correr allá arriba hasta Su lado y decir: “¡Maestro!”. Puedo verle desenvainar Su espada, así, y decir: “¿Has mirado allá abajo en Babilonia esta mañana? Hay hombres caminando en el camino provisto por Dios. Hay hombres que están dispuestos a sellar su testimonio esta mañana. Nuestros hermanos están a punto de ser quemados”. Puedo oírlo a Él decir: “¡Déjame ir allá abajo! Yo cambiaré la escena”. Creo que Él podría haberlo hecho; yo lo creo.
57 Puedo oírlo a Él decir: “No, no puedo dejar que lo hagas. Gabriel, has sido un… O, Miguel, Tú has sido un excelente Ángel. Ve, envaina tu espada, párate en posición firme allí”.
58 Aquí viene otro Ángel, se llama Ajenjo; él amarga las aguas. Aquí viene, dice: “Maestro, mira allá abajo. Tengo todo el control de las aguas. Me lo entregaste en la destrucción antediluviana, y yo arrasé el mundo entero, todo menos a Noé y su parentela. Ahora” dijo él, “déjame bajar allá y borraré a Babilonia del mapa”.
59 Puedo oírlo a Él decir: “Ajenjo, eres capaz de hacerlo, así es, pero Yo no puedo permitirte ir. Este es un trabajo tamaño de Hombre”.
60 ¡Oh!, puedo verlo a Él levantarse, así. Ellos están a punto de dar el último paso. Puedo verlo a Él extenderse allá y decir: “Ven aquí”, a una gran nube de tormenta flotando allá. ¡Oh, vaya! Le obedeció.
61 Puedo verlo, oírle a Él decir: “Viento del este, del norte, del oeste y del sur, vengan aquí y carguen esta nube de tormenta. Voy a conducirlos como caballos. Me sentaré en esta nube de tormenta, esta mañana, como en un carro de guerra. Bajaré a Babilonia, Yo Mismo”. ¡Aleluya!
62 Puedo verlo a Él extenderse y agarrar un relámpago en forma de zigzag y hacerlo tronar por los cielos, así; justo cuando ellos daban el último paso, al caminar en el camino provisto por Dios. Y en el momento en que ellos caían allí, Él pasó por el Mar de la Vida y tomó una palma, y Él se paró allí abajo abanicando una brisa sobre ellos. ¡Aleluya! Él siempre estará allí cuando el hombre camina por el camino provisto por Dios. Sí, señor.
63 Una vez hubo un viejo predicador “loco”, un viejo predicador de la santidad allá atrás, hace mucho tiempo, con el nombre de Noé. Él dijo: “Saben, va a llover, vendrá una tormenta”.
64 Puedo oír a las personas ir alrededor y decir: “Oigan, ¿escucharon a ese viejo santo rodador allá arriba? Dijo que: ‘Va a llover’. Pues, nunca ha llovido sobre la tierra. ¿Y va a llover? ¿Cómo, de dónde vendrá esa agua? Bueno, vamos a buscar con la ciencia y averiguar si habrá agua allá arriba. Pues no, no hay agua allá arriba. ¿Qué es lo que sucede? Ese viejo predicador ha perdido la razón”.
65 ¡Pero Dios lo dijo! Dios dijo: “Prepara un arca, Noé, para salvar a tu casa, para salvar a la gente”. Y Noé tuvo suficiente sentido común para hacerlo. Eso es todo. Fue y preparó el arca.
66 Y un día, yo oigo a algunos de ellos abajo en la esquina, hablando, abajo en la esquina del negocio. Algunos de ellos dicen: “Oye, ¿qué pasó con la historia esa de la lluvia allá arriba, ese viejo predicador loco hablando de que va a llover allá arriba? ¿Alguna vez oyeron hablar de tal cosa? Y él piensa que está en el camino provisto por Dios”. Él lo estaba. Amén.
67 Cuando menos pensaron, vino un trueno y un relámpago. Puedo ver a la anciana, gran y anciana mamita camello allí afuera, mirar hacia arriba y decir: “Papá Camello, ¿escuchaste eso qué fue? Eso fue un trueno. Eso es lo que dijo Noé. Vayamos al arca”. Bajaron por la colina. Y aquí vienen papá caballo y mamá caballo, y todo el resto de las parejas, directo al arca, uno por uno. Dios cerró la puerta, envió la lluvia. Noé estaba en el camino provisto por Dios.
68 Algunos de ellos se subieron a los troncos y dijeron: “Yo flotaré”. Pero déjenme decirles que cuando las tormentas comenzaron a arrasar, el arca subió. ¡Aleluya! ¿Por qué? Ellos estaban en el camino provisto por Dios. Dios siempre bendecirá a las personas que caminen en el camino que Él provee. Él no proveyó un tronco; Él no proveyó esto, Él proveyó un arca.
69 Y hoy, mi hermano y hermana, hay un camino provisto para hombres y mujeres, y es por medio de Jesucristo el Hijo de Dios, Quien murió allá en el Calvario, y por medio de Su Sangre tenemos remisión de pecados; y podemos recibir el bautismo del Espíritu Santo, como aprobación de Dios, que Él nos ha aceptado en Su Hijo, Cristo Jesús. ¡A salvo, seguros! ¡Aleluya!
70 Me van a llamar santo rodador, de todos modos, así que aprovechen y empiecen ahora. Muy bien. Me siento muy bien. Muy bien.
71 ¿Lo creen? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Ese es el camino de Dios y el único camino. No es el camino metodista, no es el camino bautista, no es el presbiteriano, no es el pentecostal. Es el camino de Cristo. Cristo es el camino provisto por Dios. Él es el sacrificio provisto por Dios. Él es Jehová-rafa. Él es Jehová-jireh. Él es Jehová-manasés.
72 Cuando Abraham ofreció a Isaac, él llamó el lugar allí Jehová-jireh, “el Señor Mismo Se proveerá un sacrificio”. Y allí está, el Hijo de Dios. Amén. Dios siempre hace una vía de escape. Sí, señor.
73 Había una vez un anciano predicador allá abajo predicando, llamado Eliseo. Él subió allá, miró el país, y dijo: “Vaya, es lo más horrible que he visto”.
74 Ese vil rey fue allá y se casó con una vil Jezabel pintada, con suficiente pintura en su cara para hacer… La única mujer en la Biblia que alguna vez se pintó la cara. ¿Y saben lo que Dios le hizo a ella? Dios se la dio de comer a los perros. Esa es la única que conozco.
75 Si ven a una mujer con mucha pintura en la cara, ¿saben cómo pueden decirle? Díganle: “¡Hola, Señorita Comida para Perros!”. Eso es lo que es, como carne para perros. ¡Oh, vaya! Escuche, hermano, acabo de volver de África. Esa cosa viene de la corriente del paganismo. Los paganos se pintan.
