52-0224 - CREYÉNDOLE A DIOS

 

     
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24 de Febrero de 1952, Jeffersonville, Indiana, E.U.A.

¿Cuándo llegará el momento
En que mi armadura dejaré,
Y en mi Hogar more en paz?
Trabajaremos hasta que venga Jesús,
Trabajaremos hasta que venga Jesús,
Trabajaremos hasta que venga Jesús,
¡Y nos reuniremos en Casa!
En el mundo no hay tranquilidad,
Ni refugio de paz;
Este mundo es un desierto de aflicción,
Este mundo no es mi Hogar.
Trabajaremos hasta que venga Jesús,
Trabajaremos hasta que venga Jesús,
Trabajaremos hasta que venga Jesús,
Y nos reuniremos en Casa.
A Jesucristo huí para descansar;
Él me pidió que dejara de vagar;
¿y que en Su pecho me recostara
hasta que a Casa Me guíe?
Trabajaremos hasta que venga Jesús,
Trabajaremos hasta que venga Jesús,
Trabajaremos hasta que venga Jesús,
¡Y nos reuniremos en Casa!
De inmediato busqué a mi Salvador,
Nunca más mis pasos vagarán;
Con Él enfrentaré la escalofriante marea de la muerte
Y llegue a mi Celeste Hogar.
Trabajaremos hasta que venga Jesús,
Trabajaremos hasta que venga Jesús,
Trabajaremos hasta que venga Jesús,
Y nos reuniremos en Casa.
2 Ahora el número 227, Reuniendo hermosas gavillas. Me gusta cantar esto, porque es un canto misionero, y como que—como que me levanta el ánimo. El número del himno es el 227. Muy bien, ahora, el himno de clausura justo an-… Ahora todos unámonos ahora. ¿Les gustan estos cantos antiguos? Digan “amén” sí les gustan. [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] ¡Maravilloso! Muy bien, todos ahora.
A los campos de cosecha iremos hoy con alegría,
Reuniendo gavillas, ¡oh, hermosas gavillas!
Desde el amanecer hasta la noche trabajaremos con nuestra fuerza,
Reuniendo gavillas, ¡oh, hermosas gavillas!
Reuniendo gavillas, hermosas gavillas,
Reuniendo gavillas, hermosas gavillas;
¡Oh, alabado sea el Señor!, vamos de camino a la Tierra de los días sin fin,
Reuniendo gavillas, ¡oh, hermosas gavillas!
En montañas, en colinas o en llanuras el grano traed,
Reuniendo gavillas, hermosas gavillas;
Sí, a la obra lejos y cerca, sin temer, ni desmayar,
Reuniendo gavillas, ¡oh, hermosas gavillas!
3 ¡Todos ahora, vamos!
Reuniendo gavillas, ¡oh, hermosas gavillas!
Reuniendo gavillas, gavillas de oro, hermosas gavillas de oro;
Alabado sea el Señor, vamos de camino hacia la Tierra eternal,
Reuniendo gavillas, hermosas gavillas.
4 Un momento. Ahora cuando lleguemos a esa parte de nuevo: “Alabado sea el Señor, vamos de camino hacia la Tierra eternal,” señalemos hacia arriba, “a la Tierra del día sin fin, reuniendo gavillas”. Intentemos el coro ahora. ¡Vamos!
Alabado sea el Señor, vamos de camino hacia la Tierra del día eternal,
Reuniendo gavillas, hermosas gavillas.
5 Bueno, ahora hagámoslo de nuevo. Muy bien.
Cantaremos y oraremos, y a la Voz de nuestro Maestro obedecer,
Reuniendo gavillas, ¡oh, hermosas gavillas!
En tierras ajenas, obedeciendo al Señor,
Reuniendo gavillas, hermosas gavillas.
Reuniendo gavillas, hermosas gavillas.
Reuniendo gavillas, hermosas gavillas;
¡Oh, alabado sea el Señor!, vamos de camino hacia la Tierra eternal,
Reuniendo gavillas, hermosas gavillas.
Pongámonos de pie ahora, por favor.
6 ¡Oh, Dador de Vida!, Te vemos en el Libro llamado la Biblia, en un cuadro dramático en esta mañana, y podríamos imaginar que era una hermosa mañana de domingo cuando estabas sentado en la montaña, reuniste a Tus discípulos a Tu alrededor y les enseñabas las bienaventuranzas, las cosas que ellos debían hacer. Tú dijiste: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el Reino de Dios. Bienaventurados sois cuando hombres os vituperen, y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo, por causa de Mi Nombre. Gozaos y alegraos en gran manera, porque vuestro galardón es grande en el Cielo”.
7 De esta manera, Tú nos enseñaste a todos que deberíamos orar así. [El Hermano Branham y la congregación oran juntos según Mateo 6: 9-13.—Ed.]
…Padre nuestro quien estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
Venga tu Reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
Y perdónanos de nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
8 Ahora las clases pueden ir a sus lugares; la clase para adultos pasen adelante si pueden, mientras los muchachos cantan Nube y fuego. [La pianista y los músicos tocan La nube y el fuego mientras los niños van a sus clases. Cinta en blanco.—Ed.]
9 Pues hay algunos asientos vacíos en frente, para algunos de Uds. por allá atrás. Yo sé que nuestro tabernáculo no es… la acústica aquí no es muy buena, porque allí tenemos un rebote entre cada una de esas columnas, y las vigas suspendidas; hay un rebote. Si quieren acercarse un poco, hay algunos asientos. Tengan la bondad, mientras hacemos esto, si lo desean.
10 Abramos ahora en Génesis el capítulo 22, y luego vamos también a Romanos el capítulo 4, solo es un—un mensaje corto esta mañana antes del servicio de sanidad, en nuestra enseñanza de la escuela dominical. Génesis 22.
11 ¿Alguien necesita una Biblia? ¿Olvidó la suya? Si la olvidó, solo levante la mano si la quiere para estudiar; tenemos algunas aquí atrás. Con gusto haremos que uno de los ujieres se las traiga, si desean una. Vi algunas manos levantadas. Hermano Roy, ¿podrían Uds. hermanos venir un momento y repartirlas por allí? Estaría bien. [El Hermano Branham pausa.—Ed.]
12 ¿La Sra. Harvey aquí, la Sra. G. H. Harvey de Danville, Illinois? ¿La acompaña su hijo? Muy bien. Oraremos por él dentro de un rato. Muy bien, Sra. Harvey. Muy bien.
13 Ahora vamos a hablar un poco, o a tener escuela dominical. Es costumbre aquí que tengamos nuestra lección de escuela dominical. Pero mientras estoy en casa, pues, normalmente yo… ellos dan lugar y me permiten tener la escuela dominical, con el fin de orar por los enfermos. Y luego nuestro pastor traerá el mensaje de la mañana, inmediatamente después de esta parte del servicio. Y trataremos de darle la plataforma lo más rápido posible, para las once, si el bondadoso Señor permite.
14 Ahora, hay muchas peticiones. Y yo—estoy orando por todos Uds. constantemente, y en todas partes, y quiero que Uds. oren por mí.
15 Hay algo, la razón por la que estoy en casa por tanto tiempo en este momento, es que busco la dirección Divina de Dios a dónde ir en mis próximos servicios, como le prometí a Él que lo haría. Ahora, no estoy tratando de apresurar al Señor, porque Él sabe todas las cosas, pero le estoy pidiendo a Él que me muestre una visión de lo que debo hacer, o dónde será mi próxima actividad. Y desde que volví de África, solo ha habido una visión que ha sucedido, y eso fue la otra mañana, luego vino dos o tres veces a lo largo del día. Y yo creo que Él está cerca ahora.
16 Las visiones normalmente vienen juntas. Si Uds. lo han notado en la Biblia, en los… nuestros hermanos de días atrás, que normalmente había una cantidad de visiones que venían a Daniel, o a José, y luego había un—un espacio donde no había ninguna.
17 A menudo me he preguntado si debería llevar a cabo mis servicios como los he estado realizando. Solo orar por, ¡oh!, quizás llegue a una docena, o dos por noche, o algo así, donde hay miles de ellos esperando, y sigue estando en mi corazón que yo no debería hacer eso; que Dios me ha dado la autoridad para—para poner las enfermedades… para romper el poder de Satanás.
18 Y hace una semana, el miércoles por la noche, vine aquí al tabernáculo, y un grupo de personas había venido, así que coloqué algo como un vellón delante del Señor. Y dije: “Señor, yo nunca salí…”.
19 Muchas veces, siempre le he preguntado al pueblo, primero: “¿Creen Uds.? ¿Cuánto creen Uds.? ¿Creen Uds. que puedo hacer esto?” y todas estas diferentes cosas así. Y luego—y luego yo esperaba y los llamaba a la plataforma, y esperaba hasta poder ver una visión, ver exactamente lo que estaba sucediendo, entonces declaraba exactamente lo que era. Era muy lento, no alcanzaba a muchos. Pero hace unos días, me estuve preguntando…
20 Muchas veces, yo estaba parado en la plataforma, donde podía haber cien mil personas. Y, de repente, una valentía tremenda despertaba en mí, y yo iba directamente y llamaba ese demonio, y lo echaba. Y pensé: “Qué extraño”. Y entonces aquí comencé a pensar… Muchos de Uds. han leído mi librito, sin duda todos aquí, y de tantos casos allí.
21 Los vi una noche, en Portland, donde un demonio… Y, ¡oh, vaya! Un hombre que pesaba unos ciento cincuenta kilos, y corrió a la plataforma, y dijo: “¡Oye tú, hipócrita!”. Dijo: “¡Voy a mostrarles cuánto tiene de hombre de Dios!”. Él era un demente que había salido del manicomio. Y él corrió a la plataforma y—y me iba a romper el cuello. Y—y quinientos predicadores se apartaron de él. Y él echó su brazo hacia atrás y dijo: “¡Voy a quebrarte cada hueso del cuerpo!”. Y yo pesaba cincuenta y ocho kilos. Y él como ciento cincuenta, y de gran pecho, y, ¡oh!, era un—un hombre fuerte, muy capaz de llevar a cabo sus amenazas. Y en el… Allí estando en eso, pues, algo vino sobre mí, y caminé hasta donde él estaba. Él dijo: “¡Esta noche voy a romper cada hueso de tu delicado y frágil cuerpo!”.
22 Yo dije: “En el… Por cuanto has retado al Espíritu de Dios, esta noche caerás sobre mis pies, en el Nombre del Señor”.
Allí fueron dadas las dos profecías.
23 Y él corrió hacia mí, dijo: “¡Mostraré sobre los pies de quién voy a caer!”. Y me escupió en la cara cuando se acercó, y levantó su gran puño.
24 En ese momento dije: “Satanás, sal del hombre”. Y él alzó los brazos y gritó, y cayó sobre mis pies, al punto que la policía tuvo que quitarlo.
25 Ahora, él no tenía ninguna fe en mí; no me creía. Y veo que se necesita un reto atrevido. He estado orando por cada uno que viene.
26 La otra noche había personas aquí, una mujer que no podía hablar. Tan pronto como ese poder maligno fue retado, ella habló normalmente.
27 Y había una señora aquí que tenía un gran crecimiento en su garganta; yo solo me acerqué a ella y le dije: “Satanás, yo—yo tengo la autoridad para romper tu poder; tienes que salir de ella”.
Yo dije: “Ha salido”. Dije: “¿Lo cree Ud.?”. Y ella dijo: “Sí”.