76 ¡Oh, hermano, cuando un hombre o una mujer se pone a cuentas con Dios, Ud. no tiene que decirles eso!; se avergüenzan, ellos mismos. ¡Aleluya! Así es.
77 “Vaya, cuando menos piensen, ella va a tener a todos estos israelitas haciendo eso”. Elías dijo: “Señor, cierra los cielos. Haz algo al respecto”.
78 Dios habló y dijo: “Bueno, Elías, te diré qué hacer. Ve y habla con Acab”.
79 Y aquí viene un viejo predicador, caminando por allí, envuelto en un gran pedazo de piel de oveja así, con la cara cubierta de barba como una oruga peluda. Caminó ante el rey y le dijo: “El rocío ni siquiera llamará… o caerá hasta que yo lo llame”. ¡Aleluya! Él estaba en el camino provisto por Dios. Sí, señor.
80 “Ah, vete de aquí, fanático. Muy bien, sabemos lo que estamos haciendo”.
81 El anciano Elías dijo: “Señor, ¿qué debo hacer? Tú provee el resto del camino. Yo ya hice eso”.
Dijo: “Sube allá junto al arroyo de Querit, y siéntate”.
82 “Está bien, un lugar muy malo, pero subiré y me sentaré. Tú dijiste: ‘Ve allá arriba’. Si Tu sendero lleva hasta allá arriba, yo caminaré hasta allí”.
83 Subió y se sentó. Dijo: “Ahora, Señor, ¿qué voy a hacer aquí?”.
“Siéntate allí. Simplemente quédate allí”.
84 Y de repente, comenzó a sentir hambre. Él dijo: “Señor, estoy sintiendo un poco de hambre”. Y aquí viene un cuervo.
85 Algunos de ellos dijeron: “Miren a ese viejo predicador santo rodador sentado allá arriba en la colina. Pues, ¡que loco está! Bueno, ese hombre, sentado allá arriba bajo el sol, morirá. Vaya, es un fanático”.
86 Y cuando menos pensaron, todas las aguas se secaron. No hay agua para beber, allá abajo en—en la región. Pero cada vez que Elías quería beber, él solo se inclinaba en el arroyo de Querit y bebía. Y, cuando tenía hambre, aquí venía un cuervo, con un emparedado en la boca, decía: “Aquí tienes, Elías”.
87 Ud. dice: “¿De dónde sacó el cuervo…? ¿Me quiere decir que Ud. cree eso, Hermano Branham?”. Sí, señor. Sí, señor. “¿Quiere decir que un cuervo le trajo a Elías algo para comer durante tres años y seis meses”? Yo lo creo. Dígame: “¿De dónde lo sacó?”. No lo sé. Lo único que sé, es que el cuervo lo consiguió en algún lugar y se lo trajo a Elías, Elías lo comió y se sustentó de eso por tres años y seis meses. Así es. Yo lo creo.
88 Así mismo es de… Ud. dice: “¿Qué lo hace tan feliz? ¿Qué le hace sacudir el brazo?”. No lo sé. Lo único que sé, es que el Calvario pagó por Eso, la Biblia Lo enseñó, el Espíritu Santo Lo trajo y yo Lo tengo. ¡Aleluya! Ni siquiera sé de dónde viene Eso, pero yo Lo tengo. ¡Aleluya! Así es. No puedo decirles de dónde viene Eso, pero llegó aquí. ¡Oh, vaya! Eso hace que el abrigo le quede mejor a uno. Seguro. ¡Aleluya! No se alteren. Eso significa “alabado sea nuestro Dios”. ¡Amén! Eso significa: “Que así sea”. ¡Oh, vaya! Seguro que sí. Yo no sé…
89 Y ellos dijeron que él estaba loco, ¿sentado allá arriba? ¡Vaya! Llegó la… Llegaba la hora de comer, aquí venía el portero de color diciendo: “Aquí tienes, Elías. Aquí está tu desayuno”. Pues, él estaba mejor que la mitad de las personas que están aquí esta noche. Me imagino que no hay muchos aquí esta noche que tengan sirvientes de color. Pero él tenía algunos sirvientes de color, algunos cuervos que le traían algo para comer en cada comida. ¡Aleluya! ¡Gloria! Dios tenía un comedor en alguna parte; Él lo preparó, lo cocinó y se lo envió a él. ¡Aleluya! Ese mismo Dios vive y reina hoy.
90 Él permaneció en el camino provisto por Él. Dios dijo: “Sube allá y siéntate”, así que él lo hizo. Eso es todo lo que él sabía hacer. ¿Qué piensan Uds. de eso, creen que es verdad? Lo es. Amén. Sí, señor.
91 Una niña iba un día por la calle, y dijo… Finalmente, la misma dijo… “¡Oh, aleluya! ¡Aleluya!”. Ella acababa de recibir el Espíritu Santo.
92 Y había un pobre incrédulo sentado en la esquina, dijo: “¿Por qué estás tan contenta, jovencita?”.
93 Dijo: “¡Oh, Jesús acaba de salvarme y me ha llenado del Espíritu Santo!”. Dijo: “Estoy muy contenta”.
Dijo: “Mira, ¿qué tienes en tu mano?”.
Dijo: “Mi Biblia”.
Dijo: “¿Crees en Ella?”.
“Seguro”.
Dijo: “¿Crees todo lo que hay en Ella?”.
“Todo en Ella”.
Dijo: “¿Crees en esa historia de Jonás?”.
“Sí”.
94 Dijo: “¿Crees que realmente esa ballena se tragó al hombre?”.
“Sí, señor. Yo lo creo”.
95 Dijo: “¿Cómo vas a probarlo de otra manera que no sea la fe?”.
96 Ella dijo: “Bueno, cuando llegue al Cielo sencillamente le preguntaré al Hermano Jonás”.
97 El incrédulo le dijo a ella, dijo: “¿Y qué pasa si el Hermano Jonás no está en el Cielo?”.
98 Dijo: “Entonces Ud. tendrá que preguntarle”. ¡Aleluya! Solo queda un lugar para él, y es el infierno.
99 Si Ud. rechaza el camino de Dios, Ud. tendrá que ir al infierno. Así tiene que suceder. Es el único otro camino. Así que Ud. está en un camino o en el otro. Amén. Muy bien.
100 Yo puedo verlo allá, sentado allá arriba y los cuervos trayéndole algo de comer.
101 Regresó allá abajo caminando. Él bajó de la colina, un día. Y Dios dijo: “Ahora el estanque está seco. Yo quiero que vayas allá abajo a la casa de una viuda”. ¡Qué lugar para que vaya un predicador! Dios le dijo que fuera. Ese era el camino provisto. Él caminó hasta allá. Y ella no era una israelita, tampoco; no, no lo era. Y ella caminó a la parte de atrás… Y él bajó la colina.