28 Yo dije: “Muy bien, vaya a casa y póngase un cordón alrededor del cuello, y mídalo, vea qué—qué tan grande es. Y cada tres días, corte el trozo de cuerda de allí, vea cómo comienza a encogerse”.
29 El primer día fue un tanto así, el segundo día, tanto así, y el tercer día tanto así, donde había disminuido, ¿ven? Es la misma cuerda; ella la trajo aquí a la plataforma.
30 Y entonces comienzo a oírlo que viene. Y solo le estoy pidiendo a Dios, ¿será esa Su Divina voluntad? Y la otra mañana como a las…
31 Tengo una niña de ocho, diez—diez meses, la pequeña Sara, y ella es una niña muy dulce. Y no he podido pasar mucho tiempo con ella. Y la he malcriado, lo admito, la tengo en mis brazos todo el tiempo. Uds. también lo harían, si no pudieran ver a ese amorcito lindo más de lo que yo puedo verla, Uds. saben, de vez en cuando, cuando estoy en casa. Así que, yo—yo supongo que la he malcriado bastante.
32 A ella le están saliendo algunos dientes y se enfermó mucho. A ella también debe haberle dado disentería. Anda por ahí. Supongo que algunas de sus familias también la tienen; está muy enferma, con vómitos y disentería. Y por eso estaba llorando. Su madre estaba tan cansada que ni siquiera se despertaba; yo tampoco. Y me desperté, y estaba dormido atrás en la segunda habitación junto a ella; y su madre y ella allí adentro, y la niña y yo estábamos durmiendo en el otro cuarto, la pequeña Rebeca. Y, pues, y Billy Paul se estaba quedando con su abuela esa noche. Así que, yo—yo desperté, oí… Yo dije: “¿Qué me despertó así?”.
33 Yo oí Su Voz decir: “Ve donde tu bebé y dale un sorbo de agua”.
34 Entré a la habitación y ella estaba llorando. Ella había llorado bastante. Seguramente no despertó a su madre, ella en su pequeña cuna. Fui y traje un vaso de agua y entré. La pequeña casi se bebe todo el vaso de agua, y allí pues en su condición, con la disentería que había tenido. Sencillamente pensé: “¡No es hermoso, cuán dulce de Él hacer eso!”. Esa es la segunda vez o la tercera vez.
35 Una vez yo estaba en Sioux Falls, ella solo tenía tres meses; estaba acostada en una cama. Su madre había salido, estaba hablando con algunas personas. Y yo me estaba afeitando, así, preparándome para ir a la reunión. Y estando allí parado, afeitándome, oí al Ángel del Señor que dijo: “Ve a tu bebé, rápidamente”. Solté mi navaja; corrí. Y solo medio minuto más y ella se hubiera caído. Ella estaba en una cama alta, así. Y tenía ambos brazos… Estaba dando vueltas, y había rodado la cabeza, la cabecita colgando, su brazo deslizándose. Tuve que correr muy rápido para agarrarla justo cuando caía. Él es amoroso, dulce.
36 Un poco después, había una joven. Ella tal vez esté sentada aquí esta mañana. No la veo, pero ella viene ocasionalmente. Ella es miembro de una iglesia en New Albany, una iglesia muy prominente, una iglesia sobresaliente en New Albany; he estado allá. Ella quiere… Ella tiene un problema mental, una especie de neurosis. Y ella no puede, ni siquiera quiere salir de la ciudad o a ningún lugar, ella comienza a gritar y a llorar, sin parar. Así que yo—yo oré por ella dos o tres veces, pero de alguna manera algo no me permitió retar a ese demonio. No lo sé, simplemente no podía hacerlo. Ella es una buena amiga de una enfermera que vive allí en el vecindario. Fueron hasta allá. Ella estaba empeorando. Había estado así por unos ocho años.
37 Y entonces ella vino el otro día, y dijo… Le dije, yo dije: “Hermana, lo único que sé, es que hay una causa allí en alguna parte. Yo—yo no sé lo que es”. Dije: “Yo… Si Ud. pudiera venir”.
38 Ella dijo: “Mi pastor ha orado por mí”. Y dijo: “Mi pastor me envió aquí, dijo: ‘Ve a ver al Hermano Billy y ve lo que dice’”.
39 Bueno, dije: “Pues, no—yo no sé, hermana” dije, “estoy en las mismas que su pastor”. Dije: “¿Ha confesado todos sus pecados?”.
“Todo”.
40 Es maestra de escuela dominical, tiene una gran clase y hace un buen trabajo. Pero aquello la perturbaba. Bueno, yo—yo no sabía qué hacer. Se podrán imaginar cómo me sentía. Yo—yo no sabía qué hacer.
41 La llevamos a la habitación. Le dije: “Muy bien, pase”. Cuando las personas vienen, paramos todo. La llevé a una habitación. Me senté y comencé a hablar de genealogías y del principio, el origen del tiempo y todo, y era observándola. Fue esa misma mañana. Dios siempre aparece en el momento crucial, Uds. saben. Y después de un rato, miré, y apareció una visión. Vi un automóvil yendo rápidamente.
42 Dije: “Su estado tiene algo que ver con un automóvil”.
Ella dijo: “No, yo no he estado en accidentes”.
43 Le dije: “Solo sea dócil”. Dije: “La veo en un auto; por poco la impacta un tren”.
Ella, ella saltó. Ella dijo: “¡Oh!”.
44 Dije: “Sí, y Ud. no está con su esposo; Ud. está con otro hombre. Su esposo está en el extranjero en la guerra, en ese momento”. Continuó y comenzó a detallarlo. Yo dije: “¡Las cosas que Ud. ha hecho, cosas inmorales! Ud. le contó algo de aquello, pero no le contó todo”. Y ella comenzó a gritar, cubriéndose el rostro así. Le dije: “Ud. también iba a ser operada no hace mucho tiempo, de su amígdala, y Ud. temía a la anestesia, por miedo a confesarlo, bajo el efecto”. Ella solo gritó y cayó al suelo.
Dijo: “Es verdad”.
Le dije: “¿Cómo puede Ud. avanzar con eso pendiente?”.
Ella dijo: “Le pedí a Dios que me perdonara”.
45 Yo le dije: “Ud. no pecó contra Dios; Ud. pecó contra su esposo y sus votos”. Le dije: “Regrese y corrija eso, después venga. Entonces podré controlar ese demonio, ¿ven?”.
46 Y le dije: “Por cierto, su esposo” describí su aspecto, no lo había visto en mi vida, dije, “él tiene que confesarle lo mismo”. Le dije: “Ahora, si Ud. no lo cree, llámelo por teléfono y dígale que se encuentre con Ud.”. Ella fue allí y lo llamó por teléfono. Se encontraron en el camino.
47 Y regresaron aquí, las lágrimas rodaban por sus mejillas, se perdonaron el uno al otro. El demonio la dejó, y allí quedó libre. ¿Ven?
48 Ahora, yo podría haber gritado y vociferado sobre ese demonio, y expulsar y todo lo demás, y no se hubieran ido hasta que se corrigiera eso. ¿Ven? ¿Ven?, uno tiene que encontrar la causa antes de poder encontrar la cura.
49 Ud. va a un médico, le dice: “Me duele la cabeza”. Bueno, él podría darle una aspirina. Pues, le volvería a doler. Quizás Ud. sufre de un problema estomacal que le está causando el dolor de cabeza; tal vez Ud. tiene una infección en alguna parte que le está causando fiebre, causándole dolores de cabeza, u otra cosa. Ud. tiene que volver, ese médico tiene que diagnosticar ese caso hasta encontrar la causa, entonces uno se deshace de la causa.
50 Al igual que un agujero en un balde, si Ud. echa agua, el agua seguirá saliendo. Es mejor cerrar el agujero primero, ¿ven? Y eso es…
51 Ahora allí es donde estoy yo. ¿Qué debo hacer? Ahora lo que más ocurrió en mi reunión, fue esto: Que no se oró por Ud. por eso. Y yo había orado y pedido en oración por todos ellos, pero dicen: “Bueno, si Ud. tan solo me tocara e hiciera esto”, y ellos—ellos ven aquellas cosas suceder.
52 Y es correcto, la Biblia dice: “Sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán”. Entonces cuando uno comienza aquello, lo he intentado, pasándolos rápido por la línea, imponer manos sobre ellos. Pero si ellos, su vida no les es dicha en detalle por el Espíritu Santo, para ver si hay algo allí, ellos no sienten que se ha orado por ellos. Aquí está mi secretario sentado aquí, y las cosas que sabe, al recibir las cartas. ¿No es así? Sencillamente piensan que no se ha orado.
53 Ahora allí estoy enfrentando algo. Y yo—yo creo que si pudiera, quizás pudiera predicar; y no soy un gran predicador, pero si pudiera hacer que las personas vean que tienen que venir en absoluta sinceridad a Dios, entonces creo que yo tendría la autoridad, por medio de Jesucristo, para romper el poder de cualquier demonio que haya.
54 Cuando Pedro y Juan pasaron por la puerta llamada la Hermosa, ellos no le preguntaron al hombre si era creyente, o qué cosa era, ni nada al respecto. Pedro dijo: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te daré”. Dijo: “En el Nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda”. Él lo levantó y lo sostuvo allí hasta que se le afirmaron los tobillos y él se fue, caminando.
55 Pues hay algo allí que estoy estudiando. Y quiero que oren por mí. Muy bien, ¿lo harán, solo orar? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Muy bien. Dios los bendiga.
56 Abran ahora en Génesis 22. Leeré un poco para la lección, antes del servicio de oración. Muy bien, vamos a comenzar como por el… Hablemos un poco de eso.
57 Les diré lo que haremos. Quiero que también abran en Romanos 4. Enseñaré un poco acerca de la fe. Es lo que todos necesitamos en abundancia. ¿No es así? [La congregación dice: Amén”.—Ed.] La fe no es una… no es solo una evidencia; es la sustancia. La fe misma es una sustancia y una evidencia de cosas que los sentidos del cuerpo no declaran. Y pensé que quizás al enseñar esto, podría—podría estimular su fe, ¿ven?, llevarla a un nivel en el que Dios pueda moverse en Ud. y bendecirle.
58 Ahora comencemos a leer como en el versículo 8 del capítulo 22; lo cual tiene que ver con Abraham. Y primero él se llamaba Abram; y luego recibió su nombre de sacerdote, o su nombre como padre; que él era Abraham, lo cual significa, “padre de naciones”. Ahora escuchen.
Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos.
59 ¡Qué escena más dramática aquí, allá atrás, mil ochocientos setenta y dos años antes de la venida del Señor, pues era Dios haciendo una sombra, hablando, preparándose para hacer una—una parábola. Y él, Abraham, era un anciano de noventa años, y Sara, o Abraham tenía cien y Sara noventa. Que son unos cuarenta años más allá de la menopausia, así que la vida en ella había muerto. Y la vida en Abraham había muerto, era un anciano a esa edad.
60 Y Dios se le apareció cuando él tenía noventa y nueve años, y dijo: “Abraham, anda delante de Mí y sé perfecto”. ¡Piénsenlo, a los cien años! Y Él le dijo lo que iba a suceder. Dijo: “En ti serán benditas todas las naciones, por cuanto tú vas a… Te voy a dar un hijo, por Sara”. Ahora piensen: ¡de cien años! Y pues la Biblia lo dice.
61 Abraham, Uds. saben cómo él… hizo su sacrificio, y mantuvo alejadas a las aves hasta que se puso el sol; y cómo la oscuridad vino y el Espíritu de Dios descendió, y habló con él. Y Abraham le creyó a Dios.
62 Ahora quiero tomar ese tema, Creyéndole a Dios, o, tomándole a Él por Su Palabra.
63 Ahora, Abraham no tenía una gran nube de testigos como nosotros tenemos hoy, pues Abraham mismo era un caldeo, y sin embargo era padre de los judíos. Pero él era un caldeo de la ciudad de Ur. Y fue llamado a salir de entre su pueblo, a caminar en tierra ajena.
64 ¡Cuán hermoso tipifica eso el caminar Cristiano hoy, que tenemos que salir de entre nuestros compañías del mundo, para caminar en una tierra ajena, o ajena a la—a la primera tierra en la que caminamos! Y a esa Tierra le llamamos hoy, caminar en el camino Cristiano, caminar con Cristo, separarnos de las cosas del mundo.
65 Y él lo hizo por fe, y habitó como extranjero en una tierra ajena, sin siquiera saber a dónde iba. Lo único que Dios dijo fue: “Sal, Abraham, y ve a la tierra”, y él estaba buscando una Ciudad Cuyo Arquitecto y Constructor era Dios.
66 Ahora si aquello fuera, como lo llamamos en la vida común, sería, diría yo: instinto; Uds. lo llamarían así comúnmente, pero nosotros lo llamamos: “La dirección del Espíritu Santo”. Dios lo llamó a él a que saliera de entre su pueblo, de una tierra, su propia tierra, de entre su pueblo. Y él habitó en tierras ajenas, profesando ser un peregrino y extranjero, buscando una Ciudad, esperando una Ciudad. ¡Oh, vaya!, ¡cómo eso aún viene en Sus hijos, esa característica de buscar una Ciudad Cuyo Arquitecto y Constructor es Dios! Y Dios lo bendijo.
67 Y luego cuando ya era muy anciano, Él le dijo: “Bueno, Abraham, has caminado delante de Mí, siendo perfecto”, y cómo Él lo iba a bendecir y a multiplicar. Ahora, si miramos el lado natural, pues, le era imposible, que él tuviera este niño por Sara. Pues, todos los recursos de la vida se habían agotado. Sara de noventa años; Abraham de cien.
68 Pues, si Ud. le dijera eso a un médico hoy: un—un hombre de cien años, con su esposa de noventa, y que Ud. iba a tener un hijo. Pues, ¿saben lo que harían? Lo encerrarían a uno en un asilo mental en algún lugar, diciendo: “Vaya, el viejito y la viejita tienen un pequeño problema aquí arriba en la cabeza”. Pero uno no mira las circunstancias; uno mira a la promesa. ¿Ven? Si Ud. pone la mirada…
69 Ahora quizás sea lo mismo con respecto a la señora aquí en la silla de ruedas, o allí con algunos de Uds. con cáncer. El—el médico dice: “Ud. no puede recuperarse”. Ahora, si Ud. cree eso, entonces Ud. no puede sanar. Pero Ud. tiene que mirar a la promesa Divina.
70 Un anciano… fueron llamados a su casa, él dijo: “Hermano, venga a orar por mi bebé, tiene difteria negra y ha atacado el corazón. Y el cardiograma muestra el corazón muy debilitado, y no se recupera”.
71 Bueno, ellos no querían dejarnos entrar a orar por el bebé. Pero cuando él entró allí, pues, ¡oh!, el interno, el médico: “¡No, señor! ¡No, señor! No puede entrar, Ud. también tiene hijos; no puede entrar”.
72 Pero aún así, le creyó a Dios y persuadió. Aquel hombre era católico. Le dijo: “Bueno, pues, si el paciente se estuviera muriendo y un sacerdote estuviera aquí para darle los santos óleos, ¿lo dejaría entrar?”.
“¡Oh, él no tiene hijos”!
73 “Bueno esa no es—esa no es la pregunta. Esto es tan sagrado como los santos óleos, ¿ven?, de la iglesia”.
“Muy bien”.
74 Finalmente pude entrar y arrodillarme al lado del bebé, y solo hice una corta oración sencilla; puse las manos sobre el bebé, dije: “Señor, Dios de los Cielos y de la tierra, Quien creó todas las cosas, Tú nos das el poder Divino para romper el poder de Satanás sobre esta vida. En el Nombre de Jesucristo, Satanás sal del niño; él vivirá”. Me di la vuelta.
75 El papá: “¡Gracias, Señor! ¡Gracias!”. La madre y ellos comenzaron en regocijo a festejar.
76 La enfermera estaba molesta. Dijo: “Oiga, sabe, ¿cómo…?”. Dijo: “Está bien tener fe, pero ese bebé se está muriendo”. Dijo: “¿Cómo puede actuar tan despreocupado? ¡Pues” dijo, “Ud. no entendió al médico!”. Dijo: “El médico dijo que el bebé se está muriendo; ha estado inconsciente ahora por más de un día”. Dijo: “Ud. no entendió al médico”.
77 El viejo patriarca dijo: “No, yo no enten-… no malentendí al médico”. Dijo: “Escuché lo que él declaró; dijo: ‘El bebé se está muriendo’”.
78 Dijo: “Pues, pero, mire, cuando este cardiograma muestra que ese corazón está en esa condición” dijo, “no ha habido un caso de recuperación en toda la historia”. Dijo: “Está bien tener fe, pero” dijo, “no—no puede; ya la fe no puede hacer nada”. ¿Ven?
79 El anciano, con un dedo firme, miró a la enfermera y dijo: “Señora, Ud. está mirando esa historia médica; yo estoy mirando a una promesa Divina”.
80 El muchacho hoy incluso está casado. Muy bien. Él permaneció así como por veinticuatro horas, acostado, y de repente ese corazón comenzó a latir. Allí comenzó. [El Hermano Branham chasquea el dedo.—Ed.] ¿Ven?
81 Cuando se hace una promesa Divina, Dios está bajo juramento y obligado a cumplir cualquiera de Sus promesas. Y Su, la… Dios no vale más de lo que vale Su Palabra. Si esa Palabra no es eficaz, entonces Dios no es eficaz. Eso es Dios. ¿Lo creen Uds.? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Ella es Dios. La Biblia dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Y yo no valgo más que mi palabra, y Ud. no vale más que su palabra.
82 Si yo tuviera un puñado de trigo aquí en mi mano, y lo pusiera sobre este escritorio, no sería más que solo trigo allí. Pero siembre ese trigo en la tierra, y quizás producirá una fanega de trigo. ¿Ven? No obstante, el germen de vida está en el trigo. Pero el trigo tiene que caer en la tierra y morir, dijo Jesús, o Pablo, creo que lo dijo. “Que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo”. ¿Ven?
83 Y entonces Esto es Dios: Su Palabra. ¡Y esa Palabra cuando se ancla abajo en el—en el corazón! ¡Oh, si yo pudiera lograr que Uds. lo vieran! Cuando esa Palabra se ancla allí, ella—ella producirá exactamente lo que dijo. Hará exactamente… Ella es Dios; tiene que hacerlo.
84 Pero si Ud. solo dice: “Bueno, yo sé que la Palabra está allí; sí, así es”, ellos solo le estarán imponiendo las manos, sí, Ella—Ella quedará inactiva. Así es, Ella no se moverá, porque… “¡Oh, yo, yo leo la Biblia!”.
85 Pero hasta que Ud. pueda hacer que Eso ancle, y decir: “Sí, Señor, eso es para mí”, entonces algo va a suceder. Tiene que suceder. Hasta que ocurra, solo es una Palabra escrita. Así es. ¡Pero una vez que está anclada!
86 Ahora, Abraham, él no miró su cuerpo. Dijo: “Muy bien, Señor, tendremos el bebé”. Podríamos continuar por horas en esto, pero no queremos tomar demasiado tiempo. Ahora él llega al momento en que nace el pequeño Isaac.
87 Y aquí está él saliendo, después de recibirlo. Y probablemente solo… Abraham probablemente tenía ciento veinte años, quizás, para este tiempo, ciento quince años, veinte; el pequeño Isaac probablemente de quince, dieciocho años. Y Dios dijo: “Ahora, Abraham” dijo, “quiero que lleves a ese muchacho allá arriba a la montaña y lo ofrezcas como sacrificio”. Ahora, después de que él lo recibió, le prometió ser el “padre de naciones”, y esta es la única simiente que él tiene, Él dice: “Llévalo arriba y destrúyelo”. Doble verificación. ¡Oh, vaya! ¿Ven? “Ahora, sé que eras anciano, y Me creíste, y Yo te di este muchacho. Y ahora tú tienes una—tú tienes una idea aquí, ahora, la promesa se va a cumplir porque tienes al muchacho. Pero ahora Yo quiero que subas con el muchacho y lo mates”.
88 Bueno, ahora, y si Abraham hubiera dicho: “Pues, Señor, ahora mira, quiero preguntarte algo. Yo aquí, tal vez de ciento veinte años, y recibí a este muchacho. Y la pobre Sara casi no puede moverse, está muy anciana, y—y ella está arrugada y a punto de fallecer. Y aquí estoy yo, un anciano, tengo que apoyarme en un cayado, y caminando así”, quizás apenas puede caminar. “Y estoy muy anciano, y—y el muchacho aquí es un—un joven. Veo lo que Tú has hecho, pero, ¿quieres que yo lo mate? Para comenzar, eso—eso me destrozaría el corazón. Y luego, ¿cómo seré padre de naciones, si Tú vas a matarlo?”.
89 Pero Abraham no dudó. Dijo: “¡Sí, Señor!”. Toma al muchacho, aquí van. Él no sabía cómo; no era asunto suyo cuestionar; él obedeció.
90 La señora aquí podría decir: “¿Cómo voy a caminar?”. Quizás Ud. ha estado lisiada por mucho tiempo; no lo sé. Quizás alguien más diría: “Bueno, el médico me dijo que yo no viviría, Hermano Branham; Voy a morir”. No estamos hablando de eso. Eso es lo natural, ¿ven? Si mira cualquiera de esas cosas, Ud. no vivirá.
91 Pero Ud. tiene que mirar a una promesa que hizo Dios, y Esa es la promesa. ¿Ven?, ¡lo de adentro de Ud.!
92 Esto de afuera es pecado. ¿Sabían eso? ¿Saben que su cuerpo es pecado? Por eso no traten de perfeccionar ese cuerpo, es pecado. ¿Sabían eso? Pues: “nació en pecado, en maldad fue formado, vino al mundo hablando mentiras”.
93 Y lo mismo es con esa alma hasta que el alma muere y luego nace de nuevo de Dios, entonces esa alma no puede morir. “El alma que pecare morirá”. “Pero el que cree en Mí tiene Vida Eterna”, entonces hay una Vida inmortal viviendo en ese cuerpo. Ahora, eso es como un arroyo que viene del Cielo, como una esencia en el interior del hombre. Ahora, esa es la parte que es piadosa, que opera este cuerpo.
94 Pero antes de que este cuerpo pueda ser perfeccionado, el Espíritu lo traerá a sumisión a Dios, para obligarlo a Ud. Será una guerra todo el tiempo, constante. ¡Pablo lo dijo! Nunca lograremos más que él. ¿Ven? Pablo dijo: “Cuando quiero hacer el bien, entonces el mal está cerca de mí, ¿ven?”. Y es una guerra constante, la carne contra el Espíritu.
95 Y Uds. mirando a la carne: “El médico lo dijo, y yo creo…”. ¡Miren cuán pecaminoso! Entonces, Uds. no pueden servirle a Dios.