102 Y mientras él bajaba la colina, se encontró con una anciana viuda parada en el patio, partiendo leña. Dijo: “Entra y dame algo de comer, y tráeme un poco de agua”.
103 Ella dijo: “Vive Jehová, y tu alma nunca muera, que solo tengo suficiente harina en la casa para hacer un pequeño pan cocido para mi hijo. Y ahora yo recogía dos leños para poder hornear este pan, y que él y yo comamos y muramos”.
104 Dijo: “Ve a traerme un poco de agua, primero, y hornea el pan y tráemelo”. ¡Aleluya!
105 ¿Qué va a hacer ella? Ahí está el camino provisto por Dios. “Buscad primero el Reino de Dios y toda Su justicia”.
106 Ud. dice: “Hermano Bill, mi madre se fue de casa. Mi marido no quiere vivir conmigo”.
107 “Buscad primero el Reino de Dios y Su justicia”, ¡aleluya!, “todas estas otras cosas serán añadidas”. Así es.
108 “¿Cómo voy a hacerlo, Hermano Bill”? Solo siga adelante y hágalo. Jesús dijo: “Sígueme a Mí”. Así es. Mantenga su ojo en lo correcto. Muy bien.
109 Y enseguida ella entra, toma estos dos leños y los parte. ¿Conocen Uds. la antigua forma india de partir un palo? Eso era la cruz, por supuesto. Y en cruz, lo queman justo en el medio. Allí es donde ardía el fuego, en ese horno de pan.
110 Sacó el pan y se lo dio al predicador, y él se paró allí y comió. Dijo: “Ahora vuelve y haz uno para ti y para tu mu-… hijo. Porque ASÍ DICE EL SEÑOR: la tinaja no escaseará, ni la vasija se secará, hasta el día en que Dios haga llover sobre la faz de la tierra”. ¡Aleluya!
111 ¿Qué? Por cuanto ella primero buscó el Reino de Dios, por cuanto ella caminó en el camino provisto por Dios, Dios la recompensó. ¿Lo creen? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Sí, señor.
112 Hubo una vez una mujer que perdió a su hermano. Su nombre era Lázaro. ¡Oh, él era un buen muchacho!; ella se molesto al perderlo. Y él murió. Ella envió a llamar a su pastor, o al evangelista, que era Jesús. Ella había salido de una iglesia, y había dejado todo lo que tenían. Y ella envió a buscar a Jesús para que viniera a orar, y Él simplemente siguió adelante. Envió de nuevo, y Él simplemente siguió. Él dijo: “Yo no hago nada hasta que el Padre Me muestre”. El Padre ya le había mostrado a Él que Lázaro iba a morir.
113 Él vino, después de un tiempo, pasado unos tres o cuatro días. Él dijo: “Lázaro ha muerto, y por vosotros me alegro de no haber estado allí; mas voy para despertarle”.
114 Y entonces ella oyó que Jesús venía, así que salió a encontrarle.
115 Ese fue el camino provisto por Dios: ir a encontrar a Jesús. Así es, siempre. Cuando haya tristeza en su hogar: vaya a encontrarse con Jesús. Si tiene enfermedad en su hogar: vaya a encontrarse con Jesús. Si tiene angustias en su hogar: vaya a encontrarse con Jesús. ¡Aleluya! Si tiene alguna una necesidad: vaya a encontrarse con Jesús. Vaya a encontrarse con Él. Él tiene todo el remedio, todo está allí; Él no tiene el remedio, Él tiene la cura. Amén.
Entonces ella fue a encontrarlo, y cayó a Sus pies.
116 Y ella había leído una historia, una vez, donde había una mujer por allá en la Biblia, y una sunamita. Ella estaba muy pendiente de un predicador llamado Eliseo. Entonces ella hizo un pequeño aposento allí al lado de su casa, puso una cama y un candelero y una silla, y demás. Y Eliseo vino y él vio toda esta bondad que ella había hecho para el predicador, pagó sus diezmos y todo, Uds. saben. Entonces él dijo: “Ve y pregunta, ve lo que podemos hacer, si voy y le hablo al rey o al capitán principal”.
117 Ella dijo: “Yo habito con mi pueblo y todo está bien”.
Dijo: “Muy bien, ve a preguntarle qué puedo hacer”. Giezi dijo: “Ella es estéril; no tiene hijos”.
118 Dijo: “Ve a decirle, ASÍ DICE EL SEÑOR, ‘Para esta época del año, por este tiempo, ella recibirá un hijo’”. Y ella lo recibió.
119 El niño llegó a tener unos once o doce años. Un día, cerca del mediodía, él estaba en el campo con su padre, creo que se insoló. Él comenzó a gritar: “¡Mi cabeza! ¡Mi cabeza!”. Él envió con uno de los sirvientes al bebé, al muchachito. Lo puso en las rodillas de su madre y al mediodía murió.
120 ¡Qué lugar más apropiado! Ella lo subió y lo puso sobre la cama del predicador, donde el profeta se había acostado. Un buen lugar para ir. Lo acostó justo en la cama del predicador.
121 Ella dijo: “Ensíllame ahora una mula y avanza, y no te detengas hasta que yo ordene”.
122 Me gusta eso. ¡Avanza y no te detengas! Solo siga adelante. Así es.
123 El problema es que nos detenemos a hablar con demasiadas personas. Nos detenemos en demasiadas fiestas sociales. Tenemos demasiado coser y coser, y organizamos fiestas de costura, Uds. saben, puntada y costura y criticamos a la señorita fulana y mengana. Uds. saben cómo es. Todas estas cosas diferentes entran a la iglesia. Cuando, deberían arrojar toda esa agua sucia, y tener un avivamiento a la antigua, enviado por Dios; entrando en oración, hasta que regresen a que el Cielo descienda y que el Espíritu Santo venga como un viento recio y llene el lugar y a las personas. Amén. Eso es lo que necesitamos.
Ella dijo: “No te detengas”.
124 Y su marido dijo: “El hombre no está en el Carmelo”. Dijo: “No es nueva luna ni día de reposo”.
125 Ella dijo: “Todo está bien”. Ella quería llegar al profeta. Así que ella salió directamente.
126 Eliseo se asomó y dijo: “He aquí viene esa sunamita. Algo le sucede; no sé que será”.
127 Ella subió corriendo. Y él dijo: “¿Te va bien a ti y a tu marido, a tu hijo?”.
128 Ella dijo: “Todo está bien”. Me gusta eso. Ella había tomado el camino provisto por Dios. Dijo: “Todo está bien ahora”. Y entonces ella comenzó a revelarlo.
129 Él le dijo a Elías, dijo: “Ve, toma mi báculo y ponlo…”. O le dijo a Giezi: “Ve, toma mi báculo y ponlo sobre el niño”.
130 Pero ella dijo: “No voy a dejarte”. Así que el profeta regresó, oró, caminó de allá para acá en la habitación, puso su cuerpo sobre el niño muerto, y este volvió a la vida.
131 La mujer, Marta, sabía que la sunamita se había dado cuenta de que Dios estaba en Su profeta. Y si Dios estaba en Su profeta, sin duda, Dios estaba en Su Hijo. Así que si ella podía llegar a Jesús, tendría el remedio. Entonces ella corre y se postra ante Él. Ella dijo: “Señor, si…”. Eso es lo que Él era. “Señor, si Tú hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Mas también ahora, todo lo que Tú le pidas a Dios, Dios lo hará”. ¡Oh, me gusta eso! “También ahora, todo lo que Tú le pidas a Dios, Dios lo hará”.
132 Eso está vigente en esta noche. Ud. dice: “Yo soy un pecador, Hermano Branham”. También ahora, todo lo que Ud. le pida a Dios, Dios lo hará. “Ten misericordia de mí, pecador”, y Él lo hará. Si Ud. está enfermo: “Ten misericordia de mí, Señor”, y Él lo hará también ahora. Ud. dice: “El médico me ha desahuciado; ¡mas también ahora, Señor! No he caminado en cinco años; ¡mas también ahora, Señor! No he podido oír, no sé desde cuándo; mas también ahora, Señor. No he hablado ni una palabra, y no puedo decirle desde cuándo; mas también ahora, Señor”. Todo lo que Ud. le pida a Dios, y Él está sentado a la diestra del Padre, intercediendo sobre su confesión. ¡Aleluya!
Dijo: “También ahora, todo lo que Tú le pidas a Dios, Dios hará”.
133 Él enderezó Su pequeño ser y dijo: “Tu hermano resucitará”.
134 Dijo: “¡Oh, sí!, Señor, en la resurrección general en el día postrero, él resucitará”.
Él dijo: “Yo soy la resurrección y la Vida”. ¡Oh, vaya!
135 La Biblia dice: “Sin atractivo para que Le deseemos, un Hombrecito de apariencia frágil”. Pero Él dijo… Cuando Él se enderezó, allí estaba Dios.
136 Él dijo: “Ahora tu hermano resucitará”. Dijo: “Yo soy la resurrección y la Vida”, dice Dios. “El que en Mí cree, aunque esté muerto, vivirá. Todo aquel que vive y cree en Mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?”.
137 Ella dijo: “Sí, Señor. Yo he creído que Tú eres el Hijo de Dios, que has venido al mundo”.
138 Dijo: “¿Dónde lo habéis puesto?”. Aquí va Él al sepulcro. Jesús lloró.
139 Una mujer me dijo no hace mucho… una mujer muy fina, una de la ciencia cristiana que no creía que Jesús era la… tenía la Deidad. Ella creía que Él fue un profeta. Ella creía que Él fue un hombre bueno, pero que Él no era, Él no era nacido de una virgen. Ellos niegan el nacimiento virginal.
140 No solo eso, sino que una encuesta mostró que el ochenta y cinco por ciento de los predicadores protestantes de los Estados Unidos afirman que el nacimiento virginal fue falso. Así es. Yo podría fácilmente hacerlo, podría fácilmente concluir eso por la manera en que Uds. lo viven. Esa es la pura verdad, creían que era falso. Y un porcentaje mayor que ese no creía que Jesús regresaría visiblemente de nuevo. ¡Con razón necesitamos un avivamiento!
141 Hermano, escuche esto. Uno escucha tanto sobre el avivamiento, hoy en día; no hemos tenido un avivamiento.
142 Yo hice seguimiento a otro hombre, aquí no hace mucho, donde hablan mucho de esto. Dijo que “él fue a una ciudad y tuvo cinco mil conversiones”. Hicimos un seguimiento inmediatamente, (no yo) un grupo de ministros, y tomaron las tarjetas y les hicieron seguimiento de nuevo, y en un lapso de treinta días no pudieron encontrar treinta que declararan ser salvos. ¿Saben lo que pienso? Yo creo que es convicción en vez de conversión, cuando un hombre nace de nuevo del Espíritu de Dios.
143 Lo que necesitamos hoy en día no es una reunión prolongada, sino un avivamiento a la antigua, enviado por Dios, del Espíritu Santo; una religión de antaño, celestial, que mate el pecado, que lave con Sangre. Amén. Les hace devolver esas herramientas de llantas y que se arrepientan. Así es.
144 Ella dijo, entonces ella dijo: “Pues, mire aquí, Hermano Branham, yo puedo probarle que Él no era nada más que un hombre”.
145 Yo dije: “Hágalo. Si Ud. puede probarme que Él no era Dios, entonces lo aceptaré”.
146 Ella dijo: “No, Él no era Divino. Él solo era un hombre. Y puedo probarlo por la Biblia, que Él solo era un hombre”.
147 Yo dije: “Si puede probarlo por la Biblia, entonces lo aceptaré”. Ella dijo: “¿Está listo?”. Yo dije: “Lo estoy”.
148 Ella dijo: “Cuando Él fue, en San Juan 11, cuando Él fue al sepulcro de Lázaro, Él lloró”.
Yo dije: “¿Qué tiene que ver eso?”.
149 Dijo: “Pues, eso probó que Él no era nada más que un hombre, Él estaba llorando”.
150 Yo dije: “Mire aquí, señora. Él era un hombre, seguro, pero Él era más que un hombre. Él era un Dios-Hombre”.
151 Dios estaba en Cristo, reconciliando Consigo al mundo. Sí, señor. Él vino a hacer la voluntad del Padre. Él caminó por el camino provisto por Dios. Él no miró a la derecha o a la izquierda; Él hizo lo que Dios dijo que hiciera. Él era el camino provisto por Dios.
152 Y en el camino hacia Lázaro, Él lloró. Él era un hombre cuando estaba llorando.
153 Pero cuando Él se paró allí al lado del sepulcro, donde un hombre había estado muerto por cuatro días; y los gusanos de la piel que se arrastraban, entrando y saliendo de su cuerpo, y un hedor a su alrededor; cuando Él dijo: “Lázaro, ven fuera”, un hombre que había estado muerto cuatro días, se puso de pie y vivió de nuevo. Ese era más que un hombre. ¡Aleluya! Sí, señor. Él era un hombre llorando, pero Él era Dios en la resurrección.
154 Él era un hombre cuando bajó de la montaña, esa noche, hambriento, buscando por todas partes, en los árboles, algo para comer. Él era un hombre cuando tuvo hambre.
155 Pero cuando tomó cinco panecillos y dos pedacitos de pescado, y alimentó a cinco mil personas, ese era más que un hombre. Ese era Dios en carne. ¡Aleluya!