96 Ud. tiene que arrojar a un lado sus sentidos. Dios no le dio esos sentidos para Ud. confiar en Él. Dios le dio Su Espíritu a Ud. para confiarle… confiar en Él. Su sentido solo es para contactar: ver, gustar, sentir, oler y oír. Pero para Ud., personalmente, es ese espíritu que vive en Ud. Y cuando este ha sido regenerado y el hombre viejo ha muerto, y el hombre nuevo ha nacido de nuevo, eso es una parte de Dios; entonces Ud. viene a ser un hijo de Dios, linaje del Creador. Entonces Ud. puede creer lo imposible, porque Ud. está hecho del Dios que obra milagros; Ud. es parte de Él.
97 Habría sido natural para mí el—el beber; mi papá bebía. Sería natural para mí consumir tabaco; mi papá lo hizo, mi generación antes de mí lo hizo. Algunos me dijeron: “¿Por qué Ud. nunca fumó ni bebió?”.
98 Bueno, cuando yo solo era un muchacho, antes de comenzar en eso, el Espíritu Santo bajó, dijo: “¡No lo hagas!”. Allí está la conversión, ¿ven?, al principio.
99 Y aun mucho antes de eso, la mañana en que nací, cuando el Ángel de Dios se paró donde yo estaba, esa semilla mientras estaba en la tierra fue cambiada de una cizaña.
100 ¿Ven lo que quiero decir? ¿Entienden lo que quiero decir? Entonces allí dentro hay un espíritu, y de allí viene su Vida inmortal. Entonces: “Un hombre que nace del Espíritu de Dios, no practica el pecado”. Entonces se aclara la Escritura. Si él, si… “El adorador, limpio una vez, no tiene más deseo de pecado, o no más conciencia de él”. En el Antiguo Testamento, el adorador entraba y ofrecía su sacrificio, salía con el mismo deseo de pecar. Pero aquí, aquí está, cáptenlo, Hebreos dice: “Cuando el adorador, en este caso, que pone sus manos sobre la cabeza del Hijo de Dios, y sus pecados son limpios por el Poder santificador de Dios, ya no hay deseo interno por el pecado”. ¡Oh, allí es donde está la Vida! Entonces, eso lo convierte a Ud. en linaje de Jehová.
101 Y entonces Satanás no puede lastimarme a mí sin lastimar a mi Padre. Uds. no pueden lastimar a esa niña allí sin lastimarme a mí, se los aseguro; no pueden lastimar a sus hijos sin lastimarlo a Ud. Y, entonces: “Él no quiere que ninguno perezca o sufra”.
102 Pero, ahora, antes de que esta carne aquí, antes de que la carne pueda ser perfeccionada, tiene que morir como murió el alma.
103 Nunca fue la voluntad perfecta de Dios que las mujeres y los hombres trajeran hijos a la tierra. ¿Sabían eso? Dios Mismo hizo al hombre del polvo de la tierra. Después de la caída… Ahora no discutiré sobre eso, porque Uds. saben que tengo puntos de vista muy raros al respecto. Pero, después de la caída, entonces la mujer trajo hijos al mundo. Dios le dijo: “Por cuanto has quitado la Vida del mundo, tienes que traerla al mundo”. Miren la clase de vida que fue; por sexo, deseo, de la carne.
104 Pero entonces cuando ese cuerpo muere y regresa a la tierra, al polvo de la tierra, entonces Dios sacará el espíritu inmortal de allí, al Reino de Dios, o a Su Trono, el paraíso. Y luego, en la segunda Venida de Jesús, mi madre sentada allí y mi papá que ha partido no tendrán que darle a esto otro cuerpo, sino que Dios moldeará uno que es perfecto e inmortal, y que no puede morir.
105 Ahora, Abraham toma a Isaac y parten hacia la montaña. Ahora el versículo 9.
Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña.
106 Ahora, un poco antes de salir, puedo verlos alejarse; no le dijo a Sara a dónde iban, porque ella hubiera gritado. Yo creo que fue la fe de Abraham la que hizo el milagro en el vientre de Sara; porque ella lo dudó, aun se rió cuando—cuando Él lo dijo; fue la fe de Abraham.
107 Y fue por esa razón que dijo: “La oración de fe salvará al enfermo”, la oración de un individuo. “La oración eficaz del hombre justo puede mucho”. ¡Oh, si Uds. tan solo supieran que en su mano, Cristo nos dio la autoridad, con Su Nombre, al ser Cristianos, el arma más poderosa que el mundo haya conocido! La oración, aun lo cambia todo. Ella cambiará la mente de Dios. Así fue. Después de que le fue pronunciada muerte a un hombre, él oró; Dios le dijo al profeta: “Regresa y dile que Yo lo oí”. ¿Ven eso?, ¡la oración, aférrense!
108 Le preguntaron a Billy Graham, hace poco. Mattsson-Boze hoy está allá llevándole mi libro a Billy Graham, en una entrevista. Pero, y ellos quieren que yo siga después de él, allá en Washington ahora, en ese gran auditorio. Podemos conseguirlo. Pero ¿será la voluntad del Padre?
109 Ellos se acaban de comunicar anoche, para ir a Wa-… o anteanoche, para ir a Seattle, tienen una gran reunión allá, y el Capitán Al Farrar y todos ellos quieren ir allá ahora, para que yo vaya. Ellos tienen una reunión del Evangelio, la quieren. Pero ¿será la voluntad del Padre? Eso es lo que sigue.
110 Me llamaron, un auditorio, sin costo, en Baltimore, con capacidad para diez mil personas, no tengo que pagar ni un centavo. Quinientos ministros con sus nombres en un documento, lo tengo allá en la casa ahora: “Lo patrocinaremos, cien por ciento; todos estamos en oración, en todas partes”.
111 “Ahora, Padre, ¿a dónde quieres que vaya?”. Eso es lo siguiente. “Tú dime ahora, y yo iré”. ¿Ven? Eso es.
Billy dijo: “¿Saben a qué le debo mi éxito?”.
Dijo: “No tengo idea”.
112 Dijo: “Yo tengo pequeñas reuniones”. Él escuchó de estas reuniones. Él salió en una pequeña carpa, estaba allá en Los Ángeles, realizando una pequeña reunión. Y todo el Northwestern College se puso en ayuno y a oración. Y Dios envió como quince reporteros de periódicos, y transformó su reunión, y se esparció por toda la nación.
113 Cuando yo primero comencé con estas declaraciones aquí, le dije a mi iglesia: “Póstrense y oren”. Dios comenzó a moverse. Cuando menos lo pensé, recibí llamadas de África, de todo el mundo. ¿Cómo llegó allá? No lo sé; la oración subió.
¡Oren! Crean cuando oren. Eso es. ¡Crean!
114 Abraham, cuando era anciano, él creyó. Y Dios le dijo que fuera, y él obedeció. Y cuando salía, puedo verlo llevarse a los sirvientes y a las pequeñas mulas, y ellos salieron para llegar al monte de Dios. ¡Oh, me encanta esto! Escuchen esto; él le dijo al siervo, él dijo: “Quédate aquí mientras vamos allá, y el muchacho y yo regresaremos”. ¡Oh, oh, vaya! Discúlpenme, a veces mis emociones se me escapan. “El muchacho y yo regresaremos”. (“¿Cómo? No lo sé; voy a subir allá para matarlo”.) Ahora, cuando él… él sabía que de algún modo, de alguna manera, que él regresaría, y aquí con un cuchillo en su cinturón.
115 Y él puso la leña sobre los hombros de Isaac, e Isaac subió al monte, guiado por Abraham. ¡Un tipo hermoso! Su único hijo, llevándolo a la colina. Y el mismísimo altar en el que puso a su hijo, él lo cargó a la colina sobre su espalda. Un tipo de Dios enviando a Su Hijo al Gólgota, con una cruz de madera en Su espalda, la misma cruz en la que Él fue clavado, y donde “Dios no escatimó ni a Su Propio Hijo”.
116 Allí el pequeño Isaac miró alrededor, dijo: “Padre” dijo él, “aquí está el altar y el—el fuego, pero” dijo, “¿dónde está el sacrificio?”.
Él respondió: “Dios Mismo Se proveerá el sacrificio”.
117 Ató a su único hijito, lo arrojó sobre el altar, sacó el cuchillo ya para quitarle la vida; “Dios, Tú lo diste”.
118 Y cuando él iba a enterrar el cuchillo, un Ángel le detuvo la mano, dijo: “¡Abraham, Abraham, detén tu mano!”.
119 En ese momento un corderito, un carnero, baló en el desierto, tenía sus cuernos trabados alrededor de unas enredaderas. Abraham corrió rápidamente, tomó el carnero, desató a su hijo; y sustituyó, ¿ven?, y mató al carnero. Entonces una…
120 Dios le habló a Abraham, dijo: “Abraham, ahora sé que Me amas; no Me has negado nada”.
121 Ahora miren, el texto que quiero, leámoslo en el versículo 13 y 14.
Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por los cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.
122 ¿Saben Quién era ese carnero? Ese era Cristo; lo ofreció a Él en su lugar.
Y llamó Abraham el nombre del lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto.
123 Jehová-jireh, que fue el primer Nombre redentor de Dios. Jehová-jireh significa: “El Señor proveerá un sacrificio”.
124 Ahora, Él era Jehová-jireh, Él era Jehová-rafa, -nissi, y así sucesivamente. Él tenía siete Nombres compuestos de redención. Y en sustitución de una vida humana, tomó un cordero y lo ofreció como el sacrificio provisto, porque en Isaac serían bendecidas todas las naciones, y por medio de Isaac vino Cristo. “Y nosotros, habiendo muerto en Cristo, venimos a ser Linaje de Abraham, y somos herederos según la promesa”. Ahí lo tienen. Y eso trae, no en nuestros cuerpos; somos gentiles en nuestros cuerpos, somos pecadores en nuestros cuerpos; pero en nuestras almas, al nacer de nuevo con el mismo Espíritu que estaba sobre el fiel Abraham, esa característica abajo allí dentro nos hace querer confiar en Dios, pero el cuerpo se atemoriza. ¡Oh, si nosotros somos los hijos de Abraham, seamos como era el padre Abraham!
125 Ahora Jehová-jireh: “El Señor proveerá el sacrificio”. Él proveyó el sacrificio.
126 Ahora en Romanos, el capítulo 4, comencemos en el versículo 17.
(como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes,)…paréntesis…delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen.
127 ¿Ahora lo ven? Entonces nosotros como Cristianos: no miramos, sentimos, vemos, probamos, olemos, oímos, cuando estamos hablando con Dios. Nosotros solo le creemos a Dios; y eso le fue contado a Abraham por justicia.
128 Ahora, los sentidos son instrumentos terrenales. ¿Lo creen? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Ahora, Dios puede controlarlos, lo admito. Pero ellos no nos son dados para contactar a nuestro Padre Celestial, porque Él no está en carne humana. Dios es un Espíritu. Y nosotros lo contactamos a Él por el espíritu, por la fe, creyendo. Ahora, si nosotros, por decir que yo—yo tengo un…
129 Cuando yo tenía cabello, tenía el cabello ondulado como mi papá. Mi papá tenía los—los ojos juntos, de un azul profundo. Mucha gente dice: “Ud. se parece a su papá” o “se parece a su madre”. Bueno, yo tengo mucho de—de apariencia a mi parentela. Mi abuelo de antaño construyó el tabernáculo aquí. Algunos dicen: “¡Oh, Ud. es igual a su abuelo! Se parece a su abuelo; habla como él; tiene una naturaleza como la de él”. ¿Qué es eso? Es alguna característica que se ha transmitido a través de esa generación, y la tengo aquí.