156 Él era un hombre cuando se acostó en la barca esa noche, cuando virtud había salido de Su vestidura; Él estaba tan débil que incluso, y un mar poderoso rugiendo, diez mil demonios del mar juraron que Lo ahogarían esa noche; cuando esa pequeña barca vieja fue sacudida allá, como un corcho de botella en un mar poderoso. Yo sé que Él era un hombre cuando estaba acostado allí, dormido, pero cuando ellos dijeron: “¿No tienes cuidado que perecemos?”.
157 Él puso Su pie sobre la borda de la barca, dijo: “Calla, enmudece”, y hubo una calma. Ese era más que un hombre. ¡Aleluya! Ese era mi Dios. ¡Aleluya! Correcto, Él era; sí, ciertamente, lo es.
158 Él era un hombre cuando Él estaba colgado en el Calvario, cuando ellos Le dieron el mayor tributo que jamás le dieron. Cuando dijeron: “A otros salvó, a Sí Mismo no Se puede salvar”. ¡Qué maravilloso tributo, o halago, ellos Le rindieron! Si Él hubiera salvado a estos otros y a Sí Mismo, Él no podría salvar a otros. Así que, Él tuvo que darse a Sí Mismo, para salvar a otros. Él era un hombre cuando clamó misericordia, cuando Él dijo: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”. Él murió como un hombre. Sí.
159 Pero cuando Él resucitó en la mañana de Pascua, Él demostró que era Dios. Con razón el profeta dijo:
Viviendo, Él me amó; muriendo, me salvó;
Sepultado, Él llevó lejos mis pecados;
Resucitando, Él me justificó gratuitamente para siempre;
Algún día vendrá, ¡oh, glorioso día!
160 ¡Aleluya! Yo Le amo. ¿Uds.? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Caminen en el camino provisto por Dios.
161 Yo puedo ver a unos magos, una vez, yendo a Su nacimiento, para adorarle. Puedo verlos a todos preparándose. Están cargando sus camellos.
162 Puedo ver a Jim Jones y los demás, y a John Doe, empacando. Puedo verlos colocando esas mesas plegables, empacadas aquí en el lado así, y cargaron encima todo lo demás, y ellos iban a ir a adorar a Jesús. Se dieron cuenta, cuando salieron allá, de que los viejos camellos no podían caminar.
163 Eso es precisamente lo que sucede con la iglesia hoy en día. Uds. han empacado tanto mundo, que los echa para atrás. Así es.
164 Yo puedo verlo partir así, y a los demás. Llegaron allá, al lado de la montaña, y ni siquiera pudieron pasar, porque: “Estrecha es la puerta y angosto el camino, pero pocos serán los que la hallan”. Sí, señor.
165 Puedo ver a un hombre anciano empacando, él estaba empacando poco, porque: “Estoy empacando, para ir al Cielo”.
166 Hermano, yo no estoy empacando para ir al Cielo. Estoy desempacando para ir al Cielo. ¡Aleluya! Entonces, el Rapto, corte todo. La Biblia dijo: “Despojémonos de todo peso y del pecado que fácilmente me asedia, para que podamos correr con paciencia esta carrera”.
167 Puedo ver a ese anciano yendo, vean. Yo puedo ver a su esposa por ahí, decir: “Juan, ¿qué pasa, muchacho? ¿A dónde vas?”.
Dijo: “Voy a adorar al Señor”.
“¿Cómo sabes por dónde vas”?
“Pues, para allá voy”.
168 “Bueno, ni siquiera tienes una brújula; ni siquiera tienes tu licencia ministerial. ¿Qué es lo que te ha sucedido? ¿Será que te reciben? ¿Vas a adorar al Señor?”.
“Sí”.
“Lleva tu brújula”.
“No, no la necesito”.
“¿No la necesitas? ¿Cómo vas a llegar allá?”.
169 Puedo verlo apuntar arriba a la Estrella de la mañana, decir: “Voy por el camino provisto por Dios”. Amén. Dios proveyó una Estrella, para guiar a los magos. Ellos no necesitaban una brújula; necesitaban el camino provisto por Dios, la Estrella. ¡Gloria!
170 Y el mismo Dios que guió a los magos a Cristo, por la Estrella, está aquí esta noche en la forma del Espíritu Santo, para guiarlos a Uds. a Cristo, al nuevo Nacimiento, al bautismo del Espíritu Santo, que es el camino provisto por Dios. “El hombre que no naciere de agua y Espíritu, ni siquiera verá el Reino de Dios”. Hombres y mujeres, ¿Lo han recibido?
171 Se me acabó el tiempo. ¡Oh, vaya, quiero entrar en eso! Meter la mano en los bolsillos de mi pantalón y predicar como un viejo predicador campesino. ¿Por qué? Me encanta. “Muchacho, me gusta el helado”, pero uno tiene que tener un poco de tocino y frijoles al lado. Algo que nos alimente, que les dé sabor. Eso es lo que necesitamos. ¿Verdad que sí? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Seguro.
172 Dios tiene un camino provisto. ¿Están Uds. en Él esta noche? ¿Han recibido Uds. el Espíritu Santo desde que creyeron? Ahora Uds. buenos amigos míos bautistas, saben que yo pertenecí… yo era un bautista, y mi pastor aquí es un bautista. Pero quiero decirles algo. Hechos 19 dice: “¿Recibieron Uds. el Espíritu Santo desde que creyeron?”. No cuando Uds. creyeron, sino “desde” que creyeron. Sí, señor. Si no, es para Ud. esta noche. Dios tiene un camino provisto.
173 Hermano, hermana, no intente seguir su propio camino. No vayan con hojas de higuera. No vayan flotando en un tronco, como intentaron en la destrucción antediluviana. No se pongan hojas de higuera, como Adán. No intenten ir por el camino del Rey Nabucodonosor, para perseguir a la Iglesia de Dios. No vayan por todos estos otros caminos diferentes, estas formas y maneras, que podríamos mencionar muchas.
174 No vayan como lo hicieron los fariseos, una persona muy religiosa, dijo: “Ahora mire aquí, estamos en una posición alta. Y si algo está sucediendo, sabremos todo al respecto”.
175 Y Dios pasó desapercibido allá afuera, y nació un Niño en un pesebre de Belén, lo llevó a Él abajo al mundo; y lo sacó a Él del mundo por pena capital; y ellos no supieron nada al respecto. ¡Correcto! El camino provisto por Dios.
176 ¡Oh!, una vez hubo una mujer, había gastado todo el dinero que tenía. ¡Aleluya! Los médicos no pudieron ayudarla. Y un día ella estaba a punto de desmayarse. Ella había tenido flujo de sangre por muchos, muchos años. Y un día ella oyó que clamaban, en una barca. ¡Ella miró allá afuera y allí había llegado el camino provisto por Dios! Eso es…?… ¡Oh, vaya!