130 Ud. se parece a su padre, o tiene algo de ellos. Cuando ven a una niña, dicen: “¿No se parece a su madre? Ella actúa como su madre”. Uds. han visto a la gente hacer eso.
131 Ahora, si nosotros nacemos de nuestro Padre Celestial, Dios: “Quien llama esas cosas que no son, como si fuesen”, tiene que haber algo de Eso en nosotros. ¿Ven? Esa es la razón por la que un verdadero Cristiano consagrado, que está entregado completamente a Dios, mira lo que Dios dijo en lugar de lo que uno ve o siente; eso aún es el hombre terrenal. Si caminamos en la carne no podemos agradar a Dios; caminamos en pos del Espíritu. ¿Ven?
132 Ahora Dios ha hecho todo, más allá de Su deber. Él ha enviado profetas y sacerdotes; Él envió—Él envió a Su Hijo; Él envió el Espíritu Santo. Él lo ha hecho todo, y aun juró por Sí Mismo que haría estas cosas.
133 ¡Ahora cuando Dios crece y se profundiza aquí abajo! ¿Ven?, entre más reciban de Dios aquí adentro, más le creerán a Dios, porque hay más de Él. Y cuanto más cultiven esto aquí dentro, más le pueden creer a Dios. Así como un niño, cuando es pequeño, quizás no sabe mucho de Eso, pero, a medida que crece, comienza a conocer más a Dios. Y ahí es cuando este espíritu aquí adentro toma la naturaleza de nuestro Padre Celestial, Quien es Dios, al igual que yo tomo la naturaleza de mi padre terrenal a partir de mi pariente terrenal.
134 Ahora miren. ¡Oh, me encanta Esto! Escuchen ahora.
…Dios…, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen.
135 ¿Saben qué? ¿Cómo hizo la tierra Dios, esta tierra en la que están en esta mañana? La gente no quiere creer en la fe. ¿Cómo hizo la tierra Dios? Él la habló. Amén. ¿Lo ven? Él habló, y el mundo vino a existencia. Y este mundo, en esta mañana, es la Palabra hablada de Dios, y Él creyó Su Propia Palabra.
136 ¡Aquí está! ¡Mírenlo! Y si Dios, y Uds. son linaje de Él, y Dios está en Uds., Él creerá Su Propia Palabra. Aunque no se pueda ver, sentir, saborear, ni nada, Uds. La creerán. ¿Ven lo que quiero decir? Porque Dios en Ud., creerá Su Propia Palabra. ¿Correcto? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Entonces Ud. no se fija en las cosas que ve; Ud. mira las cosas que Dios dijo.
137 El hombre no tiene mucha victoria cuando cae. Yo sé esto muy bien. Dios hace milagros por medio del cirujano experto, por medio de medicamentos. Dios lo hace; el hombre no lo hace; Dios lo hace. En el Salmo 103:3, dice: “Yo soy Jehová que sana todas tus dolencias”. No puede haber sanidad, solamente por medio de Dios.
138 Alguien dijo: “El diablo puede sanar”. El diablo no puede sanar; puede ser que él lo diga.
139 Como alguien que trataba de desquitarse con el director, dijo: “Pues, el Hermano Branham” dijo, “bueno, vaya, Jesús dijo: ‘Habrá muchos que vendrán a Mí en aquel día y dirán: “Señor, ¿no eché fuera demonios en Tu Nombre?”, y todo eso así’. Bueno” dijo, “eso no significa que Ud. sea un Cristiano. Él se estaba refiriendo a: ‘Estas señales seguirán a los que creen’”.
140 El hermano dijo: “Pero, un momento, eso aplica a Uds. montón de eclesiásticos”. Dijo: “Uds. no pueden ver el verdadero significado de la Escritura. Uds. siempre erran en su corazón, ‘enseñando como Doctrina, la tradición del hombre’”.
141 Ellos fallaron en ver que eso era el Hijo de Dios. Ellos dijeron: “Él es Beelzebú”. Ellos no pudieron ver las Escrituras que claramente indicaban que Jesús era eso.
142 Él dijo: “¡Oh, hipócritas!” dijo, “Uds. saben distinguir el aspecto de los cielos, pero no pueden distinguir las señales del tiempo. Porque si las hubieran conocido, deberían haberme conocido a Mí y conocer Mi día, las cosas que debían ser”.
143 Y vemos hoy que Dios prometió, en estos últimos días, que sucederían estas cosas. ¿Qué le pasa a las personas? Están ciegos.
144 ¡Ese poder demoníaco, aun en la esfera eclesiástica! “Uds. dicen: ‘Jesús no dijo nada de eso’”.
Ellos dijeron: “Nosotros echamos fuera demonios”.
145 Jesús dijo: “No sé nada de eso”. Ellos estaban diciendo cosas que no hicieron. ¡Oh!, nosotros…
146 Alguien dijo, de una—una cierta denominación de iglesia, dijo: “Que el predicador Branham sane a uno, y yo sanaré a una docena”.
Yo dije: “Si yo sanara a uno, Ud. podría sanar a una docena”.
147 Él dijo: “Si Ud. tuviera un don como ese que dice tener” dijo, “¿por qué no va al hospital y dice: ‘Todos Uds. enfermos, levántense y salgan’?”. Dijo: “Todos tendrían que obedecerle”.
Yo dije: “¿Es Ud. un predicador del Evangelio?”.
Él dijo: “Sí, señor”.
148 Yo dije: “Vaya aquí al bar clandestino y diga: ‘Todos Uds. son salvos, salgan’”.
Él dijo: “Yo podría hacerlo si ellos me creyeran”.
Le dije: “Yo también”.
149 Ahí lo tienen, ¡fe en la Palabra! ¿Ven? Uno no podría salvar a nadie. Y predicar el Evangelio de salvación no lo convierte a Ud. en un salvador Divino, no más que predicar sanidad Divina me hace un sanador Divino, sino que es la fe en la Palabra hablada de Dios.
150 Y yo sé esto, que algunos de nosotros tenemos más fe que otros, y aquellos que tienen fe en abundancia deben orar por ellos. Pero si Ud. no vive la clase de vida correcta, es mejor que se aleje de eso; el diablo se reirá de su oración. Pero cuando Ud. vive correctamente y hace lo correcto, y actúa correctamente, y tiene fe en Dios, Satanás temblará cuando Ud. hable, porque Dios juró bajo obligación que Él se encargaría de esa oración. Es cierto.
151 Ahora escuchen. Abraham ya es un anciano. ¡Oh! Me daré prisa. Un anciano ahora, de edad avanzada, de cien años, Dios le había dado este hijo, como dieciséis o dieciocho años después; o él quizás—quizás de ciento dieciocho, ciento veinte años. Él dijo: “Ahora sube con él, destrúyelo”.
152 Y Abraham no dudó de la promesa. Escuchen esto. Él era como Dios, él tenía una parte de Dios en él, porque él creyó. Escuchen, el versículo 18.
Y él creyó en esperanza contra esperanza;…(Ni siquiera había esperanza para eso, sin embargo, él)…creyó en esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.
153 Ahora escuchen, el versículo 19. Pónganse la chaqueta; levanten la copa. Observen.
Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto…
154 Ahora, si su padre Abraham, de quien Uds. son hijos por medio de Cristo, no consideró su propio cuerpo cuando estaba muerto, ¿qué del suyo que está vivo esta mañana? ¿Ven lo que quiero decir? Y eso fue antes de que Cristo viniera, eso fue antes de que se hiciera alguna Expiación, eso es antes de que hubiera la gran nube de testigos, antes de que viniera el Espíritu Santo, ¡y Abraham le creyó a Dios! “No se debilitó en la fe al considerar su propio cuerpo”. No consideren su enfermedad; consideren lo que Dios dijo al respecto.
155 Si yo hubiera considerado la mía, cuando los Hermanos Mayo me dijeron: “Ud. está acabado”, ese hubiera sido mi fin. Pero no consideré mi cuerpo; yo no consideré mi enfermedad; no consideré lo que ellos dijeron; yo consideré lo que dijo Dios.
156 Pero cuando yo estaba ciego, andando por aquí con lentes puestos, ni podía hacerme cortar el cabello; me quitaba los lentes en la peluquería, y la cabeza me temblaba al punto que tenía que sentarme, y esperar que le cortara el cabello a otro, para luego volver a la silla y que intentara cortarme el mío. ¿Qué tal si yo hubiera considerado eso? Pero no consideré la ceguera de mis ojos, cuando conocí a Dios.
157 Cuando el médico me dijo: “Un bocado de comida sólida acabará tu vida”. Cuando llegué… Mi madre está sentada allí como testigo. Me daban agua de cebada y jugo de ciruela colado; viví de eso casi por un año. Ellos dijeron: “Bueno, un bocado de comida sólida lo mataría”.
158 Me puse a leer la Biblia y encontré a Dios, en mi alma. Leí allí donde dice: “Todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”.
159 Nunca se había dicho una oración en nuestra mesa. Recuerdo a papá sentado, allí en la esquina. Yo dije: “¿Podemos orar?”. Mamá levantó la mirada y comenzó a llorar; y papá no sabía qué hacer.
160 Yo dije: “¡Dios!”. Tenía la Biblia sobre la mesa. Dije: “Si yo muero, vendré a Casa confiando en Ti. Tu Palabra dice esto. Yo tengo que considerar lo que dijo el médico, o considerar lo que Tú dices. Tomé su palabra por un año y no estoy mejorando; estoy empeorando. Ya no consideraré lo que él ha dicho; voy a considerar lo que Tú dices”. Y yo hice la oración.
161 Teníamos frijoles y pan de maíz y cebolla; yo me serví eso en un plato, y comencé a comer. El primer bocado que me llegó al estómago por poco me mata. Tuve que taparme la boca con la mano, para evitar que regresara. Y seguía regresando, y yo me lo tragaba; regresaba, me lo tragaba. Pero no consideré mi estómago. Yo consideré lo que Dios dijo al respecto, no lo que yo sentía; me estaba ardiendo.
162 Salí a la calle y caminaba así por la calle, el agua me salía de la boca. Dijo: “¿Cómo te sientes, Billy?”.
Yo decía: “¡De maravilla!”.
163 Pasaron los días, pasaron las semanas; seguía caminando, parado en una zanja, mi estómago aún así, sosteniendo mi mano así. Zapateando así; cantando: “¡Oh, cuánto amo a Cristo!”. Acomodaba, luego arrojaba más tierra; cantando: “¡Oh, cuánto amo a Cristo!”. Eructando esa comida, devolviéndose, con tanto mareo que apenas podía trabajar.
Me decían: “¿Cómo te sientes esta mañana, Billy, estás enfermo?”.
Decía: “No. Me siento maravilloso”.
164 Luego, más adelante dando el testimonio, alguien dijo: “Entonces Ud. mintió”.
165 Yo dije: “No, en ningún momento. Yo no estaba hablando de estos sentidos aquí en el cuerpo; ellos están muertos. Tengo por cierto que Cristo fluía de mí”. Dije: “Yo estaba tomando lo que Él dijo, y por eso me sentía de maravilla”.
166 Ahí lo tienen. No considere su propio cuerpo; no considere las enfermedades, porque son del diablo. Así es. Considere la promesa de Dios.
167 Alguien dijo no hace mucho: “Ahora, mire, Ud. no puede predicar sanidad Divina en la Expiación”. Un predicador bautista inteligente, que era…?…
168 Yo dije: “Bueno no voy a discutir con Ud. acerca de la Expiación, pues sé que Ud. no tiene como sostenerse; algo muy básico”. Dije: “Yo sé que Ud. no tiene como… Aquí hay una Escritura, de cuarenta, que aclarará todo: ‘Él herido fue por nuestras rebeliones, y molido por nuestro pecado, el castigo de nuestra paz sobre Él, por Su llaga somos nosotros curados’”. Yo dije: “¿A dónde lo aplica Ud., al Calvario?”.
169 Dije: “¿Cree Ud. que los siete nombres redentores, nombres compuestos, pertenecen a Jesús? Si no le pertenecía a Él, y no lo cumplió, y en Él estaban esos siete nombres compuestos, Él no era Jehová-jireh. Allí está Jehová-jireh, ‘el sacrificio provisto por Dios’, y Ud. tendrá que admitir eso o decir que Él no era el Hijo de Dios. Entonces si Él es Jehová-jireh, Él también es Jehová-rafa, ‘el sanador’. Pues, todos los siete nombres compuestos, ‘nuestra victoria’, ‘nuestra bandera’ y ‘nuestro escudo’ y ‘nuestro broquel’, y ‘nuestra sanidad’ y ‘nuestra salvación’, ‘nuestro sacrificio provisto’, ¡todo estaba en Él! Y cuando murió en el Calvario, Él destruyó principados; se levantó, extendió Sus manos, dijo: ‘¡Consumado es!’. ¡Aleluya! Los demonios temblaron; el infierno fue sacudido; es un tipo para todo aspecto. Y Él resucitó en la mañana de Pascua: ‘Yo soy el que estuve muerto y vivo de nuevo’. Allí está Él, Jehová-rafa, Jehová-manasés. Jehová-jireh, ‘el sacrificio provisto por Dios’”. No pudo decir ni una palabra.
170 Luego allá atrás, como dijo Jesús: “Como Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, así debe ser levantado el Hijo del Hombre”. Y si esa luz de Dios brillando allá atrás, en un tipo, mirando a una serpiente de bronce que era un símbolo…
171 [Cinta en blanco.—Ed.] Él dijo: “Yo tengo que cumplir mi palabra. Tienes que morir”. El pobre hombre estaba temblando. Él dijo: “¿Qué te puedo ofrecer antes de matarte?”.
Dijo: “Un vaso de agua”.
172 Entonces él fue a buscar el vaso de agua. Y él lo tenía en la mano, y temblando así, no podía sostenerlo. Y él dijo: “Oye, espera un minuto, enderézate”. Él dijo: “No voy a matarte ni a quitarte la vida hasta que te bebas esa agua”. Y el esclavo la arrojó al suelo. ¿Qué va a hacer él? ¡Si es un hombre justo, si cumple su palabra! Si él no cumple su palabra, no es un hombre justo. Él tiene que liberarlo, no importa lo que digan las leyes de la tierra.
173 Y si Jesús dijo: “Todo lo que pidieren orando, crean que lo recibirán”, Él tiene que cumplirla. Él es justo. Expiación, o no Expiación, esa es Su Palabra.
174 Un muchacho se fue no hace mucho a un cierto seminario, para aprender un montón de cosas que no debería haber aprendido. Y su anciana madre se enfermó. Una de sus vecinas pertenecía a una iglesia del Evangelio Completo, y trajeron al pastor a casa. Dijo: “Permítame traer al pastor para que ore por Ud.”. Dijo: “Es un buen hombre, justo, y él cree en Dios” dijo, “deje que venga a orar por Ud.”.
Entonces ella dijo: “Muy bien”.
175 El médico no podía hacer nada por ella, entonces el joven fue allá, el pastor, y oró por la anciana, y puso las manos sobre ella según Santiago, o según Marcos 16. “Sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”. Él vino y puso sus manos sobre la mujer. A los pocos días ella estaba de pie y haciendo su trabajo, estaba bien.
176 Cuando su hijo regresó a casa de la universidad, pues, él estaba tan contento, Uds. saben, y viendo a su madre tan contenta, dijo: “¿Cómo has estado, madre?”.
177 Dijo: “Muy bien”. Dijo: “¡Oh, hijo!, se me olvidó contarte algo”. Dijo: “Mientras estuviste ausente estos cuatro años” dijo, “me enfermé. Y, ya sabes, la Sra. fulana de tal que está por aquí, pertenece a esa iglesia del Evangelio Completo”. Dijo: “Su pastor vino y me puso las manos según Marcos 16, y sané”. Dijo: “Los médicos no pudieron hacer nada por mí cuando tuve esa enfermedad repentina”. Dijo: “Así fue como me recuperé”.
178 Él dijo: “Bueno, madre, quiero informarte algo”. Dijo: “Por supuesto, allá en la universidad, aprendimos esto”. Dijo: “Los últimos nueve versículos de Marcos 16 no son inspirados”. Dijo: “Eso fue puesto allí por el Vaticano”. Dijo: “No hay historia que diga que esa Palabra allí es inspirada”.
Y la mujercita dijo: “¡Alabado sea Dios! ¡Alabado sea Dios!”.
Él dijo: “¿Qué te pasa, madre?”.
179 Ella dijo: “Si Dios pudo sanarme con Palabras que ‘no son inspiradas’, ¿qué podría hacer Él con Aquellas que son inspiradas?”. Ahí lo tienen. “Si Él pudo hacer eso con Palabras ‘no inspiradas’, ¿qué haría Él con Aquellas que son inspiradas?”.
180 Cuando hay seiscientas y tantas promesas dirigidas a la Iglesia en los últimos días, de que sucederán estas cosas, ¡y que Su Poder sigue siendo el mismo! “Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Todo lo que pidan orando, crean que lo recibirán. Si permanecen en Mí y Mi Palabra en Uds., pidan todo lo que quieran y les será hecho. Las cosas que Yo hago vosotros también las haréis; mayores que estas, cuando Yo vaya a Mi Padre. He aquí, Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Dondequiera que estén dos o tres congregados en Mi Nombre y se coloquen de acuerdo en algo y pidan, ellos lo recibirán”.
181 Olvídese de eso, hermano. Es la voluntad de Dios hacerlo. Sí, solo es Satanás robándole. Ud. créale a Él.
Y creyó en esperanza contra esperanza, para ser padre de muchas gentes; conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.
Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto,…
182 No las circunstancias ni lo que alguien más dijera: “¿Pero si alguien más murió, y Ud. tiene lo mismo?”. No consideren eso, ¿ven?
…(siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara.
183 Ella fue incluida en aquello. Dios no le dio la promesa a Sara; Él le dio la promesa a Abraham, pero Sara fue incluida. Él hizo la promesa en Cristo Jesús, y yo fui incluido en Él, Uds. también. ¿Ven?
Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios,
plenamente convencido de que era poderoso para también hacer todo lo que había prometido;
por lo cual también su fe le fue contada por justicia.
Y no solamente con respecto a él se escribió,…que no le fue contada sino a él,
sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro,
el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.
184 ¡Oh, hermano!, con eso… Yo puedo golpear al diablo en la cara con eso trescientos sesenta y cinco días al año, ¿ven? “Eres un mentiroso. Allí está la Palabra; yo estoy sano”.
185 Si alguien viene y lo encara a Ud., si alguien saliera aquí y le hiciera algún tipo de cosa, y lo sanara, eso no lo inspira. Pero se trata de esto: el que cree, “Ya estoy sano ahora”.
186 Si Dios bajara y me sanara completamente, de inmediato, con un milagro, no sería tan grandioso como si yo pudiera ver la promesa de Dios y tomarla en mi corazón. Parado allí, yo puedo decir: “Jesús me está sanando ahora, porque he aceptado Su Palabra. Ella está en mi corazón. Él ahora está intercediendo por mí delante del Padre. Yo estaré bien”. Eso es lo que Dios ama. Párese allí, en Su Palabra, y diga: “¡Ella está bien! Él me está sanando ahora, a diario”.
187 Esa era la mujer con el bocio: “Pude ver”. Yo solo le di que hiciera algo. Así que…?…[Cinta en blanco.—Ed.]…No quisiera nada, pero ella estaba contenta, dijo: “¡Oh, mire, mire!”. Y al día siguiente estaba más o menos así. Al día siguiente, más o menos así. Ella lo entendió todo, dijo: “Eso, eso no puede estar errado”. ¿Ven?, ahí lo tienen.
188 Cuando Elías había cerrado los cielos, para que no lloviera por tres años, Elías hizo eso: “Que no llueva por tres años y seis meses”, y él inclinó el rostro entre sus rodillitas flacas. Probablemente, si él hubiera venido a su puerta esta mañana, Ud. lo hubiera echado. La cabeza toda peluda como no sé qué, envuelto en un pedazo de piel de oveja así, y con una vasija de aceite y una vara, y aquí venía, esa cabeza calva brillando. Él se acomodó allí, se arrodilló, con la cabeza entre las rodillas, y oró: “Dios, el problema ya está resuelto ahora. Israel se ha arrepentido. Ven, Señor, y envíales lluvia”.
189 Como aquella mujer el otro día, cuando el pecado fue confesado, yo dije: “Satanás, ya no puedes retenerla”. No, señor. Así es.
190 “Ven, Señor. Muy bien, el problema ha desaparecido”. Él oró seis veces, se arrodilló de nuevo. Eso no lo detuvo, él siguió orando. Así es. Luego, después de un rato, Giezi sube, su siervo, mira. Y él regresó, y dijo: “¡Oh, veo una pequeña nube como del tamaño de la mano de un hombre!”.
191 Pues, los cielos, no había llovido en tres años y seis meses. ¡Bronce! El bronce habla de juicio Divino, el altar de bronce, juicio sobre la nación que había olvidado a Dios, cielos de bronce. Desearía que tuviéramos tiempo para entrar en eso. Entonces, la incredulidad habría tomado eso y lo habría desechado: “¡Pues, si eso es todo lo que Tú puedes enviarme!”. Sí.
192 Pero ¿qué vio Elías cuando vio girar la primera rueda? ¡Oh, vaya! Él dijo: “Oigo el sonido de una gran lluvia”. Una nube no más grande que esa, ¿qué podría hacer para regar una nación? Pues, si la nube es tan… Hace tanto calor en esos cielos que se habría, “Fiu” vaporizado, el vapor se habría esfumado así. Pero tan pronto como Elías vio la primera señal, el primer movimiento más diminuto, él dijo: “Oigo el sonido de una gran lluvia”, cuando solo era una nube así de grande.
193 Hermano, yo creo, el… ahora mismo en este minuto, que el poder del Espíritu Santo que está en este cuarto para calmar a cada persona enferma que hay, que Ud. al sentir la nube del tamaño de la mano de un hombre, grite y clame: “Yo oigo el sonido de una sanidad perfecta”. Dios tiene que hacerlo.
194 Si Uds. lo rechazan y dicen: “Bueno, no recibí nada”, entonces morirán, las olas calientes del infierno y la duda lo harán desaparecer de su alma.
195 Pero cuando Ud. recibe ese pequeño grano de Simiente, párese en Aquello. Eso no es como la roca de Gibraltar. Es como la Roca de la Eternidad. Párese allí y Ud. sentirá el sonido de una gran lluvia. Ud. es hijo de Dios. Satanás es el que le ha puesto esa aflicción. Y ¿saben qué? Y Cristo ya los ha sanado a cada uno de Uds.
196 Un pecador viene al altar y dice: “Hermano Branham, yo, sí, yo quiero que Ud. ore por mí. Yo—yo quiero portarme bien, pero es que… Ud. ore por mí”, y regresa a su asiento.