177 Puedo verla a ella acudir a los pulidos bautistas clásicos. “Los días de los milagros han pasado”. Ella solo pasó arrastrándose allí entre sus piernas. Ellos tuvieron que moverse.
178 La veo llegar allí a donde Brigham Young y todas sus esposas; ella solo pasó de largo. ¿Qué dijo ella?
179 Les oigo decir: “¡Alto ahí! ¿Adónde va, pues, el médico no puede ayudarla? Entonces ¿adónde irá Ud.? Yo la he visto a Ud. allá, con ese flujo de sangre”.
Ella dijo: “Voy a ir por el camino provisto por Dios”.
180 “¿Dónde está? ¿No estará hablando de ese hipócrita allá?”.
“Allá mismo es. Voy a entrar directamente”.
181 Ella se abrió paso, y rodeó, hasta que llegó a esta persona aquí. Y él pertenecía a—a este tipo de iglesia, y esto y aquello, y todos trataron de empujarla hacia atrás. Pero ella se abrió camino hacia Jesús.
182 Algunos de ellos dijeron: “Ahora espere un minuto, hermana. Si Ud. come carne, no puede hacerlo”. Ella estaba yendo en el camino provisto por Dios.
183 “Si Ud. no ha tomado en las manos serpientes, no puede hacerlo”. Ella fue en el camino provisto por Dios. Ella quería llegar a Jesús. Así es.
184 Pienso en el David de antaño. ¡Aleluya! Sí, señor. Cuando dijo que hay… Donde habló de… Él dijo: “Gustad y ved que es bueno Jehová; sabe como a miel en la peña”. Una pequeña y vieja descripción que yo usaba, pensando en una vieja alforja que ellos solían llevar en su lado aquí, una pequeña bolsa en la que ponían miel, los pastores antiguos. Y cuando las enfermas les daban… las ovejas se enfermaban, sacaban un poco de la miel de la alforja y la untaban sobre una piedra caliza, y llamaban a la oveja enferma y dejaban que esa oveja enferma fuera a lamer en esa roca. Y cuando iban a lamer la miel de la roca, iba y lamía un poco de la piedra caliza mientras lamía la miel. ¿Y saben lo que sucedía? Las ovejas enfermas se recuperaban.
185 Ahora mire aquí, hermano. Tengo una bolsa en la alforja llena de Ella, esta noche. Y no voy a ponerla en la iglesia bautista, la iglesia metodista, la iglesia presbiteriana, o la iglesia pentecostal. La estoy poniendo en Cristo Jesús, donde Ella pertenece, y Uds. ovejas enfermas vayan a lamer y seguro que obtendrán algo de Ella. Sí, señor. Lámanlo a Él. Como ese hombre de la antigüedad, enterrado, y…?… Lámanlo a Él; Uds. lo obtendrán.
186 No le presten atención a lo que dice su iglesia; préstenle atención a Cristo. Síganlo a Él, porque, en Él, ¡Él es la Iglesia! Yo lo veo, vayan por el camino provisto por Dios. Él no llegó a decir que la metodista era el camino provisto por Dios, ni dijo que la bautista lo era, o cualquier otra iglesia. Él dijo: “Yo soy el Camino, la Verdad, y la Vida”.
Ud. dice: “Pues, ¿cómo sé que yo estoy en Él?”.
187 “Por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un Cuerpo, llegamos a ser miembros de ese Cuerpo”. Primera de Corintios 12, así es, sujetos a Dios…
188 Todo lo que Él tiene en Su Reino nos pertenece. Él simplemente toma todo el gran Libro lleno de cheques, y firma abajo Su Nombre, dice: “Aquí tienes, hijo. Cualquier cosa que necesites, ve a buscarla”. Amén.
189 No tengan miedo de llenarlo. Llénenlo y entréguenlo, digan: “Gracias, Señor”. ¡Aleluya! Eso se cumplirá.
190 “Todo lo que pidiereis” Marcos 11:24, “orando, creed que lo recibiréis, os vendrá”.
191 Firme el cheque, diga: “Señor, necesito sanidad”. Arránquelo, diga: “Allí tienes, Señor, lo pido en el Nombre de Jesús para sanidad”. Diga: “Gracias, Señor” y siga caminando, creyendo por la sanidad. Y viene de inmediato, como aquellos cuervos, enviándole esa comida a Elías. Allí está.
192 Diga: “Necesito salvación para mi alma”. ¿Qué hará Ud.? Solo llénelo y diga: “Dice: ‘Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, Yo os haré descansar’. Eso es para mí, Señor”. Llene el cheque. “Necesito salvación. Dámela, Señor”.
“Aquí La tienes”.
“Gracias, Señor”. Váyase con ella.
193 ¿Necesita el Espíritu Santo? Sí, señor. “Quedaos en la ciudad de Jerusalén hasta que seáis investidos de Poder desde lo Alto. Cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, Me seréis testigos en Jerusalén, Judea y Samaria, y hasta las últimas partes del mundo”. ¿Lo creen? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Llene el cheque y envíelo arriba, firmado, vea lo que sucede. Dios se Lo dará. El camino provisto por Dios. Él le proveyó un Libro de cheques, proceda y llénelo. Dios Lo prometió. ¿Lo creen? [“Amén”.] Seguro. Dios siempre tiene un camino provisto.
194 Había un pequeño anciano llamado Jairo, un día. ¡Oh!, él se había unido con un grupo de incrédulos.
195 Como gran cantidad de predicadores, se han unido de la misma manera hoy en día. La Biblia dice: “No se unan en yugo con los incrédulos”. Muy bien. Cuando menos lo piensan…
¿Me pregunto quién habrá dicho eso? ¿Uds. lo han hecho?
196 Pues, la Biblia dice: “Estas señales seguirán a los que creen: En Mi Nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán en las manos serpientes, beberán cosas mortíferas, sobre los enfermos pondrán las manos, y sanarán”. Si uno predica Eso, en la mitad de las iglesias hoy lo echarán por la puerta. Así es. Así es. No conocen el camino provisto por Dios, pero eso es lo que Él dijo. Eso es lo que Jesús dijo. ¿Lo creen Uds.? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Sí, señor.
197 Y entonces si Él así lo dijo, amén, yo lo creo. Yo creo que Eso es la Verdad, y estoy caminando en Su camino, lo que Él dijo que hiciéramos. Y Él está confirmando Eso con señales, maravillas que le siguen. Así es.
198 Así que, hagan lo mismo, entren directamente. Es para todo… El que quiera, que entre. Vengan. Dios les ha llamado, tienen que venir, así que entren. No esperen más. Acéptenlo, esta noche.
199 Yo veo a este pequeño anciano; él se había unido. Él amaba a Jesús, pero con todo, él estaba como… Él no quería perder su prestigio, Uds. saben, las bendiciones. Así que, ellos salieron; lo hicieron.
200 Entonces el Señor dijo: “Ahora miren a ese pequeño anciano allá abajo. Yo lo predestiné a Vida Eterna, y allí está con ese montón de incrédulos. Así que Yo voy a arreglarlo”. Él solo permitió que su hija se enfermara.
Él dijo: “Bueno, llamaré al Médico Doe”.
201 El Médico Doe la examinó. Él dijo: “El pulso está bajando, Jairo. Te diré lo que debemos hacer; es mejor que hagamos esto, aquello”. Y le dio todos los medicamentos, y demás. Ella continuó igual, muriendo.
202 Entonces él dijo: “¿Me—Me—Me—Me pregunto si Dios habrá provisto un camino?”. ¡Oh, vaya!
203 ¡El Hombre que él tanto había criticado, por la sanidad Divina! O, que oyó hablar Él, y él dijo: “Sí. Sí. Ajá”.
“Jairo: ¿no crees que Él sea un hipócrita?”.
204 “No” dijo el Espíritu Santo, “Él no es un hipócrita. Tú cree en Él”.
205 “¡Oh!, está bien, sí. ¡Oh!, yo—yo—supongo que Él es”.
206 ¿Ven?, así es como son algunos de estos predicadores fronterizos, es cierto, solo tienen miedo. ¡Oh, que Dios les quite el espinazo de gallina y les ponga un verdadero espinazo!
207 Me gusta el testimonio de Buddy Robinson. Él dijo: “Señor, dame el espinazo del tamaño de un tronco de aserrar. Pon mucho ruido en la cima de mi alma. Y permíteme luchar contra el diablo mientras me quede un diente, y después con las encías hasta que yo muera”. Me gusta eso. Así es. Él dijo: “Yo tenía una perra cazadora de mapaches. Ella murió de vieja. Ella traía el mapache hasta cuando ya no le quedaba ni un diente, entonces ella mordía esos mapaches y chillaba”. Me gusta eso. ¡Así es! ¡Aleluya!
208 Ud. dice: “Hermano Branham, yo a duras penas tengo educación. Soy muy insignificante. ¡Los predicadores me rechazarán!”.
209 Volvamos a la historia. “No es el tamaño del perro en la pelea; es el tamaño de la pelea en el perro”. ¡Así es hoy! ¡Párese allí! No lo estoy comparando con un perro, pero párese allí.
210 Como dijo el viejo cacique un día, cuando se preparaba para partir. Dije: “¿Cómo le va, cacique?”.
211 Dijo: “Quiero decirle, hermano”. Dijo: “Hay dos perros en mí; uno es negro y el otro es blanco. El negro quiere que haga el mal, y el blanco quiere que haga el bien”. Dijo: “Siempre están peleando y discutiendo”.
Yo dije: “¿Cuál gana, cacique?”.
Dijo: “Depende de a cuál de los dos alimenta más el cacique”.
212 Y eso también es muy cierto. Sí, señor. Muy bien, hermano. Les digo que lo que el mundo necesita esta noche es una buena sacudida a la antigua.
213 Jairo dijo: “Esperen un minuto”. La hija se enfermó gravemente. La única esperanza que había para recuperarla era ir a Jesús. Ella… Ellos fueron a buscar a Jesús.
214 Mientras él iba por el camino… Lo veo llegar allá. Y la mujer acaba de ser sanada del flujo de sangre. Aquí va él, decía: “Mi hija está postrada ahora… No me importa lo que el sacerdote diga o lo que diga cualquiera. ¿Puedes venir, colocar Tus manos sobre ella? Yo creo que Tú eres el camino provisto por Dios para su sanidad. ¿Puedes venir, colocar Tus manos sobre ella para que sane?”.
Dijo: “Iré”.
215 Y aquí va Él, en camino. Cuando menos pensó, aquí viene un hombre de su casa, corriendo, le dice: “Jairo, no molestes al Maestro, porque, ella ya está muerta”. ¡Oh, oh, vaya! Puedo ver su corazoncito saltar dentro de él, así.
216 Puedo ver esos ojos amorosos y tiernos de Jesús girar hacia él, decir: “¿No dije: ‘No temas, y verás la gloria de Dios’?”. Él es el camino provisto por Dios.
217 Había un anciano llamado Bartimeo el ciego, que un día estaba a las puertas pidiendo limosna. Se estaba tornando frío, era cerca de octubre. Él oyó un ruido por la calle. “¿Qué será?”.
“Pues” dijo él, “ese es el—el Jesús de Nazaret”.
218 Él no se fijó… Se quitó la capa. Él no la acomodó allí, doblada en el suelo, Uds. saben, para poder encontrarla a tientas cuando regresara. Él tiró su capa a un lado. Dios había provisto un camino, y fue tras él. Él había corrido hasta aquí.
219 Algunos…?…decían: “¡Siéntate! ¡Siéntate! Él no tiene tiempo para perder contigo”.
220 Él gritó mucho más fuerte: “¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! ¡Ten misericordia de mí!”. Él se estaba abriendo paso. “¡Ten misericordia de mí! Yo sé Tú que eres el camino provisto por Dios para mis ojos. ¡Oh, Señor, ten misericordia de mí!”. Así es.
221 Un día leí la historia de Bartimeo el ciego, una historia corta. Decían que había sido ciego por años. Él tenía una hija pequeña que nunca había visto. Una noche… Y él solía subir allá y sentarse en la calle. Él tenía un corderito. Los corderos solían guiar a los ciegos como lo hacen hoy los perros; los perros que guían a los ciegos. Ellos tenían un cordero entrenado para guiar a los ciegos. Y entonces uno dijo un día que…
222 Él tenía dos tórtolas pequeñas y daban pequeñas volteretas, así, para atraer la atención de los turistas que entraban en Jerusalén, o en la—la ciudad, y ellos echaban monedas en su vaso. Él estaba ciego.
223 Así que una noche su esposa se enfermó mucho, y él fue al Señor. Y dijo: “Señor, yo no tengo nada; soy un hombre pobre; soy un hombre ciego; no tengo nada que darte. Mas yo Te creo, Señor. Y si tuvieras misericordia y permitieras que mi pobre esposa viva, mañana Te daré mi tórtola como sacrificio”. El Señor sanó a su esposa esa noche.
224 Al día siguiente él regresó, con un sacerdote ofreció las dos tórtolas en sacrificio. Entonces no le quedó más que el cordero.
225 Poco después de eso, su niña se enfermó. Los médicos no podían hacer nada por ella. Él dijo: “Señor, solo me queda una cosa” y dijo, “es el cordero. Pero si Tú permites que mi niña, a la que nunca he visto, si Tú solo permites que sane, entonces Te daré mi cordero como sacrificio”. Entonces el Señor sanó a su niña.