197 A la noche siguiente, digo: “¿Cuántos quieren ser salvos?”. Allí él se pone de pie. “¿Quiere ser salvo, joven?”.
“Sí, señor”.
“Bueno, ¿por qué no logra ser salvo?”.
“No lo sé”.
198 Dije: “Ud. solo está…”. El diablo tiene atado a ese muchacho. Eso es todo. Él quiere hacer lo correcto, pero hay un espíritu, un poder que no le permite estar bien.
199 ¡Ahora, aleluya, ahí está! Con razón… Dios nunca permitiría que un verdadero hombre de Dios diga que él puede sanar a alguien. Cristo hizo eso cuando Él murió. Yo no podría salvar a nadie, ni nadie más puede salvar a nadie, excepto Dios.
200 Y Dios no puede salvarlo a Ud., porque Él ya lo ha hecho. Lo único que Ud. tiene que hacer es aceptar Eso. Ya está hecho. Yo no fui salvo hace veinte años; fui salvo hace mil novecientos años, pero hace veinte años yo lo recibí y lo acepté. Si no hubiera sido así, el primer pecado que cometí, Dios me hubiera borrado de la faz de la tierra; porque Él dijo que lo haría, y Él tiene que cumplir Su promesa. Yo fui sanado hace mil novecientos años, pero tengo que aceptarlo.
201 Y lo único que me impidió ser salvo cuando tenía doce años, fue porque un espíritu estaba sobre mí, un diablo, diciendo: “Espera un poco más”. Por eso es que Ud. no fue salvo cuando llegó a la edad de responsabilidad. Un espíritu, Ud. entró a un grupo, y eso estaba sobre Ud. y permaneció sobre Ud.; Ud. quería hacer lo correcto. No hay un hombre en su sano juicio que no quiera hacer lo correcto, pero hay algo que no le permite hacer lo correcto. ¿Verdad? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Ese es el diablo. ¡Aleluya! Cristo pagó su sanidad y su salvación.
202 Ahora aquí está. ¡Atentos a esto! Él comisionó a Su Iglesia para echar a esos demonios fuera. Ahí lo tienen. “En Mi Nombre echarán fuera demonios. Ud. no va a sanar a nadie, pero Ud. va a echar al diablo fuera de ellos para que puedan aceptar la sanidad que Yo ya he hecho”. Así es.
203 Predicadores se pararon en la plataforma y predicaron el Evangelio, los demonios se dispersaron. El hombre viene al altar, bajo convicción, dice: “Yo quiero ser salvo”. Él no salvó al hombre; él echó fuera al diablo, así es, y el hombre fue salvo. Él vino y aceptó su salvación.
204 Lo mismo con la sanidad Divina. Uds. personas enfermas aquí en esta mañana, crean eso, y que han nacido de nuevo, y son hijos e hijas de Dios, Cristo ya los ha sanado. Lo único que les impide estar bien esta mañana es un espíritu que está sobre Uds. que no les permite ir más allá y creer la promesa de Dios de que Él ya lo ha hecho. Así es.
205 Ahora, esa es mi comisión. Eso es lo que Dios me dio, es lo que Él le da a cada predicador del Evangelio que cree: el poder y la autoridad para desatar de ese espíritu. Yo creo con todo mi corazón que todo poder demoníaco que está aquí en este minuto ya está roto. Lo creo. Yo creo que cada persona enferma aquí, ahora mismo se siente muy diferente. Si es así, levanten la mano, Uds. que estaban enfermos. Vean allí. ¿Qué les sucedió a Uds.? Ese diablo se ha apartado de Uds.; él tiene que hacerlo. “La fe viene por el oír, el oír la Palabra”. Jesucristo murió por Uds.
206 Uds. pueden ser sanos ahora mismo, para cumplir con esa comisión. Uds. que están enfermos aquí en esta mañana, o que han, o que entraron aquí así; mientras ese Espíritu está sobre Uds., mientras sienten el Espíritu de Dios… Se hace, ¡oh!, lo siento, sobrepasé el tiempo. Todos Uds. que están enfermos, que estaban enfermos cuando entraron aquí, quiero que vengan aquí para que yo pueda cumplir mi comisión. Estoy obligado con mi Señor.
207 Y mis declaraciones, como un Ángel Divino me apareció en mi nacimiento, y me comisionó a los doce años, y me envió aquí hace unos años, y dijo estas cosas, y es indiscutible alrededor del mundo. Demonios y—y los impíos, y escépticos y agnósticos, y—y modernistas y comunistas, y todo lo demás, lo han atacado diciendo que aquello era; algunos de ellos dijeron: “Espiritismo”. Algunos de ellos dijeron: “Es obra de demonios”. Y el otro dijo: “Es una—es una telepatía mental”. Y cada vez que ellos se levantaron, el Dios Todopoderoso se paró delante mí y conquistó. Así es. Llévenlo a cualquier lugar que quieran, a cualquier nación que quieran. En cada nación en la que he entrado, casi en cada ciudad, he tenido que pelear contra esa cosa; dicen: “Es telepatía mental”.
208 Yo decía: “Sáquenlos a todos, los que piensan que es telepatía mental; saquen a todos los que saben algo de mí. Tráiganme al paciente”.
Dijeron: “Eso es espiritismo”.
209 Yo digo: “Entonces si yo, por medio del espiritismo estoy ganando almas para Jesucristo y conquistando demonios, ¿qué está haciendo Ud. con lo que Ud. tiene? ‘Juzgad por sus frutos’ dijo Jesús, ‘vosotros los conoceréis’. ¿Han visto alguna vez a un espiritista echando fuera demonios? Nunca lo verán. Así es”. Yo dije: “Jesús dijo: ‘Por sus frutos los conoceréis’”. Yo dije: “En los últimos años, por la gracia de Dios, he ganado trescientas cincuenta mil almas para Cristo. ¿Qué ha hecho Ud.?”.
210 Un hombre se encontró conmigo aquí y dijo que cierta mujer le dijo que yo era un—era un diablo, y toda mi obra era hecha por el diablo. Ellos se separaron aquí de la iglesia, y consiguieron a un montón que se salieran con ellos, de esa manera.
211 Yo dije: “¿Qué han hecho Uds.? Muéstrenme el fruto. Ella comenzó allá, y Dios la desarraigó. Él dijo: ‘Toda rama que vuestro… que no plantó nuestro Padre Celestial, será desarraigada’”.
212 Cuando construí ese tabernáculo en la esquina, y me arrodillé aquí en un montón de hierbas velo de novia y hierbas de caballo aquí, y aquí mismo donde está este púlpito en esta mañana, cuando era un pantano, Dios dijo: “Yo lo bendeciré”.
Aquí se pararon falsos profetas, diciendo: “Vi automóviles entrando y saliendo. Y vi las piedras cayéndose una detrás de la otra”. Eso fue hace veinte años, y hoy todavía sigue navegando, y seguirá navegando, porque fue edificado aquí con sudor y lágrimas de oración y la promesa de Dios. Va a prevalecer.
“Sobre esta roca edificaré Mi Iglesia, las puertas del Hades no prevalecerán contra Ella”. Ahí lo tienen. Sí, señor. No le presten atención a lo que dicen. He aprendido mi lección de escuchar a personas que no saben de lo que están hablando. Yo le escucho a una Persona, y ese es el Dios Todopoderoso. Jesús dijo: “De ahora en adelante pedid en Mi Nombre, pedid al Padre en Mi Nombre, y lo recibiréis”. Yo lo creo.
213 Una vez en Harlingen, Texas. Yo… esto—esto es de lo que estaba tratando de escapar; me está quemando el corazón. Ellos llegaron allá, y lo anoté en mi, no, está en mi librito de notas, de cosas. Dijeron que yo era un… el FBI estaba allí para desenmascararme, que yo era un—un—un diablo. Y unos ministros, un grupo de ellos allá en algún lugar allá arriba de Houston, diré el nombre del lugar en un minuto; publicaron una gran cantidad de panfletos y los repartieron por todas partes, sobre eso, así, por el auditorio, y decía allí que yo era Simón el mago, echando fuera demonios como Simón el mago, brujería.
214 Así que, esa noche allí, un par de muchachas habían sido sanadas allá, y vinieron llorando y todo eso, dijeron: “Bueno, Ud. debería… Yo dije… Ellas dijeron que se iban a casa, tenían miedo. Dijeron: ‘El FBI lo detendrá, Hermano Branham’. Y esta muchacha volvió a sus cabales cuando Ud. vio esa visión sobre ella”. Y yo… Él dijo: “Yo—yo obré mal. Puede ser que yo causé el problema”.
215 Yo dije: “¡Oh, Ud. tiene miedo!”. Dije: “Ud. ha visto a Dios el Sanador, ¿verdad?”. Yo dije: “Obsérvelo a Él como Guerrero. Obsérvelo en batalla, vea lo grande que Él es. ¡Vea cuán grande es Dios como Guerrero en batalla!”.
216 Esa noche salí, dije: “Todos en esta, aquí en mi campaña, el Sr. Baxter, mi hermano, y las dos jóvenes que fueron sanadas, y las que el ministro dijo hoy que estaban incluidas con ellas, quiero que salgan del edificio”. Salieron del edificio. Yo dije: “Ahora, tengo aquí un pedazo de papel que el encargado del auditorio fue a quitar miles de ellos de los automóviles, contrató a unos muchachitos mexicanos para que fueran a quitarlos”. Yo dije: “Tengo aquí en esta noche un papelito que dice que yo soy Simón el mago y voy a ser desenmascarado aquí por el FBI esta noche”.
217 Yo dije: “Muy bien, FBI, estoy en la plataforma en el Nombre del Señor Jesucristo; vengan ahora a la plataforma y expónganme”. Yo dije: “Si estoy haciendo algo fuera de la Biblia del Dios Todopoderoso, vengan aquí y desenmascárenme”. Yo dije: “¿Dónde están?”. Había miles de personas allí sentadas y todos llorando. Yo dije: “Estoy esperando al FBI; según su papel aquí, Uds. iban a desenmascararme esta noche”. Entonces esperé unos minutos, y sentí a ese espíritu que salía, yo dije: “No fue el FBI; yo no soy un criminal”. Yo dije: “Cada vez que un agente del FBI venía a mi reunión, ellos—ellos eran salvos; el jefe de ellos fue salvo en mi reunión, el capitán Al Farrar”. Yo dije, y, ¡oh!, dije: “El FBI no hace algo así”.
218 Yo dije: “Se trata de dos predicadores descarriados”. Yo miré, y suspendida allí, había una gran cosa negra suspendida sobre la congregación. La vi moverse hacia arriba así hacia el segundo balcón. Yo dije: “Justo allí, sentados, uno con un traje blanco y uno con un traje gris”. Y se agacharon así.
219 Yo dije: “¡No se agachen! Creí que Uds. iban a desenmascararme; parecían ser otras personas”. Yo dije: “Uds. son un par de predicadores descarriados. Uds. no tienen ninguna afiliación a eso”. Y dije: “Ahora, si yo soy Simón el mago, y echo fuera demonios con brujería, como Uds. dicen de mí, y Uds. son santos y justos en Dios, bajen aquí a la plataforma. Si yo soy Simón el mago, caeré muerto; si Uds. son Simón, si Uds. son los que están errados, Uds. caerán muertos. Bajen ahora, veremos quién tiene la razón”. Así es, les hice un reto. Ellos mantuvieron la cabeza inclinada. Yo dije: “No agachen la cabeza así”.