226 A los pocos días, él salió por la calle, con ese cordero guiándolo. Y Caifás, el sumo sacerdote, salió, dijo: “Ciego Bartimeo, ¿a dónde vas?”.
227 Él dijo: “Voy, ¡oh, sumo sacerdote!, al templo. El cordero me lleva al templo; para ofrecer el cordero en sacrificio”.
“¡Oh!” dijo él, “no puedes hacer eso”.
Dijo: “Sí”, Bartimeo.
228 Dijo: “Toma, te daré lo que cuesta un cordero. Ve a comprar uno”.
229 Él dijo: “Yo no le prometí a Dios un cordero; yo Le prometí este cordero, este cordero”.
230 Dijo: “Ciego Bartimeo, no puedes llevar ese cordero. Ese cordero son tus ojos. No puedes ver sin ese cordero. Ese cordero te guía. Esos son tus ojos, ciego Bartimeo. No puedes ofrecer ese cordero”.
231 Dice que, el anciano tembló un poco y dijo: “¡Oh sumo sacerdote!, Dios proveerá un cordero para los ojos de este ciego Bartimeo”.
232 ¡Dios bendiga su corazón! ¡Cuando él oyó que allí pasaba! Dios había provisto un cordero. Allí está Él.
233 Él es el Cordero provisto por Dios esta noche. Él es el Cordero provisto para nuestros ojos, sus ojos espirituales. Él es el Cordero provisto para el alma suya. Él es el Cordero provisto para su escape del infierno. Él es el Cordero provisto para su gloria en el Cielo.
234 ¿No Lo recibirán, mientras oramos, mientras inclinamos nuestros rostros?
235 ¡Oh, Señor Dios!, Creador de los cielos y de la tierra, autor de la Vida Eterna, dador de toda buena dádiva; envía Tus bendiciones sobre este pueblo. Estas pobres y pequeñas frases sin preparación, Señor; pero sé que Tú tienes un camino provisto.
236 Tú dijiste: “Como fue en los días de Noé, así será en la venida del Hijo del Hombre”. Un tiempo de preparación, un tiempo en el que… Un lugar para prepararse para aquellos queriendo escapar de la ira. Yo oro, Dios, que ahora mismo, que… ese Cordero de Dios fue provisto para los ojos del hombre ciego, o la mujer con el flujo de sangre, que detuvo el flujo de sangre, el Cordero fue provisto para Lázaro muerto. Dios, ten misericordia.
237 Cuando pienso en eso, ese es el mismo Cordero que fue provisto para mis ojos ciegos, un día; cuando los Hermanos Mayo me dijeron, hace tres años, que no tenía esperanza de volver a estar bien. Dios proveyó un Cordero.
238 Cuando enviaste a Tu Ángel allá abajo, en Green’s Mill, y dijiste: “Ve, haz esto”, ¿cómo podría hacerlo ante un gran mundo de ateos e incrédulos? Pero Dios proveyó un Cordero.
239 ¡Dios, mi pobre y pequeña iglesia aquí, Señor, mientras la miro! ¡Y pienso, en muchos miles de millas a través de los mares, y en las llanuras congeladas y los témpanos! ¡Cómo me he sentado allí, muchas veces, en un cuarto solitario, orando! Pienso en las veces cuando pasaban por aquí y me daban la mano. El viejo aserrín esparcido por el suelo, las ventanas temblando cuando soplaba el viento.
240 Pienso en cuando traje a mi querida esposa, y la puse aquí a los pies de la cruz, predicando su funeral. Recuerdo ver a mi pequeña bebé, Señor, que fue recostada en su brazo.
241 Recuerdo al pobre y pequeño Billy Paul, que Tú llenaste con el Espíritu Santo hace unas horas. Yendo a su tumba allí esa mañana, para ponerle una flor de Pascua, y él empezó a llorar; Yo puse mi brazo alrededor del pequeño, y dije: “Dios ha provisto un Cordero, una ofrenda por el pecado. Algún día esta pequeña tumba se abrirá; mami saldrá, y también tu hermanita. Dios ha provisto un Cordero”.
242 Uno de estos días, Dios, cuando predique mi último sermón; pudieran acostarme en una habitación, y yo sentir el pulso decayendo, la fría marea de la muerte entrará flotando a mi habitación, la ventana abierta, las cortinas soplando por el viento. Entonces, trae el bote salvavidas, Señor. Daré mi último paseo. Solo extenderé la sábana. La tapa será cerrada, y la sábana me cubrirá.
243 Quiero bajar allá por el valle de sombra de muerte. Quiero llegar al Jordán: “¡Apártate de mi camino!”. Y gritar: “¡Abre paso, Jordán! ¡Voy al otro lado!”. Señor, empuja el bote salvavidas hacia mí entonces. Recíbeme, ¿lo harás, Señor? Recíbeme entonces, ¿lo harás, Señor? No solo a mí, sino a todos los que están aquí que puedan ser recibidos en ese momento, ¿lo harás, Señor? Concédelo. Desde entonces, seremos muchos los que cruzaremos, y volveremos al Paraíso y entonces viviremos para siempre.
244 Padre, si hay un hombre o mujer aquí esta noche que no Te conoce, no saben el costo de todo, no han nacido de nuevo, no han encontrado el camino provisto por Dios, que lo encuentren ahora mismo, mientras oramos, en el Nombre de Jesucristo.
245 Con sus rostros inclinados, mi amigo pecador. Dios bendiga su corazón. Hay muchos por fuera o por dentro. El Espíritu Santo está aquí. ¿Alguna vez han aceptado la vía de escape de Dios, el camino provisto por Dios para Uds.? No hay nada que puedan hacer para merecerlo. Dios lo ha provisto para Uds. ¿Vendrán a recibirlo? ¿Lo harán esta noche? Si hay un amigo pecador aquí, levante su mano, diga: “Hermano Branham, ore por mí. Quiero el Cordero provisto por Dios en mi vida”.
246 No tenemos espacio aquí para un llamado al altar, alrededor del altar. No hay espacio, así que solo le pido que levante su mano. ¿Lo hará, pecador? Dios lo bendiga, señor. Dios lo bendiga, señor. Y Dios la bendiga, hermana. Dios le bendiga, y a Ud.
En la parte de atrás, de nuevo, ¿alguien allá atrás?
247 ¿Ahora a mi derecha? Dios le bendiga. Dios le bendiga. Dios le bendiga. Alguien más levantaría la mano y diría: “Acuérdese de mí. ¡Oh, Dios!, dame gracia esta noche, Tu Vida de Cordero”. Dios la bendiga, hermana. La veo, sentada aquí.
248 Alguien afuera, acérquese y ponga sus manos sobre la malla, y diga: “Hermano Branham, recuérdeme. Yo quiero el camino provisto por Dios”.

 

El Mensaje del Atardecer