220 Yo dije: “Ahora, Uds. personas, Uds. ven quién está en lo correcto y quién está errado. Ellos tienen miedo”. Y ellos salieron por allá arriba, lo más rápido que pudieron. Yo dije: “¡Oh, veo que se van! Quizás vienen para acá abajo”. Salieron del edificio lo más rápido que pudieron, bajando las escaleras. Me quedé allí y esperé. Yo dije: “Ahora veremos; que vengan a la plataforma; que Dios muestre quién es quién”. Así es. Yo dije: “Si soy falso, entonces Dios mostrará que es falso. Si estoy en lo correcto, Dios siempre testificará de lo correcto”.
221 Como sucedió en Houston cuando ese predicador bautista dijo que yo era un demonio y todo eso, y Uds. vieron lo que sucedió cuando el Ángel del Señor descendió.
222 Ahora, ¿saben lo que sucedió? No los volvimos a ver. Esa noche allá el Señor dio una victoria de la que todavía se habla en Harlingen. ¿Ven? “Yo Jehová La planté; Yo la regaré día y noche, para que no la arrebaten de Mi mano”.
Vengan ahora, muchachos, ¿pueden ir al piano rápidamente?
223 Que los enfermos, o el que esté enfermo, se acerque al altar rápidamente ahora. Solo nos quedan como diez minutos aquí, y los vamos a liberar de todo poder demoníaco que los rodea, en el Nombre del Señor Jesús: “Yo les doy Mi Nombre y autoridad”.
224 [Cinta en blanco.—Ed.]…Intento esto porque creo que Dios me está ordenando hacerlo. Yo lo creo. ¡Si tan solo puedo hacer que el pueblo lo crea! Entonces si esto no tiene éxito, entonces yo creo que el Señor… Tengo un vellón delante de Él, regresaré directamente con la visión, solo una o dos o tres, o lo que sea que pueda alcanzar en una noche.
225 Uds. han estado en mis reuniones, cada uno de Uds., no han visto una de esas ocasiones que no acertara perfectamente. Le dirá dónde está su pecado; eso es lo único que puede hacer. La sanidad ya es suya. Lo único que es, entonces, es pecado; quizás algo que Ud. está haciendo en su vida que no es correcto, o algún—algún demonio que se ha apoderado de Ud. que no le permitirá creer. Ahora, Uds. saben, si no es así, Jesús dijo algo errado. “Todo es posible para el que cree”. ¿Correcto? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Entonces depende de Ud.; no de Dios.
226 Si yo dijera aquí, si dijera: “Aquí está, si lo quiere, necesita un billete de un dólar”. Creo que tengo uno. Muy bien, si hay un billete de un dólar que ya está provisto para el hombre necesitado. Si es así, es suyo si Ud. viene a buscarlo. Yo no tengo que hacer nada más al respecto, yo lo puse allí. ¿Correcto? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.]
227 Pues, Jesús, cuando murió, Él lo sanó a Ud. “Él fue herido por sus rebeliones, por Su llaga fueron Uds. curados”, tiempo pasado. Ahora depende de Uds. Vengan a buscarlo, es de Uds. Yo creo: “En Mi Nombre echarán fuera demonios”. Yo creo eso. Él me ha permitido hacerlo antes, y yo creo que Él me permitirá hacerlo en esta mañana. ¿Lo creen Uds.? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.]
228 Muy bien, dejen que el extremo de aquí se mueva por este lado, todos Uds. allá abajo, para que yo pueda orar; y a medida que oro y echo fuera el espíritu maligno, entonces las personas pueden volver a sus asientos alrededor de esa pared. Por favor, hermanos, muévanse por este lado.
229 Ahora miren aquí. ¿De qué sirve jugar y creer algo a medias?
230 ¿Dónde está esa señora que estaba en la silla de ruedas? Ud., señora. ¿Qué, de qué sirve estar sentada allí? Jesucristo le ha sanado. Seguro, Él lo hizo.
231 Lo vi guiar a una—una mujer hace un momento. Creo que es el hombre que está de pie aquí dirigiendo, quizás su esposa allí, ella está lisiada o algo así. Señora, no hay necesidad de que Ud. esté en esa condición.
232 Una señora dijo que tenía una niña aquí, una pequeña, y tenía algún problema, y toda clase de enfermedades y cosas, sordos, mudos y ciegos, lo que sea. No hay necesidad de seguir con eso.
Inclinemos nuestros rostros. Quiero que Uds. crean.
233 ¡Oh, Dios!, nuestro Padre Celestial, vengo a Ti en esta mañana como Tu siervo. Señor, he predicado la Palabra. Es Tu Palabra, no la mía. Y yo sé que Tú estás aquí para sanar a las personas y restaurarlas. Yo creo que Tú lo harás, amado Dios. Y te pido que tengas misericordia. Señor, sabemos que estas visiones, lo único que pueden hacer es revelar los pecados del pueblo. Pero, Señor Dios, que el Espíritu Santo haga eso ahora mismo. Que Él revele en cada corazón el impedimento. Si hay algún pecado en sus vidas, entonces que sea perdonado ahora mismo, Señor, oro en el Nombre de Jesucristo. Y que estos, el grupo aquí hoy, sean como los de la otra noche, que haya una liberación perfecta en cada uno de ellos. Que ellos sean sanados en esta mañana, y regresen el miércoles por la noche contentos, gritando y regocijándose. Concédelo, Padre.
234 Ahora, con la autoridad de Tu Palabra, procedo a echar fuera demonios, para cumplir Tu Palabra, en el Nombre de Jesucristo.
235 Ahora, Satanás, sé que mantienes atadas a estas personas, una cosa oscura, tenebrosa y horrible está sobre ellas, diciendo: “Bueno, lo intentaré”. ¡Pero quiero hablar contigo! Yo me paro en el lugar de ellos, entre ellos y Dios, en esta mañana. Me paro como un siervo del—del Dios Todopoderoso. Mis pecados han desaparecido, por la Sangre de Jesucristo, por la fe Divina que tengo en Él como el Hijo de Dios. Y yo reclamo, y la Biblia reclama primero, y hablo conforme a la Biblia, que Él destruyó todo poder que alguna vez tuviste, en el Calvario. Y la Biblia afirma que Sus discípulos deben llevar esta comisión que Él tuvo aquí en la tierra, hasta el fin de la edad. Y yo soy Su discípulo, por tanto, en esta mañana vengo como representante, un representante de Jesucristo, en Sus acciones. Soy enviado en Su lugar. Y cada vez que yo llame a la persona, tu poder se romperá, y la persona será libre y saldrá de aquí y se recuperará. Yo te reto en el Nombre, el Nombre de Jesucristo, por medio de Su Sangre, yo me paro. Y sal de toda persona sobre la que yo ponga mis manos. No en mi santidad, no en mi nombre, porque mi nombre no es nada para ti; mi santidad no es nada, no tengo. Y no reconocerás mi nombre, pero sí reconocerás a “Jesús”, y tú vas a salir. A tí te hablo. Voy ahora en un reto. Y si tratas de sujetar a cualquiera de estas personas, que la maldición de Dios caiga sobre ti. Que salgas, quita tu mano de estos Cristianos. Tu mano sucia que enferma, afligiendo y paralizando y enfermando a estas personas, y trayéndoles enfermedades, quita tu mano, en el Nombre de Jesucristo.
236 [Cinta en blanco.—Ed.]… Nombre de Jesucristo el Hijo de Dios, Yo le pido que se levante en el… Su Nombre, yendo a casa perfectamente bien, para glorificar a Dios. ¡Levántense! Y las personas pueden levantar sus rostros. [El Hermano Branham y la congregación alaban grandemente a Dios. Cinta en blanco.]
237 Dios Todopoderoso, Autor de la Vida Eterna, Dador de toda buena dádiva, envía Tus bendiciones sobre este hombre que está de pie aquí, sabiendo que esta es la única oportunidad en su vida de volver a ser un hombre normal. Con sus caderas y extremidades todas en esta condición, sobre estas muletas con las que él ha caminado. Él quiere regresar a su hogar a testificar para la gloria de Dios; condujo muchas millas para llegar aquí. Y, Padre, te pido que esta sea la hora en que él diga en su corazón: “Si otros pueden, yo también puedo. Y Tú moriste por mí, para liberar, al igual que lo hiciste por otros”. Concédelo, Padre.
238 Por lo tanto, tú, demonio que lisiaste su cuerpo, vengo en el reto de la fe contra ti, para desafiarte en este duelo. Te conjuro por Jesús, el Hijo de Dios, sal del hombre.
239 Sean reverentes en todas partes. Eso tiene atado al hermano. Ahora, un momento, no es de su… No se inquieten, amigos. La Presencia del Señor está cerca. Solo sean tan reverentes como puedan, adentro y afuera. El pobre ha venido aquí, y él nunca caminará más sin muletas si Dios no lo ayuda ahora. Esto será… Él vino aquí, él estará peor que nunca si no es sanado. Probablemente tendrán que sacarlo cargado si no es sanado. Porque, Satanás, si puede encontrar suficiente poder para quebrantarlo, lo quebrantará si puede. Así que ahora o él lo quebrantará, o Dios lo liberará y lo sanará perfectamente. Ahora, todos, ¿cuántos aquí creen que Dios me envió para liberar a este hombre en esta noche por medio de Su Hijo, Cristo Jesús? [La congregación dice: “Amén”.—Ed.] Muy bien. Ahora solo sean muy reverentes, mantengan sus rostros inclinados.
240 Créalo con todo su corazón, señor. Crea que va a tomar estas viejas muletas y las va a tirar en el carro y se va a ir a casa, y se las va a poner al hombro mañana y va a caminar por las calles de su ciudad, testificando en favor de Dios. Ud. no ha… La vida que le queda, hermano, entréguela para la gloria de Dios. Ud. le va a servir a Él, ¿Le servirá? De todas maneras, Ud. ha estado pensando en eso recientemente (¿no es así?), ha estado pensando en un caminar más cercano. El otro día, Ud. dijo: “Si yo… Dios me sanara, yo caminaría más cerca de Él”. Así es. Ud. dijo eso.
241 Luego, otra cosa, cuando Ud. estaba… Veo que hace poco estaba en un automóvil, y Ud. estaba hablando con alguien acerca de esas cosas. Había un hombre sentado en el asiento delantero, Ud. estaba sentado en la parte de atrás. ¿Es verdad? Ud. venía por una carretera, pasando por un pequeño cerro, girando a la derecha, cuando estaba hablando de eso. ¿Es la verdad? No estoy leyendo su mente, señor. Eso es Dios ahora. Y ahora Ud. comienza a sentir de lo que estoy hablando. Ahora es el momento de su liberación.
242 Dios Todopoderoso, ahora mientras el poder de Tu Presencia está aquí, parado aquí para liberar a este hombre, ¡oh, Dios Eterno, Autor de la Vida!, envía Tus bendiciones sobre él, mientras yo lo bendigo en el Nombre de Tu Hijo. Concédelo, Señor, por Jesucristo.
243 Tú, demonio que has lisiado a este hombre, mi hermano, él ha hecho su confesión. Sus secretos han sido dichos. Él está aquí ahora para caminar. Tú no puedes retenerlo por más tiempo; él quiere glorificar a Dios. Yo vengo en un reto contra ti. En el Nombre de Jesucristo, por un don de sanidad que me ministró un Ángel, te conjuro por Jesús el Hijo de Dios, sal de él.
Allí, se va. Mantengan sus rostros inclinados, en todas partes.

 

El Mensaje del Atardecer